"Creemos en la Eucaristía como alimento y sostén del pecador y no como el premio del santo" Curas casados: ¿Cómo negar su presencia en la Iglesia?
Testimonios de 11 sacerdotes católicos latinoamericanos retirados del ministerio demuestran su fe inquebrantable en la presencia real de Cristo en la eucaristía
Para la consagración del cuerpo y la sangre de Cristo fueron ungidos el día de su ordenación presbiteral
"Nos privamos del ejercicio del ministerio en términos de los sacramentos, no nos lo privan en términos de lo sacramental"
"Nos privamos del ejercicio del ministerio en términos de los sacramentos, no nos lo privan en términos de lo sacramental"
La celebración del Corpus Christi convocó a todos los católicos del mundo a la adoración del Santísimo Sacramento; también a los sacerdotes retirados del ministerio quienes sirvieron al altar y tocaron con sus manos el cuerpo y la sangre de Cristo. ¿Cómo negar su presencia en la Iglesia? Si para la consagración del cuerpo y la sangre de Cristo fueron ungidos el día de su ordenación presbiteral.
La identidad sacerdotal permanece en ellos a pesar de las propias negaciones, de las nuevas narrativas que se van superponiendo en la vida de todo ser humano o de la indiferencia de un amplio sector de la Iglesia. El presbítero retirado hace suyas las palabras del salmista: “¿A dónde iré para estar lejos de tu espíritu? ¿A dónde huiré de tu presencia? Si subo al cielo, allí estás tú; si me tiendo en el Abismo, estás presente. Si tomara las alas de la aurora y fuera a habitar en los confines del mar, también allí me llevaría tu mano y me sostendría tu derecha” (Sal 139, 7-10).
La gracia sacramental es un talento que los retirados del ministerio podrían esconder y presentar al final de su vida terrena: “Tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo” (Mt 25, 25). La Iglesia, preocupada por la salvación de sus almas, lo sabe, y los insta a perdonar pecados en caso de peligro mortal del penitente.
Valdría la pena escuchar las voces de algunos de estos sacerdotes retirados del ministerio a propósito del Corpus Christi. Se podría pensar que al abandonar el misterio por las razones que sean, han abjurado de sus creencias y se han pasado al lado de la incredulidad, pero ésto no es real. Aunque no se pueda generalizar, una gran mayoría de los retirados han integrado, con el pasar de los años, su identidad sacerdotal a las nuevas experiencias de vida en las que la eucaristía sigue siendo fundamental.
Testimonios y reflexiones de 11 sacerdotes católicos latinoamericanos retirados del ministerio demuestran su fe inquebrantable en la presencia real de Cristo en la eucaristía que ha madurado con el paso de los años y que se ha integrado en el nuevo estado de vida. Así lo expresan:
"Soy consciente del ser y hacer sacerdotal y no dejo de creer en la presencia viva, real y verdadera de la santa Eucaristía" (Rafael Eduardo Suárez Leguízamo, Colombia). “Agradezco la presencia del cuerpo y Sangre del Señor porque cada día lo siento que me anima y me invita a ser portador de la vida” (Juan Carlos Gómez, Colombia). “Una vez dejado de ejercer el ministerio presbiteral, la relación filial y fraterna que se pierde con el señor obispo y hermanos en el presbiterio, han tomado un giro total hacia Jesús Eucaristía... Podría afirmar, sin temor a equivocarme que arrodillado ante el Sacramento del Altar, siempre descubro el amor de Dios de una forma siempre nueva y eficaz. Puedo afirmar con certeza y sin titubeos que teniendo el amor de Jesús Sumo y Eterno Sacerdote en la Eucaristía. Éso me basta... No me hace falta nada ni tampoco lo necesito... Con Él lo tengo todo... En la pobreza, en la enfermedad, en la soledad, en todo momento me fortalece, anima e ilumina” (Amadeo Robayo Mendoza, Colombia). Otro sacerdote expresa que, “un buen retiro me dio la luz y la seguridad para una nueva vida en familia en donde me he encontrado con él de manera especial en cada eucaristía que participo y en mi vida de familia” (Juan Carlos Clavijo, Colombia).
Sin embargo, los nuevos desafíos laborales impiden un contacto continuo con Jesús en la eucaristía: “Extraño el contacto cercano con el misterio de la consagración pero sobre todo su presencia continua en el Sagrario al que acudía frecuentemente durante el día a rezarle y a darle un beso extendiendo mi mano sobre él” (Daniel Fernández, Argentina). “El trabajo me absorbe por completo, pero lo que hago es llegar a un templo que me quede en medio del camino y hacer una estación al Santísimo Sacramento, breve pero confiada, para continuar con mi camino y con mi trabajo. La oración que hago es pedirle a Dios que haga que me guste mi trabajo, tanto como cuando vivía con pasión mi vocación sacerdotal. Porque mi nuevo trabajo no logro sentirlo como una vocación sino como una obligación” (José Manuel Ríos. México).
Aunque ya no presidan la eucaristía, se reconocen parte de la asamblea que la celebra: “Hace varios años dejé de celebrar la Eucaristía pero no he dejado de participar, pues en ella encuentro la fuente de mi vida espiritual” (Joanny José García. Venezuela). “El sacerdote es para la Eucaristía y la Eucaristía es para toda la familia de los bautizados seguimos celebrando desde el templo cuando fuimos ungidos y ofrecemos todo nuestro ser como Hostias vivas comenzando por nuestra familia realizando la Unidad en la diversidad como dice San Pablo” (Hernando Duarte, Colombia). “Cuando participo en la Santa Misa me propongo recoger toda mi historia y abrirme espiritualmente a la historia silenciosa y dramática de todas las demás personas participantes comenzando por el hermano obispo o presbítero que preside. Esta experiencia me ha ayudado a encarnar mejor la Eucaristía en mi cotidianidad” (Ángel José Muñoz Martín, Colombia).
“Aunque no celebre la eucaristía in persona Christi, Él sigue estando allí. Participar en la misa, recibir la comunión… ¡Es Él que me ama y me lo hace patente! Pange Lingua! Me han preguntado si echo de menos el celebrar… Ciertamente que sí. Pero no lo echo de menos a Él y esto es lo importante. Sus caminos son indescifrables… Su respeto por nuestra libertad es, desde el punto de vista humano, casi absurdo, con la falta de lógica del amor de Dios. Pero Él sigue allí. Mi relación con la Eucaristía ha cambiado y al mismo tiempo, sigue igual. Es Él quien da consistencia a todas las cosas. Y nos da la paz, si la queremos recibir” (Manuel Ruiz Vázquez. México).
“Creo que hay retomar la idea esta de la Iglesia como “hospital de campaña” y en este contexto que nos pide Francisco también la eucaristía como alimento y sostén del pecador y no el premio del santo. Creo que la vinculación nuestra tiene que ver con lo sacramental: el tremendo desafío de hacer y de ver en el otro, en el hermano, sobretodo en el hermano que está en una situación de vulnerabilidad social y a veces religiosa también, a Cristo; sacramento vivo de Cristo. Entonces, si bien nos privamos del ejercicio del ministerio en términos de los sacramentos, no nos lo privan en términos de lo sacramental. Nosotros tenemos una obligación como sacerdotes, configurados con Cristo, con el sacerdocio de Cristo, de seguir haciéndolo presente en la vida de los hombres en todas las opciones que nosotros hacemos” (Ignacio Puente Olivera, Argentina).
"Su respeto por nuestra libertad es, desde el punto de vista humano, casi absurdo, con la falta de lógica del amor de Dios. Pero Él sigue allí"
Etiquetas