75 años de la creación de las Diócesis de Bilbao, San Sebastián y la Nueva realidad de la Diócesis de Vitoria La unión siempre ha traído la fuerza, y en las diócesis vascas lo sabemos por experiencia

La unión siempre ha traído la fuerza, y en las diócesis vascas lo sabemos por experiencia
La unión siempre ha traído la fuerza, y en las diócesis vascas lo sabemos por experiencia VLG

Durante el año 2025 las Diócesis de Bilbao y San Sebastián celebrarán sus 75 años de existencia

A pesar de la división durante muchos años las diócesis vascas han seguido trabajando de manera conjunta en muchas áreas pastorales

Los sucesivos obispos han ido marcando el mantenimiento o la paralización de estas colaboraciones interdiocesanas

La catolicidad ha sido una de las identidades del Seminario de Vitoria históricamente, cuna del clero vasco (ref. a un artículo de José María Cirarda)

A lo largo de este curso pastoral 2024/2025 se conmemora el 75 aniversario de la creación y puesta en marcha de las diócesis de Bilbao y San Sebastián, que hasta entonces formaban una única diócesis junto con Vitoria, que fue cabecera de la misma desde 1862. 

Bilbao y San Sebastián recordarán esta efeméride de su joven existencia, pero Vitoria no parece sentirse interpelada por este 75 aniversario, cuando supuso una nueva realidad para esta diócesis que voy a intentar analizar muy sucintamente y dejando caer preguntas que algunos se han hecho a lo largo de estos 75 años y que hoy podemos hacernos.

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La erección, agrupación, separación, distribución y organización de las diócesis coincidentes con los territorios del País Vasco y Navarra siempre han tenido una doble justificación, lectura, interpretación: pastoral y política.  

Alguien me contó en su día que incluso Vitoria estuvo en las quinielas de ser designada archidiócesis en algún momento, mucho antes que Pamplona. Pero los avatares y devenires políticos han condicionado siempre las demarcaciones eclesiásticas en estos territorios. 

Así el tan traído y llevado y nunca resuelto tema de la Provincia eclesiástica vasca no ha sido principalmente un tema de índole pastoral, sino sobre todo político. Me remito a lo que publiqué en su día sobre el tema: 

https://www.religiondigital.org/non_solum_sed_etiam-_el_blog_de_txenti/Volvera-Provincia-Eclesiastica-Vasca-Navarra_7_2640405937.html

Pero hoy quiero fijarme más en cuestiones pastorales, eclesiales, porque aquella desmembración afectó y mucho a la Diócesis de Vitoria. Y conocer o reflexionar sobre “de dónde venimos” quizá pueda ayudar también a diseñar el “hacia dónde vamos” o hacia dónde quisiéramos ir. 

La bula Quo Commodius de 2 de noviembre de 1949 otorgada por el Papa Pío XII dispuso la erección de la Diócesis de Bilbao y de la Diócesis de San Sebastián. El Nuncio apostólico, monseñor Gaetano Cicognani, sería el encargado de ejecutar esta bula a lo largo de 1950. Así Casimiro Morcillo Gonzalez sería designado el primer obispo para Bilbao el 13 de mayo de 1950 y tomaría posesión de la diócesis el 8 de septiembre de 1950; El mismo 13 de mayo se conocía la designación del catalán Jaime Font y Andreu como primer obispo de San Sebastián tomando posesión el 1 de julio de 1950. 

Hasta entonces los territorios de Vizcaya y Guipúzcoa eran atendidos pastoralmente pero la concentración del clero vasco se desarrollaba en Vitoria, en su obispado, en su Seminario, en su Facultad de Teología. Lo más granado del clero vasco pasaba por la “Atenas del Norte”.

Con la desmembración sucedió un hecho que algunos han considerado importante, la distribución del clero. O la dispersión del clero quizá se podría decir. Aquí surgen algunas preguntas: ¿Por qué algunos ilustres sacerdotes se quedaron en Vitoria siendo ellos originarios de Vizcaya o de Guipuzcoa? o como se preguntaba un buen sacerdote ¿Por qué se fueron los que se fueron y por qué se quedaron los que se quedaron?

José Zunzunegui 00

Aquí surgen nombres como José Zunzunegui, Joaquín Goikoetxeaundía, Andrés Ibañez, José Ignacio Tellechea, José Miguel de Barandiaran, … todos ellos alimentando la formación cultural y pastoral del clero de Vitoria. 

