El Mito de la Globalización Neoliberal


"Allí donde la propiedad es un derecho individual
y donde el dinero sea la medida universal
jamás podrá reinar la justicia
y la prosperidad social" (Tomás Moro)

2.5. DE LA MODERNIDAD A LA POSTMODERNIDAD


c) La estética por la ética

La problemática del vacío existencial y del fin de la historia, se continúa con el fin de la ética. Nos hallamos ante una sociedad donde impera el politeísmo de valores; donde carecemos de verdades vinculantes; donde el contrato temporal suplanta a la institución permanente en cuestiones fundamentales, afectivas, sexuales, culturales, familiares, internacionales, ..., en todas las dimensiones de la vida social. Y, tras esta sociedad del contrato temporal, está el sistema buscando mayor operatividad y rentabilidad.

La ambición de encontrar un sentido totalizante para la vida queda supeditada a la preferencia de contentarse con los valores múltiples y parciales; ésta es un ética provisional y de circunstancias, que prescinde de los principios, exalta la vida en su finitud y el desarrollo de las realizaciones parciales.

Con la pérdida de la confianza en la razón, se ha perdido también cualquier esperanza de alcanzar un consenso social. Los hombres modernos creían todavía que la confrontación de opiniones conduciría a un acuerdo entorno a la verdad y la justicia. El individuo postmoderno ni cree posible alcanzar ese grado de integración social y tampoco lo desea.

La sociedad postmoderna es la constituida por infinitas microcolectividades eterogéneas entre sí, que renuncian a discutir sus opiniones, a cambio de vivir y dejar vivir. Se huye de las opiniones fuertes, por considerarlas de mal gusto desde el punto de vista estético.

Esta tendencia y sobrevaloración de las cuestiones subjetivas nos remite al concepto del narcisismo, cuya expresión a nivel individal, es el desinterés por los aspectos públicos y por los aspectos transcendentales, dando mayor credibilidad, por el contrario, a la esfera privada; y a nivel asociativo, lo podemos encontrar en las conexiones que se establecen en colectivos con intereses hiperespecializados, de ahí la proliberación de asociaciones y grupos de ayuda mutua.

Como vemos, el establecimiento de objetivos universales y grandes utopías han dejado paso a las "micronecesidades"; de tal manera, que en esta cultura postmoderna, prima el deseo de encontrarse en confianza con seres que comparten las mismas preocupaciones inmediatas. La conclusión de este planteamiento responde a que el narcisismo colectivo no solamente obedece a lo placentero, sino tanbíén a la necesidad de reagruparse con seres "idénticos".

El ocio no cesa de desarrollarse, la búsqueda de la calidad de vida a nivel personal y familiar se convierte hoy en un mito, la jubilación en un ideal de masas. He aquí otro factos clave de la cultura postmoderna: la indiferencia pura. La indiferencia crece y designa una nueva conciencia. Por ejemplo, en el ambiente político podemos constatar que los asuntos políticos siguen interesando a los ciudadanos, de la misma manera que el parte metereológico a los resultados deportivos.

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