INRI Jesús Nazoreo, Rey de los Judíos (Pasión en Salamanca)
Gracias a ellos, y en especial a D. Javier Blázquez por recordarme en sus tertulias y publicaciones
(cf.http://www.tertuliacofradepasion.com/2012/03/presentacion-pasion-en-salamanca-2012.html). Esta ha sido mi palabra el 2012, propia del Viernes Santo.
Aprovecho esta ocasión para unirme a todos los que durante estos días, en Salamanca y Bilbao, en Sevilla y en todo el mundo católico y cristiano, han celebrado la Semana Santa, compartiendo de algún modo el camino de Jesús.
Jesús Nazoreo rey de los judíos
(Pasión en Salamanca 19 (2012) 10-11)
La tradición ha conservado dos versiones del título o letrero de la Cruz. La de Marcos («había una inscripción de su condena, que decía: El rey de los judíos»; Mc 15, 26) ha sido aceptada y ligeramente modificada Mateo y Lucas. La de Juan afirma que el título estaba escrito en hebreo (o arameo), latín y griego y que decía: «Jesús el Nazoreo el Rey de los judíos» (Jn 19, 19).
– Marcos: El Rey de los judíos (15, 26). Este pasaje, más breve y conciso, recoge la acusación básica que los sacerdotes presentaron a Pilato en contra de Jesús, aquella que Pilato tomó como causa y razón de su condena a muerte. Así expresa la experiencia básica de Jesús, que había actuado como profeta del Reino de Dios en Galilea, pero que se había presentado en Jerusalén como Mesías, término que, en lenguaje jurídico y político romano, podía traducirse como “Rey de los judíos”. Es poco probable que Jesús se presentara como Rey (y menos como rey de los judíos), pues, a su juicio, el Reino era de Dios. Él se tomaba más bien como Mesías de Israel o, quizá mejor, como pretendiente mesiánico, pero Pilato no entiende ese término (mesías), pues no entra en cuestiones intrajudía. Por eso prefiere emplear un término político: Rey de los judíos.
–Juan: Jesús el Nazoreo el Rey de los judíos (19, 19). El texto supone que el letrero estaba escrito no sólo en hebreo/arameo (la lengua de la zona), sino en latín y griego (las lenguas del imperio). De esa forma puso de relieve el carácter universal (mundial) de la condena y muerta de Jesús. Los sacerdotes le piden que no ponga “rey de los judíos”, pues no lo sería en realidad. Pero Pilato lo mantiene el letrero, para humillar de esa manera a los sacerdotes, recordándoles que su rey es Jesús.Más difícil de evaluar es el valor histórico del otro término (Nazoreo, no Nazareno, como suele decirse).
Según Marcos, el letrero decía simplemente “Jesús”. Según Juan añadiría: “Nazoreo”, que no significa simplemente que es de Nazaret, sino que pertenece al “nezer” o familia de David.
Ciertamente, esa palabra (nazoreo) puede haber sido “creada” por el mismo Juan, para presentar el “nombre completo” de Jesús, siguiendo el estilo del nombre de los emperadores, que constaba de tres partes, como Tiberio César Emperador (de Roma). En esa línea, en vez de decir simplemente Jesús (como Marcos), Juan habría conservado el nombre completo de Jesús, con sus tres elementos: Jesús Nazoreo Rey (de los judíos).
Ese nombre (nazoreo, no nazareno, lo repito) constituye un elemento clave del mesianismo de Jesús, que no fue solamente “nazareno” (de Nazaret de Galilea), sino “nazoreo”, descendiente del “nezer”, es decir, del “tronco” de Jesé, que es la familia real de David, siendo por tanto un pretendiente mesiánico.
La cuestión es saber si Marcos suprimió ese título (Nazoreo), porque no quería presentar a Jesús en la línea mesiánica davídica, o si Juan lo añadió (con un afán de purismo literario)… o si simplemente lo mantuvo, recogiendo así una tradición antigua, que presentaba a Jesús como Nazoreo, en una línea mesiánica que le vinculaba a la promesas de David. Desde mi visión exegética e histórica, las cosas se explican mejor suponiendo que ha sido Marcos el que, conforme a su estilo y queriendo desvincular a Jesús del mesianismo davídico/nazoreo, quiso suprimir ese nombre, que recoge una tradición histórica.
Pienso, según eso, que el título originario, escrito sin duda en una sola lengua (griego, quizá latín) decía Jesús Nazoreo Rey de los Judíos (palabras que, por sus iniciales, aparecen como INRI en las imágenes de la crucifixión). Desde ese fondo se entiende mejor la protesta de los sacerdotes de Jn 19, 19-24, que no tienen dificultad en reconocer a Jesús como nazoreo (pues lo es, por familia), pero que no quieren aceptarle como rey de los judíos.
De un modo significativo, en el momento clave del prendimiento, los agentes de la autoridad han llamado a Jesús “nazoreo”, como suponiendo que ese título tiene algo que ver con todo lo que está sucediendo (cf. Jn 18, 5. 7 ytambién Mt 26, 71, que introduce ese título en el proceso de Jesús). Ciertamente, es difícil precisar hoy el sentido de ese título, pero todo nos permite afirmar que el prendimiento y muerte de Jesús está relacionado con su condición de nazoreo o pretendiente mesiánico.
Permítase una pequeña licencia histórica. Pienso, además, que Jesús no era una nazireo armado (un nazir de Dios, de los que no comen ni beben, pero lucha en la guerra santa, en la línea de Sansón) y añado que no subió a la ciudad de Jerusalén para conquistarla, muriendo en el intento, sino que era un nazoreo no violento. Jesús no fue nazireo, pero sí “nazoreo”, un pretendiente mesiánico pacífico, alguien que supo dar la vida por la transformación personal y social, religiosa y nacional del judaísmo de su tiempo. En esa línea, estrictamente hablando, los “nazarenos” de la Semana Santa no deberían llamarse así (nazarenos de Nazaret), sino “nazireos”, comprometidos por la causa mesiánica de Jesús.
Sea como fuere, resulta claro que Pilato condenó a Jesús por ser (querer hacerse) “rey de los judíos”, pensando que de alguna forma él quería usurpar el “poder de Roma”.
-- Para Pilato, Jesús es un rey fracasado, uno más en la gran lista de pretendientes políticos vencidos.
-- Para los sacerdotes será un falso rey, un engañoso profeta de mentiras peligrosas.
--Para los seguidores de Jesús, ese título está al principio de su visión del mesianismo, pero sólo se puede entender desde la Cruz, y tras la experiencia pascual; antes (o fuera) de ella es un título de escándalo.