El Mito de la Globalización Neoliberal


"Allí donde la propiedad es un derecho individual
y donde el dinero sea la medida universal
jamás podrá reinar la justicia
y la prosperidad social" (Tomás Moro)

2.5. DE LA MODERNIDAD A LA POSTMODERNIDAD


d) La espiritualidad postmoderna


Si el racionalismo de la modernidad socavó las creencias religiosas, no debe extrañarnos que la reacción postmoderna haya traído consigo un retorno de lo religioso. Pero no se trata de un retorno a la situación anterior; la manifestación religiosa está fuera de las iglesias establecidas y supone una fascinación por lo misterioso, incluso por lo irracional, y un cierto toque neooriental.

Las creencias tienen origen a menudo en la propia
subjetividad. Con frecuencia, en esa religiosidad "a la carta", pueden encontrarse mezclados elementos cristianos con elementos de otras religiones, sin que preocupe en absoluto la coherencia del conjunto.

Tampoco debe extrañarnos la gran acogida que están teniendo las sectas, sobre todo las de inspiración oriental. A la disolución de la historia y la exaltación de la intimidad que caracteriza a la postmoderniad, le va mucho más la figura del contemplativo desencarnado que la del profeta comprometido con la causa de la justicia.

Cuando atendemos a la realidad religiosa del momento actual, observamos que hay diferencias notables con respecto a la década de 1965-75. Si entonces predominaban entre los grupos cristianos las comunidades de base, con una tendencia clara al compromiso social y a la transformación de las estructuras políticas y económicas, hoy nos encontramos con panorama distinto:

estaríamos ante una religiosidad que sólo propone a sus seguidores fines espirituales y religiosos, alejados de las realidades temporales. Un bandazo que se sitúa en el lado opuesto a la década anterior y comparte rasgos con la denominada Nueva Era.

Los nuevos grupos religiosos cuestionan fundamentalmente lo que se consideran carencias y pervisiones de la modernidad. La mezcla de doctrinas -como los Evangelios con el Corán sería expresión de la resistencia de los individuos a la uniformización planetaria, inducida por la cultura tecnocientífica moderna y a su incapacidad para respetar la diversidad de las culturas.

Estos movimientos mantienen rasgos típicamente postmodernos: por ejemplo, la especie de "religión a la carta", es un utilitarismo religioso muy extendido incluso dentro de la Iglesia católica. Así las religiones e ideologías aparecen como un producto más a consumir, un servicio a libre disposición o decisión del individuo, convitiéndose en un asunto más de opción individual y, consecuentemente, limitado al ámbito de lo privado.

El pensamiento postmoderno, en cuanto que declara el fin de todo proyecto y normativa histórica totalizante, no sólo es un
enemigo frontal del proyeto de la modernidad, sino tambíen cualquier otro donde aparezca la pretensión de sentido global y de orientación trascendental de la vida.

La postmodernidad es una forma de ateísmo nihilista que no pretende reapropiarse nada, y por eso mismo, representa el rechazo máximo de Dios y de cualquier visión religiosa del mundo que conlleve compromiso y lucha por la justicia social.

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