"Francisco ha sido un importante freno a los colectivos fundamentalistas e integristas dentro del cristianismo" El pensamiento político y económico revolucionario del Papa Francisco

"Ha llevado a cabo una de las transformaciones más importantes del catolicismo en la doctrina social de la Iglesia, que se ha caracterizado por un pensamiento socioeconómico, político y ecológico revolucionario"
"La alegría del Evangelio es una de las críticas más severas contra el capitalismo en su versión neoliberal, que califica de injusto en su raíz"
"Pero sus críticas al neoliberalismo no desembocan en derrotismo, sino en propuestas económicas y políticas alternativas. Su modelo económico está guiado por el bien común"
"La cuidadanía, debe traducirse en cuidar la naturaleza y reconocer su dignidad y sus derechos"
"La encíclica Fratelli tutti es, a mi juicio, uno de los mejores análisis críticos de las densas sombras que se ciernen sobre nuestro mundo"
"Pero sus críticas al neoliberalismo no desembocan en derrotismo, sino en propuestas económicas y políticas alternativas. Su modelo económico está guiado por el bien común"
"La cuidadanía, debe traducirse en cuidar la naturaleza y reconocer su dignidad y sus derechos"
"La encíclica Fratelli tutti es, a mi juicio, uno de los mejores análisis críticos de las densas sombras que se ciernen sobre nuestro mundo"
"La encíclica Fratelli tutti es, a mi juicio, uno de los mejores análisis críticos de las densas sombras que se ciernen sobre nuestro mundo"
| Juan José Tamayo teólogo
Durante los doce años de su pontificado, el Papa Francisco ha demostrado ser un líder moral internacional en una época en la que no andamos muy sobrados de ellos, tanto en el terreno político y económico, como en el religioso y social. Ha llevado a cabo una de las transformaciones más importantes del catolicismo en la doctrina social de la Iglesia, que se ha caracterizado por un pensamiento socioeconómico, político y ecológico revolucionario, que ha ido más allá de la socialdemocracia y está en plena sintonía con los partidos de la izquierda radical y con los economistas que propone modelos económicos alternativos.
Francisco ha sido un importante freno a los colectivos fundamentalistas e integristas dentro del cristianismo, a las tendencias sociales y culturales reaccionarias, a las organizaciones políticas ultraneoliberales y a los partidos políticos de la extrema derecha. Es por ello que los dirigentes de estas organizaciones lanzan contra él todo tipo de insultos e improperios.

Voy a intentar demostrarlo a través de la lectura de las tres encíclicas más originales y rupturistas con los pontificados anteriores: La alegría del Evangelio, de 2013, la Laudato Si’. Sobre el cuidado de la casa común, de 2015, y la Fratelli tutti. Sobre la fraternidad y la caridad social, de 2020.
La alegría del Evangelio es una de las críticas más severas contra el capitalismo en su versión neoliberal, que califica de injusto en su raíz. En ella denuncia la “globalización de la indiferencia”, que nos vuelve “incapaces de compadecernos ante los clamores de los demás” y de llorar ante “el drama de los demás”, y la “anestesia que provoca “la cultura del bienestar”. Critica con severidad la cultura del descarte que considera a las personas y los colectivos excluidos como desechos y población sobrante, a quienes se deja morir de manera inmisericorde.
Coincide en esta valoración con el politólogo camerunés Achille Mbembe, que habla de la necropolítica entendida como la capacidad de todos los poderes coaligados para decidir quién tiene que vivir y quién debe morir. Interpreta la crisis como resultado de un capitalismo salvaje dominado por la lógica del beneficio a cualquier precio y pronuncia cuatro “noes” que deberían hacer temblar los cimientos del sistema capitalista por su radicalidad:
no a una economía de la exclusión y la inequidad que utiliza al ser humano como bien de consumo, de usar y tirar, y mata, pero no metafóricamente sino realmente; no a la nueva idolatría del dinero, que se manifiesta en el fetiche de la propiedad y en la dictadura de la economía sin rostro humano, niega la primacía del ser humano y nos somete “a los intereses del mercado divinizado, convertidos en regla absoluta”; no a un dinero que gobierna el mundo en lugar de servir y considera la ética como contraproducente; no a la inequidad que es la raíz de los males sociales, genera violencia y tiene un fuerte potencial de muerte.

Pero sus críticas al neoliberalismo no desembocan en derrotismo, sino en propuestas económicas y políticas alternativas. Su modelo económico está guiado por el bien común. Entiende la política como la capacidad para reformar las instituciones, superar las presiones plutocráticas y generar buenas prácticas de justicia y equidad. En este sentido su sintonía con los movimientos populares es total. Ha mantenido varios encuentros con ellos en diferentes escenarios y ha hecho suyas las reivindicaciones de las 3T: “Techo, Tierra y Trabajo”.
La ecología fue desde el principio otra de sus opciones fundamentales. Ha sido el primer papa de la historia del cristianismo que ha escrito una encíclica sobre la crisis ecológica y sus respuestas: Laudato Si’. Sobre el cuidado de la casa común. En ella critica el antropocentrismo moderno, que considera al ser humano dueño y señor absoluto de la naturaleza.
La crítica se extiende a la antropología cristiana por transmitir “un sueño prometeico sobre el mundo que provocó la impresión de que el cuidado de la naturaleza es cosa de débiles”. Y no solo provocó la impresión, sino contribuyó a la depredación de la naturaleza. Cuidadanía y ciudadanía van a la par. La cuidadanía, debe traducirse en cuidar la naturaleza y reconocer su dignidad y sus derechos. La ciudadanía consiste en reconocer los mismos derechos y la misma dignidad a todas las personas, cualesquiera fueran su origen, clase social, etnia, cultura, religión, género, identidad sexual, etc.
Francisco como alternativa un nuevo modo de vida eco-humana y un modelo de desarrollo sostenible e integral y subraya la relación inseparable entre ecología y antropología: “no hay ecología sin antropología”, escribe. La degradación ambiental y la degradación humana van al unísono y la lucha contra ellas son inseparables.

La encíclica Fratelli tutti es, a mi juicio, uno de los mejores análisis críticos de las densas sombras que se ciernen sobre nuestro mundo, al que Francisco define como un “mundo cerrado”, sin un proyecto liberador para todos los seres humanos y la naturaleza, con “una globalización y un progreso sin un rumbo común”, “sin dignidad humana en las fronteras”. Este mundo se caracteriza por el sometimiento de los pueblos y la pérdida de la autoestima por mor de las nuevas formas de colonialismo, por una mentalidad xenófoba hacia inmigrantes, por una cultura al servicio de los poderosos, una fiebre consumista y la especulación financiera y el expolio, “donde los pobres son los que siempre pierden” (n. 53).
Lleva a cabo una crítica al neoliberalismo con gran rigor argumental y cuestionamiento de la racionalidad económica ortodoxa. Francisco desenmascara la falsa creencia que se quiere imponer a la humanidad de que el mercado solo lo resuelve todo. Nada más lejos de la realidad. El mercado crea más problemas de los que resuelve, el más importante el incremento de las desigualdades.
Recurriendo al lenguaje religioso llama a dicha creencia “dogma de la fe neoliberal” y la califica de pensamiento pobre y repetitivo, ya que propone siempre las mismas recetas cualquiera fuere la situación. Subraya la estrechez de ciertas visiones economicistas y monocromáticas, llama la atención sobre la falibilidad de las recetas dogmáticas de la teoría económica neoliberal y critica los estragos que produce la especulación financiera cuyo fin fundamental es la ganancia fácil.

Etiquetas