El obispo emérito de Tenerife, Bernardo Álvarez, precipitó la aceptación de su renuncia después de haber sido diagnosticado de esclerosis lateral amiotrófica, la tan temida ELA. El prelado, tal y como adelanta Daniel Millet en El Día-La Opinión de Tenerife, recibió la noticia el pasado 22 de agosto, un mes después de cumplir 75 años y presentar su renuncia al cargo, e inmediatamente lo puso en conocimiento de las autoridades eclesiásticas, tanto en España como en la Santa Sede. El Papa aceptó su renuncia el 16 de septiembre. 

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Ya hacía meses que la salud de Bernardo Álvarez había sufrido un empeoramiento, señala la publicación, que destaca cómo Álvarez ni siquiera ha quedado como administrador apostólico, función que ha recaído en Antonio Manuel Pérez. "Bernardo Álvarez ha preferido apartarse para plantar cara a la ELA, una enfermedad de las neuronas que afecta a las partes del cerebro que controlan el movimiento voluntario de los músculo", señala la publicación, que apunta cómo el prelado tenía un cierto riesgo genético de sufrir esta enfermedad, que ya padecieron dos hermanos, ya fallecidos. Una causa, la genética, verdaderamente extraña dentro de una enfermedad en sí desconocida como la ELA; solo uno de cada diez casos deben al ADN su origen.

Bernardo Álvarez ya recalcaba en una de sus últimas misas como obisp titular, el 4 de septiembre, que "estoy delicado de salud", e invitaba a los fieles a "rezar por mí para que el Señor me dé fortaleza y paciencia para afrontar la situación que estoy viviendo".