El arzobispo de Madrid en la Universidad de San Dámaso Cardenal Cobo: "La libertad religiosa debe entenderse como un derecho fundamental, no como una concesión"

Coloquio sobre la libertad religiosa en la Europa del siglo XXI. San Dámaso.
Coloquio sobre la libertad religiosa en la Europa del siglo XXI. San Dámaso.

La Universidad Eclesiástica San Dámaso (UESD) ha acogido este 25 de febrero un coloquio sobre la libertad religiosa en la Europa del siglo XXI

Han participado el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid; el catedrático de Derecho de la Universidad de Nueva York, Joseph Weiler; y el jurista Luis María Díez-Picazo

Entre las autoridades eclesiásticas entre las que se encontraban el cardenal arzobispo-emérito de Madrid, Antonio Mª Rocuo y el nuncio en España, Bernardito Auza, así como vicarios, rectores de seminarios, delegados diocesanos y representantes de otras confesiones religiosas

Durante el acto, el cardenal Cobo ha reivindicado la libertad religiosa como un derecho fundamental que no solo protege la conciencia individual, sino que también garantiza la convivencia en sociedades plurales

(Archimadrid).- La Universidad Eclesiástica San Dámaso (UESD) ha acogido este 25 de febrero un coloquio sobre la libertad religiosa en la Europa del siglo XXI, en el que han participado el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid; el catedrático de Derecho de la Universidad de Nueva York, Joseph Weiler; y el jurista Luis María Díez-Picazo. Durante el acto, el cardenal Cobo ha reivindicado la libertad religiosa como un derecho fundamental que no solo protege la conciencia individual, sino que también garantiza la convivencia en sociedades plurales.  

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En primer lugar, el rector de la UESD, Nicolás Álvarez de las Asturias, ha dado la bienvenida a las autoridades eclesiásticas entre las que se encontraban el cardenal arzobispo-emérito de Madrid, Antonio Mª Rocuo y el nuncio en España, Bernardito Auza, así como vicarios, rectores de seminarios, delegados diocesanos y representantes de otras confesiones religiosas. De la misma forma, ha agradecido su presencia a las autoridades civiles, políticas y educativas, como los rectores de las Universidades UNIE, Camilo José Cela y Villanueva; a los vicerrectores de la Universidad Complutense y Francisco de Vitoria; decanos y otras autoridades académicas de distintas universidades con sede en Madrid.

El rector ha presentado la universidad como «el escenario ideal para el diálogo sereno y fecundo sobre las grandes cuestiones que nos afectan, siendo esta una de las aportaciones más señeras que cabe esperar del trabajo intelectual, para el bien de la persona y de la sociedad». Un diálogo, ha expresado, «en clave de futuro, que es la propia del quehacer universitario, siempre llamado a estar en vanguardia para alumbrar un futuro mejor para todos».

Weiler
Weiler

El cristianismo y el laicismo

Weiler, uno de los principales expertos en derecho constitucional y libertad religiosa en Europa, ha ahondado en una perspectiva jurídica y filosófica sobre el modo en que las sociedades democráticas han abordado este derecho a lo largo de la historia y los desafíos que enfrenta en la actualidad. Además, ha insistido en el papel del cristianismo en la construcción de los sistemas democráticos europeos, señalando cómo la exclusión de lo religioso del debate público no responde a una verdadera neutralidad del Estado, sino que puede convertirse en una forma de discriminación. En este sentido, ha argumentado que el laicismo radical, lejos de proteger la diversidad, puede generar un marco en el que las identidades religiosas sean tratadas con desconfianza o incluso hostilidad.  

Además, el jurista ha reflexionado sobre la importancia de la memoria histórica en la comprensión de la libertad religiosa. Según ha expuesto, Europa ha pasado por fases de intolerancia religiosa, pero también ha sabido construir modelos en los que la religión y la democracia han coexistido de manera armónica. Ha recordado que los derechos fundamentales, entre ellos la libertad religiosa, no surgen en el vacío, sino que tienen raíces culturales y filosóficas que deben ser reconocidas para que puedan ser defendidos con solidez.  

