Cosas del tiempo

Durante un viaje de Madrid a Orense, dos españoles y dos italianas conversaron de esta guisa: Cuando mi abuela, siendo ya mayor, fue por primera vez a Barcelona, preguntó a su hija, mi madre que trabajaba en la Ciudad Condal y la andaba enseñando la ciudad: ¿En donde va a comer toda esta gente?, contó un español.  Mi abuelo, que vivía en un pueblecito de la Umbría, la primera vez que fue a visitar a mi padre que vivía en Roma, al bajarse del tren le preguntó: ¿Hijo, en dónde y qué va a hacer toda esta gente que anda de un lado para otro?, contó una italiana.  Yo mismo, salí por primera vez del pueblo para ir a coger el autobús, que pasaba once kilómetros de casa, para ir a la ciudad, al ver tanta gente que llegaba o se iba, pregunté a mi padre: ¿Por qué no hacemos nosotros lo que vienen a hacer ellos aquí, y no hacen ellos lo que vamos a hacer nosotros a su pueblo?, contó el otro español, que debía frisar en los ochenta.  La otra italiana dijo: ¿Por qué no vas a trabajar el campo yermo?, me preguntó mi padre cuando le dije que iríamos a hacer el Camino de Santiago.  

Volver arriba