El buen ambiente que había entre el clero vasco, independientemente de su origen vizcaíno, guipuzcoano o alavés hizo plantearse en serio mantener el Seminario Diocesano de Vitoria como seminario para las tres diócesis. ¿Quién diría que 75 años más tarde esa concentración de Seminarios es una demanda que viene de Roma?

Para algunos la creación de los seminarios de Bilbao y San Sebastián fue un “error calculado”, parte del “plan” del “divide y vencerás”. 

Seminaristas 1956 Autor ARQUE AMVG

Seminaristas 1956

Para entonces estaba ya muy consolidado ese “Espíritu Sacerdotal” inspirado por el director espiritual del Seminario Diocesano de Vitoria, Rufino Aldabalde, promotor de la revista Surge que fue bandera de este movimiento sacerdotal nacido en Vitoria pero que se extendió por toda España.  

Si bien es cierto que tras la marcha de guipuzcoanos y vizcaínos a su tierra se dio un resurgir vocacional en Álava, de ello se hace eco monseñor Cirarda en un artículo en la revista Surge, lo cierto es que para muchos la sensación dejada con el desmembramiento de la diócesis de Vitoria es que este territorio salió perdiendo con el tiempo. Aunque inicialmente no era esa la sensación:

El artículo al que hago referencia y que apareció bajo el título “El secreto de una vitalidad extraordinaria o de la catolicidad del Seminario Diocesano de Vitoria” (Revista Surge, tomo XIV año 1956) se refiere al Seminario Diocesano como “católico, universalista y misionero”, estos tres adjetivos son los que usa Cirarda para explicar el por qué de la prolija cosecha sacerdotal que en los primeros 75 años de la institución (no del actual edificio) se computaban en 3000 los sacerdotes salidos de los Seminarios de Vitoria. 

Entre los hitos que destaca Cirarda originados en esta Diócesis de Vitoria cita: “el movimiento sacerdotal, de que esta misma revista SURGE es exponente y pregonero; la Obra de Ejercicios y Retiros Parroquiales, con sus múltiples casas; la preocupación creciente por el problema social, cuya prueba elocuente tenemos en la revista «Yunque» y en la Escuela Social Sacerdotal; la empresa misionera de Los Ríos; el afán siempre insatisfecho de mejora en el orden intelectual, que ha inspirado una serie de importantes reformas en los planes de estudio de nuestro Seminario, el crecimiento extraordinario de su espléndida biblioteca, que resiste bien la comparación con las de muchos centros universitarios eclesiásticos, y las dos revistas—de alta vulgarización la una: «Lumen», y la otra, «Scriptorium Victoriense», de investigación—, que viene publicando nuestro Seminario, etc., etc.”

Cirarda insiste en que la “catolicidad del Seminario Diocesano de Vitoria” es la clave de la vitalidad de este Seminario, del que, no lo olvidemos, salieron los que hoy son y forman y conforman el clero diocesano de Vitoria. 

Por otro lado Cirarda ya se hizo algunas preguntas en aquel artículo:

“¿Que vamos a hacer con un edificio tan enorme, concebido para una diócesis de casi un millón de fieles, cuando la nuestra no pasa mucho de un centenar de millares? ¿Y que va a ser de nuestra gran biblioteca y de los planes de estudio que soñábamos y de tantas otras cosas, en que habíamos puesto nuestras mejores ilusiones?”

Y daba una respuesta: “Los hechos dicen que no hay miedo de que el Seminario se nos quede vacío. Desde la división de la diócesis, las vocaciones han empezado a crecer en Álava de manera tan prodigiosa, que este año somos, con gran diferencia, la primera diócesis del mundo en el número relativo de seminaristas, con uno por cada 305 habitantes; y nuestros seminaristas alaveses, ellos solos, llenaran en breve-—esperamos confiadamente—la capacidad de nuestro gran Seminario.” (hoy el ratio de sacerdotes por habitantes en Vitoria rondaría el uno por cada 1800h.)

Las riendas de la Diócesis en 1950 las tomó José María Bueno Monreal que pronto (1954) sería nombrado arzobispo de Sevilla. Concreta y anecdóticamente este nombramiento se le comunicó casi el mismo día de la coronación de la patrona de Vitoria, la Virgen Blanca. 

