Todo empieza a estar otra vez en silencio y cerrado. Todo empieza a estar en silencio, a estar cerrado, y a dar la impresión de penetrar de nuevo en un mundo desconocido y abandonado. Se apagan las impetuosas tardes, llegan las horas amorfas con su fatigoso transcurrir que nos entierran en un baile con niebla y borran el mundo que durante un tiempo soñamos eterno con quienes estaban de paso. De entre las casas vacías brotan personajes que habitaban los cuentos que escuchamos al amor del fuego cuando niños de boca de los más viejos del lugar. Musitando jaculatorias y farfullando blasfemias ininteligibles, vuelven a su país natal siguiendo senderos sinuosos buscando la luz