El ya ex prior, sustituido por Alfredo Maroto, podría abandonar Cuelgamuros en breve El adiós de Santiago Cantera, cuestión de Estado

Junto al benedictino, que se ha erigido en punta de lanza de la oposición al Gobierno Sánchez, podría dejar la abadía algún otro monje marcadamente franquista. El elegido es el padre Alfredo Maroto
La decisión a tomar, consensuada entre el Vaticano, el cardenal Cobo y el abad de Solesmes, podría sustanciarse en el nombramiento de un nuevo abad, sin descartarse una opción más radical, desde el cambio de comunidad por otro grupo de benedictinos, al cambio de responsables de la Abadía
"Algo hay". Es la críptica respuesta de quienes están en la cocina de la toma de decisiones en las relaciones Iglesia-Gobierno ante la más que probable salida del polémico prior del Valle de los Caídos, el benedicino Santiago Cantera. Curiosamente, en las mismas horas en las que se habla de la marcha de uno de sus grandes defensores: el nuncio Bernardito Auza.Su sucesor, salvo sorpresa, parece estar en la dupla Spiteri (un maltés) y D'Aniello, actual nuncio en Moscú, tal y como adelantaba José Manuel Vidal hace semanas en estas páginas.
Lo cierto es que la resolución a la "cuestión Cantera" parece haberse acelerado, y no son pocos los que sostienen que es inminente su salida de la Abadía de Cuelgamuros. Posiblemente acompañado de algún otro benedictino 'de la vieja guardia'. La decisión, aparentemente consensuada entre la Santa Sede, el cardenal Cobo y el abad de Solesmes, podría sustnaciarse así, o bajo la fórmula del nombramiento de un abad para la comunidad benedictina, que carece del mismo desde hace décadas. De hecho, Santiago Cantera nunca ha sido designado abad de Cuelgamuros, aunque desde su condición de prior ha actuado como tal, casi siempre de manera polémica. Su sustituto será el padre Alfredo Maroto.
La decisión, aparentemente consensuada entre la Santa Sede, el cardenal Cobo y el abad de Solesmes, podría sustnaciarse así, o bajo la fórmula del nombramiento de un abad para la comunidad benedictina, que carece del mismo desde hace décadas
La cercanía de los actos por el 50 aniversario de la muerte de Franco y la exigencia de una resignificación clara de Cuelgamuros, sin que afecte a la permanencia de la Abadía (con una comunidad que la sostenga) y, por supuesto, sin que se derribe cruz alguna (algo que jamás ha estado sobre la mesa, por más que se empeñen desde los extremos), podrían haber servido para consensuar una decisión que conviene a todas las partes. Excepto, claro está, al propio Cantera y a quienes desde distintas atalayas mediático-culturales, pretenden hacer del fraile un 'mártir' de la causa de la 'libertad'.

De hecho, algunos rumores plantean que hay quien quiere adelantar la noticia para tratar de bloquearla, o lograr que se dinamiten los puentes de diálogo, como se ha conseguido en anteriores ocasiones. Ahora parece que no será así, en buena medida porque uno de los valedores de la persistencia del conflicto, el Nuncio Auza, parece definitivamente de salida.
Sea como fuere, las otras opciones planteadas no pondrían en riesgo la resignificación del complejo, ni la permanencia de un templo católico. Las dudas estarían en discernir si, con la salida de Cantera y los elementos más marcadamente franquistas (y anti-Sánchez), podría persistir la presencia de la comunidad benedictina (aunque haya quedado extinguida la Fundación), su Hospedería y la famosa Escolanía de Cuelgamuros. En caso contrario, habría que plantear la presencia de una asistencia religiosa diferente. Mucho se ha hablado de la comunidad de Sant Egidio, o de una capellanía. En todo caso, la resolución parece inminente. ¿Cuestión de horas?