Por su parte, Luis María Díez-Picazo ha subrayado la importancia de una interpretación jurídica de la libertad religiosa que tenga en cuenta tanto el derecho individual como la dimensión comunitaria de la fe. En su intervención, ha señalado cómo la jurisprudencia europea ha evolucionado en este ámbito y ha destacado la necesidad de encontrar un equilibrio entre el principio de laicidad y el respeto a las tradiciones religiosas.  

Picazo
Picazo

La libertad religiosa, un pilar de la democracia

Uno de los ejes centrales de la intervención final del cardenal Cobo ha sido la necesidad de entender la libertad religiosa no como una concesión del Estado, sino como un derecho inherente a la dignidad de la persona. Asimismo, ha alertado sobre la vulnerabilidad de este derecho en la actualidad, recordando que, según el informe de Ayuda a la Iglesia Necesitada, «la libertad religiosa es vulnerada en 61 países, afectando a 4.900 millones de personas».

Pero más allá de los ataques directos a la libertad religiosa en diversas partes del mundo, el arzobispo de Madrid ha advertido sobre otro riesgo menos evidente pero igualmente peligroso: el intento de relegar la religión a un ámbito estrictamente privado, como si no tuviera una dimensión social y comunitaria. «El riesgo de despreciar culturalmente el derecho a la libertad religiosa o reducir su ámbito al intimismo de la conciencia tienen el efecto de socavar no solo un derecho, sino toda la categoría de los derechos humanos», ha afirmado, subrayando que la libertad religiosa no solo protege a los creyentes, sino que es una garantía de pluralismo para toda la sociedad.  

Europa y la memoria histórica de la libertad religiosa

Refiriéndose al contexto europeo, el arzobispo de Madrid ha defendido la importancia de no perder de vista las raíces cristianas de la cultura y el derecho en el continente. «Europa necesita de una potente reconstitución que debe aprender de la historia y beber de los valores, buena parte de los cuales, no es ocioso recordarlo, son de raigambre cristiana», ha afirmado. No se trata, ha insistido, de un intento de restaurar un confesionalismo imposible, sino de reconocer el papel que la fe ha tenido en la configuración de las sociedades democráticas y en la defensa de la dignidad humana.  

"De la historia tenemos que aprender que las creencias religiosas y el clericalismo o anticlericalismo han sido demasiadas veces una trinchera de enfrentamiento. Ni nosotros podemos bautizar a todos, ni un Estado laico puede tornarse en agresivamente laicista"

El cardenal ha repasado la evolución histórica de la libertad religiosa en España, recordando cómo el constitucionalismo ha oscilado entre posiciones de confesionalidad excluyente y otras de confrontación con la religión. Frente a estos extremos, ha defendido una visión equilibrada de la laicidad, que no sea hostil a la religión ni pretenda ignorar su papel en la sociedad. «De la historia tenemos que aprender que las creencias religiosas y el clericalismo o anticlericalismo han sido demasiadas veces una trinchera de enfrentamiento. Ni nosotros podemos bautizar a todos, ni un Estado laico puede tornarse en agresivamente laicista»Citando a Norberto Bobbio, ha advertido que un Estado que adopta un laicismo agresivo traiciona su esencia, pues se convierte en un sistema dogmático que niega su propia apertura a la diversidad.  

La religión como puente para la convivencia y la paz

En la parte final, ha destacado que la religión no es un problema ni un obstáculo para la convivencia democrática, sino un elemento clave en la configuración de sociedades más justas y solidarias. «La libertad religiosa no se formula contra nadie», ha subrayado, citando Dignitatis Humanae del Concilio Vaticano II, que reivindica el derecho de las personas a expresar su fe tanto individual como colectivamente, en el ámbito privado y en el público. 

Para concluir, ha recordando las palabras del Papa Francisco en Evangelii Gaudium: «Nadie puede exigirnos que releguemos la religión a la intimidad secreta de las personas, sin influencia en la vida social». En este sentido, ha insistido en que la libertad religiosa no solo es un derecho fundamental, sino una garantía contra cualquier intento de totalitarismo y una contribución decisiva a la construcción de la fraternidad humana.  

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