La Xuntanza fue la ocasión para volver a ver gentes que no veíamos desde el año pasado o más tiempo, recordar nombres olvidados, y tal vez echar hacia el pasado una mirada con un deje de tristeza y añoranza, sabrosa, llena de sentimientos, algunos, encontrados. Tal vez no haya nada más denso que esos momentos de alegría, añoranza y tristeza mezclada, de tal manera imbricadas, que cada una forma parte de las otras y las otras de cada una. Momentos apetitosos, sanos, consistentes y naturales que hicieron brotar r lágrimas y sonrisas. Como la vida misma que por momentos se agita y por momentos es tranquila como el agua de un estanque sin brisa por la que nos deslizamos como una pesada barcaza.