El también filósofo y profesor de la Universidad Pontificia Comillas incide en que «la violencia sexual, a menores y no solo a menores», requiere «una corrección, un intento de auxilio a las víctimas» que sea «lo más rápido y efectivo posible». Y aunque en Repara se recibe a víctimas de cualquier entorno, asevera, es especialmente necesario cuando «dentro de la Iglesia católica se dan ese tipo de fenómenos», algo que «contradice por completo la identidad de la Iglesia, la identidad de cualquier cristiano».
En este sentido, la coordinadora técnica de atención Lidia Troya subraya que lo fundamental para las víctimas es «que se las crea»; «no buscan generar escándalo» y «muchas veces ni siquiera nos dicen el nombre del abusador». Llegan al proyecto, según detalla, sometidas a «una gran soledad», a «un silencio terrible», después de haberse encontrado «mucha incomprensión», incluso en el entorno eclesial y familiar.
El Proyecto Repara, que en enero hizo balance de su primer año en funcionamiento, cuenta con dos áreas:una de atención y otra de formación y prevención. Dentro de la primera, tal y como remarca Troya, el «servicio más demandado» es el de atención terapéutica y psicológica, aunque también hay asesoramiento jurídico tanto civil como canónico, y acompañamiento espiritual.
Más información en la web de Repara