La cigüeña sobre el campanario
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La blanca cigüeña,
como un garabato,
tranquila y deforme, ¡tan disparatada!
sobre el campanario.
Antonio Machado
¡Yo creo en la esperanza...!
El credo que ha dado sentido a mi vida
8. Desmitologización y recuperación de la esperanza
Nuestra vocación de cristianos, y la vocación de la Iglesia en la historia, es realizar la profesión del amor al prójimo, de la esperanza escatológica y de la fe en Crsito Señor, en actitud ético-profética, depurada de toda ambigüedad ontológico-cultualista.
¿Que pasará históricamente si la Iglesia Católica Romana se obstina en no salir de una actitud ontológico-cultualista? ¿La dejárá Dios de lado, arrumbada en una vía muerta, mientras el movimiento de la "historia de la salvación" y el avance del Reino va por otras vías? Esto no lo sabemos.
Donde se avanza hacia justicia, liberación de la opresión, cobertura de las necesidades, tomar en mano el problema de los desvalidos, destrucción de privilegios opresivos y de discriminaciones de clase, aborrecimiento de la injusticia y de sus estructuras, amor al prójimo y verdadera libertad, allí está en marcha el Reino de Dios y hay un acercamiento escatológico a la parusía.
Donde esas cosas vienen negadas, desconocidas, obstaculizadas, allí no avanza el Reino de Dios.
Para quien tiene una actitud religioso-ontológicocultualista, sobre todo si es muy rígida, resulta evidente que en Roma actúa el Reino de Dios y que Pekín representa lo que va contra el Reino. Pero para quien se mueve de veras en una actitud religiosa ético-profética, tal evidencia no existe.
¿Quién se atreve a asegurar que la China actual la no es una fermentación de la levadura del Reino y que el Estado Ciudad del Vaticano no es una costra dura rebelde a aquellos fermentos?
San Pablo recomendaba a la comunidad cristiana de Roma, cuya continuación histórica es la Iglesia Católica Romana contemporánea una actitud de profunda humildad:
"No te engrías contra las ramas(que fueron desgajadas: se refiere a los israelitas que se endurecieron). Y si te engríes sábete que no eres tú quien sostiene la raíz, sino la raíz quien te sostiene. Pero dirás: las ramas fueron desgajadas para que yo fuera injertado.
¡Muy bien! Por su incredulidad fueron desgajadas,
mientras tú por la fe te sostienes. ¡No te engrías!
Más bien, teme. Que si Dios no perdonó a las ramas
naturales, no sea que tampoco a tí te perdone.
Así, pues, considera la bondad y la severidad de Dios:
severidad con los que cayeron, bondad contigo, si
que te mantienes en la bondad; que si no, también tú
serás cortado"((Rom 11, 18-22).
La Iglesia se mantendrá viviente en la raíz del Reino, si mantiene la fe y si se mantiene en la bondad. Es decir, si vive la fe en actitud ético-profética. Si no, será cortada.
¿Cómo? Dios lo sabe. "Poderoso es Dios". _dice allí S. Pablo (v.23).
La misma llamada a la humildad, a buscar la actitud ético-profética (y sólo en ella) la garantía de pervivencia de la Iglesia la encontramos en las palabras del Evangelio de San Mateo, con que termina el Sermón de la Montaña".
Ver: José Mª Díez-Alegría, ¡Yo Creo en la Esperanza!
Desclée de Brouwer 1972
La blanca cigüeña,
como un garabato,
tranquila y deforme, ¡tan disparatada!
sobre el campanario.
Antonio Machado
¡Yo creo en la esperanza...!
El credo que ha dado sentido a mi vida
8. Desmitologización y recuperación de la esperanza
Nuestra vocación de cristianos, y la vocación de la Iglesia en la historia, es realizar la profesión del amor al prójimo, de la esperanza escatológica y de la fe en Crsito Señor, en actitud ético-profética, depurada de toda ambigüedad ontológico-cultualista.
¿Que pasará históricamente si la Iglesia Católica Romana se obstina en no salir de una actitud ontológico-cultualista? ¿La dejárá Dios de lado, arrumbada en una vía muerta, mientras el movimiento de la "historia de la salvación" y el avance del Reino va por otras vías? Esto no lo sabemos.
Donde se avanza hacia justicia, liberación de la opresión, cobertura de las necesidades, tomar en mano el problema de los desvalidos, destrucción de privilegios opresivos y de discriminaciones de clase, aborrecimiento de la injusticia y de sus estructuras, amor al prójimo y verdadera libertad, allí está en marcha el Reino de Dios y hay un acercamiento escatológico a la parusía.
Donde esas cosas vienen negadas, desconocidas, obstaculizadas, allí no avanza el Reino de Dios.
Para quien tiene una actitud religioso-ontológicocultualista, sobre todo si es muy rígida, resulta evidente que en Roma actúa el Reino de Dios y que Pekín representa lo que va contra el Reino. Pero para quien se mueve de veras en una actitud religiosa ético-profética, tal evidencia no existe.
¿Quién se atreve a asegurar que la China actual la no es una fermentación de la levadura del Reino y que el Estado Ciudad del Vaticano no es una costra dura rebelde a aquellos fermentos?
San Pablo recomendaba a la comunidad cristiana de Roma, cuya continuación histórica es la Iglesia Católica Romana contemporánea una actitud de profunda humildad:
"No te engrías contra las ramas(que fueron desgajadas: se refiere a los israelitas que se endurecieron). Y si te engríes sábete que no eres tú quien sostiene la raíz, sino la raíz quien te sostiene. Pero dirás: las ramas fueron desgajadas para que yo fuera injertado.
¡Muy bien! Por su incredulidad fueron desgajadas,
mientras tú por la fe te sostienes. ¡No te engrías!
Más bien, teme. Que si Dios no perdonó a las ramas
naturales, no sea que tampoco a tí te perdone.
Así, pues, considera la bondad y la severidad de Dios:
severidad con los que cayeron, bondad contigo, si
que te mantienes en la bondad; que si no, también tú
serás cortado"((Rom 11, 18-22).
La Iglesia se mantendrá viviente en la raíz del Reino, si mantiene la fe y si se mantiene en la bondad. Es decir, si vive la fe en actitud ético-profética. Si no, será cortada.
¿Cómo? Dios lo sabe. "Poderoso es Dios". _dice allí S. Pablo (v.23).
La misma llamada a la humildad, a buscar la actitud ético-profética (y sólo en ella) la garantía de pervivencia de la Iglesia la encontramos en las palabras del Evangelio de San Mateo, con que termina el Sermón de la Montaña".
Ver: José Mª Díez-Alegría, ¡Yo Creo en la Esperanza!
Desclée de Brouwer 1972