La amistad muchas veces es un espejo en donde se mira la envidia que con el tiempo aflora y da pábulo a toda clase de desalmados rumores. No se puede dejar que la maldad muerda el corazón sino ser generoso sabiendo a quien se da para no echar leña al fuego. El fuego del hogar alumbra a todo el que nace, pero el soplo variante de los vientos que lo van a cornear puede ser como el cable que amarra la barca y la pone al amparo de la zozobra, o zarandearla a su antojo. En unas horas, los cereales, las patatas, pueden crecer una cuarta y los frutos madurar o puede el fuego o un pedrisco hacerlo todo ceniza. Un mal paso puede engendrar pasos desgraciados, y una buena suerte puede ser el origen de una desgracia para la casa, por eso hay que estar prevenidos tanto del exceso como del defecto. La vida es una mezcla de gozos y tormentos, de alegrías y tristezas. Los humanos se ensañan con el que cae con la misma facilidad que se convierten en perros guardianes de las huellas del que triunfa.