"Una bendición de Dios que no siempre es reconocida ni valorada" Fotografía del diaconado en España: 584 en 55 diócesis (de las 70 existentes)

Escribir sobre los diáconos después de haber realizado un amplio estudio de los 584 que hay en toda España, con sus características, estudios civiles y eclesiásticos, virtudes, acciones pastorales… daría para ríos de tinta. 

Han sido 307 los diáconos que hemos respondido a unos ítems que ha dado como resultado tener una “fotografía” de la realidad actual del diaconado. Una realidad, aprobada con su restauración en el Concilio Vaticano II (Cf. LG 29), y formalmente restaurado por el papa Pablo VI el 18 de junio de 1967, con la carta apostólica Sacrum Diaconatus Ordinem.

“La Iglesia encuentra en el diaconado permanente la expresión y, al mismo tiempo, el impulso vital para que se convierta ella misma en señal visible de la diaconía de Cristo Siervo en la historia de los hombres” (El Diaconado en el pensamiento de Papa Francisco. Una Iglesia pobre para los pobres) Ciudad del Vaticano, 31 de julio 2017.

El diaconado ha de ayudar a toda la Iglesia y a cada uno de sus miembros a ser más servidora de todos, a imagen de Aquel que vino, no a ser servido, sino a servir, y a dar la vida por los hermanos (Mt 20,28). El diácono ha de ser un animador del servicio en una Iglesia de comunión. El diaconado renovado es una realidad pequeña, pero no insignificante. 

Desde el 8 de noviembre de 1980 que fue ordenado Lluís Nadal Padró, primer diácono permanente en la archidiócesis de Barcelona, hasta nuestros días la historia del diaconado ha pasado por diferentes “valles” y “cumbres”. En la actualidad está instaurado en 55 diócesis de las 70 existentes en España. Siendo Sevilla (54) la que tiene el mayor numero de diáconos, seguida de Madrid (51) y Barcelona (49). 

De los diáconos que responden, hay que tener presente que algunos son de edad avanzada o se encuentran enfermos, se desprenden las siguientes informaciones: 175 diáconos llevan ordenados menos de diez años, 50 entre diez y catorce años, y 4 entre cuarenta y cuarenta y cuatro años. 

El 91% estamos casados, y es bueno anotar que para que una persona sea admitida y ordenada diácono, debe contar con el visto bueno de su esposa por escrito, así como aceptar, que en caso de enviudar, no podrá volverse a casar.  

Es importante reseñar que el diácono no es un monaguillo promocionado. Para ser ordenado diácono hace falta pasar por un periodo de discernimiento, y superar unos estudios eclesiásticos, aparte de los propios estudios civiles que haya adquirido. Ser diácono precisa tener una formación teológica adecuada, pues a partir de la ordenación preside la celebración del bautismo, matrimonio y exequias. Es una vocación apostólica que arranca en los primeros años del cristianismo y que ofrece servicio y caridad para el mundo de hoy. En este sentido, entre los diáconos hay 8 doctores en estudios eclesiásticos y 214 licenciados/diplomados. 

Si entramos en aspectos más concretos, como son la formación continua, con  reuniones/encuentros periódicos, hay gran diversidad de respuestas. En ocasiones  participamos de las reuniones/encuentros del clero a nivel arciprestal o diocesano, pero no como especifico de los diáconos. 

A pesar de los años que lleva instaurado el diaconado, en diocesis con amplia tradición,  no siempre es reconocida y valorada la diaconía. Los diáconos, en general, somos aceptados y valorados por una mayoría de los cristianos. No es así al hablar de toda una diócesis, donde en ocasiones seguimos siendo los desconocidos y no reconocido nuestro propio ministerio Al unir el sacramento del matrimonio al sacramento del orden, te sienten más receptivo, al estar más cerca de las situaciones de los matrimonios en su vida de fe en las parroquias. Los diáconos somos los únicos ministros ordenados que podemos recibir los siete sacramentos de la Iglesia.  

En diócesis con escasez de sacerdotes cada vez son más los diáconos que son enviados los fines de semana para presidir celebraciones donde se escuche Palabra y recibir la Eucaristía. Pero conviene recordar que cuando el Concilio restauró el diaconado (año 1965), no lo hizo por falta de clero. No son dos vocaciones excluyentes, sino complementarias. En la Iglesia no suplen, suman. 

Han pasado cuarenta y cuatro años de la primera ordenación de diáconos, y aunque las vocaciones no se pueden valorar por el número de personas, es evidente que hay mucho interés en el diaconado.

La aceptación y el reconocimiento del diaconado no es cuestión de normas o documentos, que las hay. Considero que nuestra entrega, disponibilidad y testimonio, desde la gratuidad, generosidad y diaconía, propia de los que somos llamados a servir, harán posible todo.  

La aceptación y el reconocimiento del diaconado no es cuestión de normas o documentos, que las hay. Considero que nuestra entrega, disponibilidad y testimonio, desde la gratuidad, generosidad y diaconía, propia de los que somos llamados a servir, harán posible todo.