Cristianismo y Secularidad



Cristianismo y Secularidad
Manual de la nueva teología política europea

6. Método de la nueva teología

En sustitución del método que se venía utilizando para la justificación y defensa de la fe cristiana, la teología política introduce uno nuevo. En lugar de partir de la sistematización de las Escrituras, los dogmas y toda la herencia de la tradición cristiana, parte de la situación del hombre en el mundo y de los postulados de la sociedad moderna.

Quien la motiva a introducir este método es el carácter pragmático del hombre actual, la secularización del mundo y la imperiosa necesidad de que la fe cristiana deje de ser una fe meramente pensada para incidir en la vida de los hombres y en las estructuras sociales. Este método propicia la mediación política de la teología de la manera que hemos señalado precedentemente al aclarar el término "política", es decir, tomándose muy en serio la existencia social del hombre.

Para Metz, esto equivale a transformar el método hermenéutico bultmanniano de desmitificación en método de desprivatización y su interpretación teológica existencial en interpretación política. A esta conclusión llega su alumno Marcel Xhaufflaire a quien Metz dirigió la tesis doctoral que éste hizo sobre La teología en Feurbach.

Es cierto que para Bultmann también la historia salvífica acontece ya aquí, en el presente, pero a diferencia de la teología política y de la liberación, que consideran dicha historia como el entramado de acontecimientos sociopolíticos y económicos que se suceden en el mundo, él la refiere a la historia personal de cada uno. Es en las decisiones responsables del individuo donde se realiza dicha historia, por tanto, no hay que mirar al exterior.

Tres ilustres invitados, Rahner, Moltmann y Metz, que participaron en Madrid del 29 de marzo al 1-5 de abril de 1975 en un ciclo de conferencias sobre "Teología alemana contemporánea", organizado por el Instituto Alemán con la colaboración intelectual del Instituto Fe y Secularidad, son el reverso de las tesis intimistas de Bultmann, que sintonizaban muy bien con el pensamiento de la burguesía del siglo XIX.

Por el contrario, las ponencias de los teólogos mencionados rezuman el espíriu de apertura y reconciliación con el mundo del Vaticano II y de la nueva teología política de él emanada. La fe ya no se limita al santuario del alma, ahora vuelve a estar de nuevo con el pueblo, como en el antiguo Israel, Dios habita hoy en la ciudad, ése es su templo laico o secularizado. Es muy significativo el título del libro, Dios y la ciudad, que recoge las ponencias de los cuatro coferenciantes.

La Iglesia, se lee en la Introducción que hace José Gómez Caffarena, "ha aprendido a mirar con serenidad y realismo, en toda su difícil complejidad, la dimensión política de su mismo quehacer espiritual...La teología política de Metz ha sido uno de los primeros instrumentos intelectuales con los que se ha intentado llegar a una situación nueva, lúcida y no angelista".

6,1. La concepción positivista de ciencia no es válida

La desprivatización de la fe que propone la teología política entraña una transformación profunda del método teológico, o más bien, una sustitución del utilizado hasta ahora. Su cometido es mostrar una fe vivida y no sólo creída, tomando en serio la vida sociopolítica del hombre. Con este método la teología política rechaza el concepto positivista de ciencia pura, meramente observadora de la realidad y apolítica, que no cambia la situación real.

En la actualidad este concepto positivista de ciencia ha quedado reducido a las ciencias empíricas por excelencia, las ciencias naturales (Física, Química, Biología), en las que apenas han incidido el pensamiento dialéctico ni la utopía. Esto hay que tenerlo presente para poder comprender el método de la nueva teología política, un método que es visto desde un punto de vista práctico, crítico, político y dialéctico. Frente a él todo positivismo científico, por moderno que parezca, lo convierte en ideología conservadora del orden establecido.

