La decisión se tomará al mediodía y la proclamación de la excomunión podría ser inminente Roma urge al arzobispo de Burgos, Mario Iceta, a excomulgar cuanto antes a las clarisas cismáticas
Dolió especialmente, tanto en la curia romana como en la burgalesa, el fondo y la forma del último comunicado, al que califican de altivo y hasta agresivo contra la institución que, hasta hace poco, decían que era su madre querida, por la que estaban dispuestas a dar incluso la vida
En Roma consideran que el comisario pontificio está teniendo demasiada paciencia
Los monasterios (Belorado y Derio) seguirían siendo propiedad de las otras seis u ocho monjas, que no firmaron el manifiesto ni quieren salir de la Iglesia
Así se lo han confesado dos sobrinos de dos de las monjas mayores le a la jerarquía burgalesa: “Nuestras tías quieren seguir en la Iglesia. Por nada del mundo quieren romper con ella y dicen que están comunión con el arzobispo”
Los monasterios (Belorado y Derio) seguirían siendo propiedad de las otras seis u ocho monjas, que no firmaron el manifiesto ni quieren salir de la Iglesia
Así se lo han confesado dos sobrinos de dos de las monjas mayores le a la jerarquía burgalesa: “Nuestras tías quieren seguir en la Iglesia. Por nada del mundo quieren romper con ella y dicen que están comunión con el arzobispo”
Indignación y pena. Como una bomba ha caído en Burgos y en Roma el último comunicado de las monjas de Belorado, ratificándose en su opción cismática. Más indignación en Roma, preocupados por el desgaste que el caso de Belorado está produciendo en la Iglesia a nivel mundial. Más pena en Burgos, donde el comisario pontificio, monseñor Iceta, albergaba una cierta esperanza de poder reconducir la situación y solucionar el caso.
Dolió especialmente, tanto en la curia romana como en la burgalesa, el fondo y la forma del último comunicado, al que califican de altivo y hasta agresivo contra la institución que, hasta hace poco, decían que era su madre querida, por la que estaban dispuestas a dar incluso la vida.
Llamar ‘latrocinio” al Vaticano II o “farsa” a la excomunión, al tiempo que hablan de “obispos inválidos e ilícitos” son pronunciamientos que, procedentes de monjas de clausura, cuesta mucho entender y digerir en instancias romanas.
Por eso, desde el dicasterio de la Vida Consagrada, el Dicasterio de Doctrina de la Fe y la Secretaría de Estado están urgiendo al arzobispo de Burgos, Mario Iceta, a excomulgar cuanto antes a las clarisas cismáticas. Consideran que el comisario pontificio está teniendo demasiada paciencia.
Este sábado, a medida mañana, Roma y Burgos decidirán el día en el que se va a proclamar la excomunión, que podría ser incluso este mismo fin de semana. Y, si por cuestiones de procedimiento no pudiese proclamarse este fin de semana, se haría en los primeros días de la próxima semana. Es decir, sin prisa y sin hacer sangre, pero sin pausa.
De ahí que, en la curia burgalesa, crean que es un sinsentido que, tras empecinarse en el cisma, las monjas hayan contratado a tres abogados para negociar una solución “pacífica y extrajudicial” con el arzobispado burgalés. Y repiten que, desde la proclamación de la excomunión, dejarán de ser monjas católicas y pasarán a ser okupas de un monasterio que no les pertenece.
Porque el o los monasterios (Belorado y Derio) seguirían siendo propiedad de las otras seis u ocho monjas, que no firmaron el manifiesto ni quieren salir de la Iglesia. Se trata de las cinco monjas mayores que siguen viviendo en el monasterio, de Sor Amparo, la clarisa que salió del monasterio para no pertenecer a una secta, pero siegue incardinada en él, y de otras dos monjas, a las que hace un tiempo la ex abadesa invitó a marcharse, porque ya no compartían sus decisiones, pero que siguen también incardinadas en el monasterio de Belorado.
El comisario pontificio está especialmente preocupado por las hermanas mayores. No tanto por sus cuidados físicos, sino porque se tomó la decisión del cisma sin celebrar un capítulo, sin que firmasen el manifiesto cismático y a las que se las está violentando espiritualmente.
De hecho, así se lo han confesado dos sobrinos de dos de las monjas mayores le a la jerarquía burgalesa: “Nuestras tías quieren seguir en la Iglesia. Por nada del mundo quieren romper con ella y dicen que están comunión con el arzobispo”.
Por eso, en la Iglesia burgalesa, sorprende que los familiares de las 10 monjas firmantes del documento cismático no hagan más presión sobre ellas, teniendo en cuenta que algunas proceden de familias neocatecumenales, de la parroquia de San Jorge de Madrid e, incluso, la madre de una de las monjas cismáticas trabaja en la Conferencia episcopal.
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