El desmembramiento conlleva la decisión, más política que pastoral, de repartir Bilbao y Vitoria con Burgos y a partir de 1956 San Sebastián pasa a depender del recién creado Arzobispado de Pamplona. 

Pero el sentimiento de clero “vasco” es tenaz y, gracias en parte al mantenimiento del proyecto de Misiones Diocesanas Vascas como nexo indisoluble de las tres provincias vascas la colaboración pastoral se ha ido trabajando en función de los obispos que estaban al frente de cada diócesis.  Una etapa inolvidable podemos decir que es la marcada por las “Pastorales de los obispos vascos” de los años 80-al 2000, tristemente muchas de ellas por las referencias al terrorismo y las llamadas a la paz. 

Pero más allá del protagonismo de las pastorales y de los obispos, lo cierto es que en las “cosas de casa” en otras cuestiones pastorales, Vitoria, San Sebastián, Bilbao y Pamplona fueron colaborando, trabajando de forma conjunta, manteniendo una relación interdiocesana fructífera. Una relación que se ha mantenido en áreas como el Secretariado Social, la Catequesis o la Enseñanza. Si bien es cierto que los obispos han ido marcando y condicionando estas colaboraciones. Aunque en áreas como la enseñanza como se suele decir de la necesidad se hace virtud, y a la hora de hacer frente al Gobierno Vasco por ejemplo, siempre se ha visto la importancia de hacerlo de forma conjunta; pero esa necesidad por ejemplo desapareció en el ámbito de la catequesis donde se llegaron a confeccionar catecismos conjuntos para las diócesis vascas. 

Como reductos de esa colaboración quedan las Misiones Diocesanas Vascas, en el campo misionero; en la dimensión caritativa, aun cuando cada delegación tiene su autonomía, existe Cáritas Euskadi; y luego instituciones como la Fundación Arizmendiarrieta son nexos que unen a las diócesis vascas en un mismo objetivo.

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Non solum sed etiam

Con todo esto ¿Qué quisiera trasladar? Creo que sigue existiendo una savia de Iglesia en el País Vasco que no ha muerto, aunque se haya intentado arrinconar o dejar que vaya consumiéndose con los años. Creo que de esa savia deberían beber los seminaristas y sacerdotes que llegan de otros lugares a servir en esta diócesis, también las espiritualidades de nuevo cuño deberían incardinarse con el alimento de esa savia que todavía sigue entre nosotros. Creo que los sacerdotes diocesanos, son santos y católicos sacerdotes que siguen teniendo una palabra que decir en esta tierra. Porque como bien he recordado con la ayuda del artículo de Surge, son los sacerdotes que salieron de ese Seminario cuyos adjetivos identitarios eran “católico, universalista y misionero”. Y ese espíritu, aunque alguno no alcance a verlo, sigue vivo y presente, actualizado con el crisol de los años y la experiencia y las nuevas realidades. 

Así mismo creo que debería recuperarse la comunión del clero vasco, los encuentros entre los sacerdotes de los cuatro territorios, porque siguen teniendo un pueblo que comparte muchas cosas, y me refiero tanto al pueblo originario como a la llegada de los nuevos vecinos de cada territorio, gentes llegadas de los mismos lugares a las cuatro diócesis. Hoy todas las diócesis vivimos la misma realidad de una presencia latina, africana, centroeuropea, asiática, …, que forman parte de la “nueva” iglesia vasca. 

Todavía estamos a tiempo de llevar a cabo un buen relevo generacional y cultural, pero para ello me parece fundamental que los que llegan beban de la savia original, se injerten en la planta cual esqueje, sabedores todos de que el nuevo fruto no será igual, pero seguirá siendo auténtico y no importado. 

El 75 aniversario de la creación de las diócesis hermanas de Bilbao y San Sebastián bien podría ser una oportunidad para retomar viejas buenas costumbres, y que los refuerzos que lleguen de otras tierras, beban de las fuentes originales para mejor servir al pueblo de estas tierras. Conocer de dónde venimos para decidir dónde queremos ir. Y hacerlo entre todos, de manera Sinodal. 

La unión siempre ha traído la fuerza, y en las diócesis vascas lo sabemos por experiencia.

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