Osoro celebra la fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote El arzobispo de Madrid alerta contra la ideologización del sacerdocio
"Nunca ideologicéis el misterio sacerdotal; es la pérdida de lo más hondo y lo más profundo que tiene el misterio que el Señor nos ha regalado"
Acompañado por los obispos auxiliares de Madrid monseñor Jesús Vidal y monseñor José Cobo, el cardenal ha presidido una solemne Eucaristía en el monasterio de las Oblatas de Cristo Sacerdote
En la celebración, ha pedido a los religiosos un camino de cercanías porque "son esenciales y el estilo de Jesucristo". Ceranía con Dios, con el obispo, y también "entre vosotros; no habléis nunca mal de un hermano sacerdote", les ha pedido
En la celebración, ha pedido a los religiosos un camino de cercanías porque "son esenciales y el estilo de Jesucristo". Ceranía con Dios, con el obispo, y también "entre vosotros; no habléis nunca mal de un hermano sacerdote", les ha pedido
(Archimadrid).- «Nunca ideologicéis el misterio sacerdotal; es la pérdida de lo más hondo y lo más profundo que tiene el misterio que el Señor nos ha regalado». El arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, se ha dirigido con estas palabras a todos los sacerdotes en el día en que la Iglesia celebra la fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote. No es un «estos son míos y estos no», ha abundado, sino un «tuyos son […] todos los hombres, todos los que encuentres, estén donde estén». «Dios no tiene enemigos, tiene hijos, y por eso tú, que eres hijo, tienes hermanos», ha recordado.
Acompañado por los obispos auxiliares de Madrid monseñor Jesús Vidal y monseñor José Cobo, el cardenal Osoro ha presidido una solemne Eucaristía en el monasterio de las Oblatas de Cristo Sacerdote. Unas mujeres, ha puesto en valor, «que entregan la vida absolutamente para rezar por nosotros». Con un aforo restringido para mantener las medidas de seguridad, ante un grupo reducido de sacerdotes, el arzobispo se ha referido a la angustia que tenían los apóstoles tras la muerte de Cristo, que puede ser la misma que afecte a los sacerdotes de hoy en día. No solo por la pandemia, «también por las circunstancias que van apareciendo en nuestra vida o en la vida de la gente que está al lado nuestro».
Esto lleva a «encerrarnos en nosotros mismos» y a tener miedo, como tuvieron los apóstoles, a quienes se les sumaron los «remordimientos»: habían abandonado a Jesús, se sentían incapaces de la misión propuesta, «no se habían puesto en la verdad que Jesucristo les había entregado». Pero Jesús llega y les entrega la paz, que «no es que quita los problemas que hay en el mundo», sino que infunde confianza en el corazón. Igualmente hoy Jesús «nos da la paz del corazón y nos da el envío». «Es como si nos dijese esta mañana a todos nosotros: “Creo en vosotros”», y ante esto, «sentimos que Dios no nos condena, no nos humilla».
Junto a la paz de Cristo, él mismo da el Espíritu Santo, que «nos hace resurgir siempre» cuando «nos dejamos abrazar». Y en concreto se ha referido el cardenal al sacramento de la confesión, ese «gran abrazo que nos da el Señor». En él, «no estamos nosotros con nuestros pecados […], está Dios con su misericordia». «No nos confesamos para hundirnos –añadió–, sino para dejarnos levantar».
Hoy celebramos la fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote: rezad para que Él nos configure a los sacerdotes.
— Carlos Osoro Sierra (@cardenalosoro) May 27, 2021
Camino de cercanías
«¿Qué nos pide a los sacerdotes el Señor?», ha preguntado en voz alta el purpurado. Un camino de cercanías. Cercanía con Dios en la oración, en los sacramentos. Cercanía al obispo, respondiendo al mandato de la ordenación de ser «colaboradores del obispo». «Podrá gustarte más o menos, pero es tu padre», les ha dicho.
Cercanía también «entre vosotros; no habléis nunca mal de un hermano sacerdote» y «nunca, nunca, nunca, queridos hermanos, entremos en ese mundo del cotilleo, de la charlatanería», les ha pedido. «No caigamos en “este es de no sé qué, este es de no sé cuantos”… ¡Todos somos de Jesucristo!». Y en cuarto lugar, «la cercanía más importante, que para eso nos han ordenado: al pueblo de Dios». «Hemos sido elegidos y sacados del pueblo para volver al pueblo», ha subrayado.
Todas estas cercanías son esenciales «porque son el estilo de Jesucristo», que no es otro, ha asegurado el arzobispo de Madrid, que «la compasión y la ternura». «No somos funcionarios ni empresarios», estamos «aquí porque Jesús quiere regalar su presencia a los hombres».
El cardenal Osoro ha concluido recordando que, cuando hay tanta división, ruptura, enfrentamiento; cuando «la gente está despistada», con grandes vacíos vitales, «qué grande es nuestra misión» descubierta todos los días en las palabras de Jesús y en su alimento: «Tomad y comed».
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