Ningún imperialismo epistémico resulta ya defendible: el mundo de los fenómenos humanos y sociales se revela hoy muy complejo e imposible de reducir a una sola ciencia, como ocurría en la epistemología neopositivista. Hoy la situación real de las ciencias, con multitud de interferencias entre sí, hace difícil el imperio de cualquiera de ellas. De la misma manera hay que estar en guardia ante la tentación de querer disuadir de otros métodos, de otros modos de auscultación de la realidad y del conocimiento.

A este neopositivismo de la ciencia y del método científico se opone también la utopía que la nueva teología promueve como teoría de la praxis cristiana. Su propósito es verificar a la luz del mensaje cristiano el sentido y el valor del comportamiento humano en la sociedad. Lo que se explica porque el mensaje cristiano no es especulativo ni abstracto, sino práctico y concreto; tampoco reviste un carácter individualista, sino social y público. Como consecuencia de ello el método de la teología política tiene que revestir estas mismas características.

6,2. El mismo método de Gaudium et spes

La Constitución pastoral del Vaticano II, como se pone de manifiesto en su prólogo (GS 1), no parte del patrimonio de la fe. Partir de la fe es posible en textos dirigidos sólo a los creyentes, pero como ella se dirige a todos los hombres en general, este método no es válido, porque tiene apriorismos que no todos aceptan.

Con el fin de que el diálogo con todos sea posible, Gaudium et spes se centra en la historia presente del mundo, para desde ella llegar, inductivamente, a la revelación y a su culminación en Cristo.

Pues bien, este mismo método siguen tanto la nueva teología política europea como la de la liberación latinoamericana, africana y asiática. En todas ellas se parte de la situación real de la sociedad, para aportarle la salvación de Jesucristo como praxis liberadora y eficaz en la transformación de dicha realidad. En cada una de ellas la reflexión teológica aparece como acto segundo de una praxis, para volver de nuevo a dicha praxis.

Los postulados de la sociedad moderna, en la primera, y la situación penosa de los países en vía de desarrollo, en las otras, sirven de clave hermenéutica a la teología política y a la de la liberación, para releer hoy la Palabra de Dios . Es un método muy beneficioso para el cristianismo, cuyo mensaje, no es especulativo sino práctico.

Hay que resaltar también que en la apología de Metz sobre la esperanza no hay ideas ni conceptos abstractos, sino que se refiere siempre a la situación histórica y social de los hombres. Para Metz, la esperanza no es una variante más del optimismo superficial, de ahí su insistencia en que ni la Iglesia ni la teología pueden abandonar la tensión entre mística y política: la esperanza cristiana es histórica y confía en la realización de las promesas divinas en la historia.

De modo que la teología política fundamental tal como él la entiende está al servicio de la "responsabilidad de la esperanza", por tanto, trata de exponer el mensaje de la fe de forma que esté en consonancia con la situación histórica, pero no para identificarse acríticamente con la conciencia dominante, sino para entrar en conflicto con ella. En este sentido su teología es una teología escatológica y crítico social.

Actualmente hay una fuerte corriente escatológica entre los teólogos en tal sentido: la escatología en el Nuevo Testamento es un llamamiento a no acomodarse al mundo tal cual es, hay que actuar contra él y tomar partido por el mundo nuevo que pide el evangelio en este momento .

Moltmann que ha hecho de la esperanza heredada de la promesa bíblica el centro de su teología, ve también en ella la disposición fundamental, el elemento constitutivo más importante de la vida. Pero el teólogo evangélico, en su proximidad a Bloch y juntamente con él constata que allí donde hay esperanza hay religión, sin embargo, en donde hay religión no hay siempre esperanza. La religión la vuelve muchas veces inoperante . De ahí que estos teólogos conciban la teología como un servicio a la esperanza en la praxis histórica del mundo. De ello tratamos otro día.

Ver: Francisco Garcia-Margallo Bazago
Cristianismo y Secularidad
Manual de Nueva Teología Política Europea
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