La parranda

Una cosa es respetar y apoyar las varias lenguas de España y otra convertirlas en una fuente de gastos innecesarios, de trapicheos y juguetes para goce y disfrute de políticos. El apoyo a las lenguas nacionales no puede convertirse en una fuente de despilfarro injustificable  de dinero público necesario para otros menesteres. Este guirigay de las lenguas es una escena más de la representación que hacen en el Parlamento. Algunos de los que, airados, exigen que en el Parlamento se usen todas las lenguas de España, en su vida privada, hablan el castellano. Aquellos a quienes elegimos para que solucionaran nuestros problemas no hacen más que crear problemas que solo son problemas para los que los crean. Esto de las lenguas es una manifestación palmaria de la parranda en que los políticos han convertido la política. Los nacionalistas podrán decir: si se habla una lengua sola en el Parlamento que sea el catalán, o el gallego o el vasco. Una petición de necios porque la única lengua común a todos es el castellano. 

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