Tras Madrid, Barcelona o Sevilla, Francisco sigue recibiendo a futuros aspirantes a sacerdotes en España El Papa llega, con los seminaristas de Burgos, a la "España vaciada"
Francisco recibió hoy sábado a la comunidad del Seminario de Burgos en España. Les aconsejó que se preparen para llenar los corazones de Dios, caminando de dos en dos, llevando a Dios a las tierras vaciadas. Abandonarse con confianza a Dios. Que se desprendan de las falsas seguridades humanas.
| Patricia Ynestroza
(Vatican News).- El Papa, al recibir al seminario de la ciudad española de Burgos, les expresó su alegría al ver en la comunidad un “mosaico de razas, culturas, edades que se han encontrado para responder juntos a la llamada de Jesús al sacerdocio ministerial".
Y que han escogido el seminario de Burgos, que ya ha visitado el Papa, y que es un lugar del mundo que tal vez, les dijo, para muchos fuese impensable; una tierra rica de historia y tradición, de gentes recias “por el clima y las costumbres”, pero que ahora ustedes definen como “la España vaciada”.
Tierras vaciadas: llenarlas de Dios
Sobre este término que le refirieron al Papa, les dijo que reflexionando sobre la razón por la que Dios les ha traído al lugar donde están, la reflexión puede partir del pasaje de san Lucas en el que Jesús envía a sus discípulos «a donde pensaba ir Él» (Lc 10,1).
“Es un buen criterio de discernimiento y de examen, pues lo podemos traducir a nuestra realidad, con unas simples palabras: “Jesús me quiere en esta tierra vaciada para llenarla de Dios”, es decir, para que lo haga presente entre mis hermanos, para que construya comunidad, construya Iglesia, Pueblo”
Caminar de dos en dos
Y este propósito les dijo Francisco, se realiza siendo un grupo heterogéneo que sabe de acogida y de enriquecimiento mutuo. Sin caridad a Dios y a los hermanos, sin caminar de “dos en dos” —como sigue diciendo el evangelista— no podemos llevar a Dios.
Manifestarle a Dios una disponibilidad absoluta, les manifestó, “rogándole” que nos “envíe” a nosotros, aunque parezcamos poco ante un trabajo —la mies— tan grande. Después de la actitud de abandono y confianza, que el vacío sólo se haga en nuestro corazón para acoger a Dios y al hermano. Y les aconsejó que se desprendan de las falsas seguridades humanas.
“Tener a Dios en nosotros nos llena de paz, una paz que podemos comunicar, que podemos llevar a todos los pueblos y ciudades, desear para cada hogar. De ese modo llenarán con su luz los campos que ahora parecen yermos, fecundándolos de esperanza”
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