Un mito africano que se puede leer en “La ruina de Kasch” de Calasso dice que unos sacerdotes que podrían haber adivinado el día en que el rey iba a ser asesinado leyendo el curso de los astros, se despistaron colgados de la boca de un narrador de cuentos y se les pasó observar los astros y prevenir al rey de la proximidad de su muerte. En “Las mil y una noche” y en el “Decamerón” el relato juega con la muerte y produce un cierto desplazamiento y una exoneración momentánea de la misma. Los políticos, seguramente sin haber leído ninguno de los cuentos mencionados, lo saben y por eso dan tanta importancia al relato. En la intención de los políticos no está ceñir el relato a la realidad, sino que la gente se haga una idea de la realidad siguiendo su relato. Con el relato, distraen a los ciudadanos que, al menos por momentos, se olvidan de sus derechos y hasta de sus necesidades más perentorias y discuten entre ellos