95 años de 21

Esta tarde, los compañeros de la revista 21 (Antes Reinado Social) celebran su 95 aniversario. No es una cifra redonda, pero sí absolutamente respetable. Y más teniendo en cuenta la apuesta de esta publicación mensual, una de mis primeras "casas" profesionales: una revista cristiana, pero no religiosa. Como la vida misma. Como el propio Evangelio, encarnado en todas y cada una de las realidades del ser humano. 21 es un ejemplo de periodismo, de ése que cambia las cosas, o que lucha para que no nos estanquemos en comodidades y tibiezas. Que entiende el mensaje de Jesús como una apuesta por una sociedad mejor, por una Iglesia más amplia e incluyente, que salga de los muros de las parroquias, los conventos y los palacios y esté presente en la ecología, la empresa, la literatura, la gastronomía, el cine, la música, las artes...

En mitad de esta crisis feroz, que está arrasando con publicaciones y laminando el derecho a una información de calidad, el trabajo que desarrollan los amigos de 21 desde hace años merece muy mucho la pena. Una revista que hay que leer, a la que hay que suscribirse, que resulta indispensable para entender que los caminos de Jesús son amplios, que la senda dista de ser estrecha, que los hombres y las mujeres de hoy, como los de antes, seguimos siendo peregrinos y no vagabundos. Que siempre debemos estar en búsqueda, en cambio, en desafío, en lucha. Que el mensaje de Jesús no se agota, ni se agosta, tras los libros, los clergyman o las instituciones de poder. Que hay que bajar a Dios de las nubes y llevarlo a la cola del paro, a Uganda, a la escuela, al arte, a los bares... Allí donde haya una voz que sufra, que sienta, que goce, que se apasione.

¡Felicidades, amigos de 21! Y celebraremos también el centenario
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