El amor, que rompa, rasgue, inunde, que lo remueva todo. Hasta que de lo que no sea amor no queden ni las etiquetas, ni las colillas, ni los restos de la batalla. Ama hasta que no quede aire por respirar. Hasta alcanzar la meta en todo lo que hagas.
Ama y haz lo que quieras, y vive en cualquier rincón, trabaja duro, siembra vientos y recoge en mitad de la tempestad. Siempre habrá respuesta aun en medio del naufragio. Ama, y el alma volverá a unir sus trozos, o serán otros.
Ama y escucha al corazón, que todavía late en zig zag. Y cuando te canses, vuelve a amar.
Y serás tú en cada esquina rota, en cada desconchón, en cada madero tirado en alta mar. Ama, porque no sabes hacerlo de otro modo...
Y déjate querer al tiempo. Pues no hay quien soporte la sequedad de un abrazo perdido, un te quiero no pronunciado, un cuadro colgado en la pared equivocada.
Ama, en definitiva.
Canta, sueña, reza... Aun sin voz, aun sin noche, aun sin Dios. Ama, y quédate a vivir allá donde tu corazón estime...