Navidad es Luz, lámpara sobre candelabro, no bajo celemín o cama
Se enciendo la cuarta lámpara de adviento, el candelero de las siete luces de la Navidad judía, cristiana, universal.
Luz para todos, de todos, mirarse y admirarse, quererse sorprendidos de ser y de amar, eso es Navidad.
Viene la luz, para ser nosotros candelabro de Dios sobre la tierra, luz compartida en un universo de estrellas de Dios
Viene la luz, para ser nosotros candelabro de Dios sobre la tierra, luz compartida en un universo de estrellas de Dios
| Xabier Pikaza
Les decía Jesús: ¿Acaso viene la lámpara para taparla bajo el celemín o debajo de la cama? ¿No viene para ponerse sobre el candelero? Nada hay oculto sino para ser manifestado y nada hay escondido, sino para ser revelado (Mc 4, 21-22).
En este Adviento 2024 seguimos estando en tiempos de feroz ocultamiento y mentira, con si las cosas que pasan (que hacemos que pasen) tuviéramos que ocultarlas bajo un celemín invertido o bajo la cama del Secretariado o Ministerio político-judicial de Mentiras Mutuas.
Quizá es mi impresión, posiblemente me equivoque... Pero oigo noticias, rumores de noticias de una guerra de mentiras de viejos envejecidos, como niños que ya no son traviesos, sino malos, y cantan, cantamos, en el autobús de ex-cursilón: ¡Vamos a contar mentiras, trianlará... para fastidiar al prójimo, que se muera ya... ¡Era verdad que cantábamos eso de niños inocentes? ¿Es eso lo que cantamos ahora de mayores no inocentes?
La cosa es clara, de Roma a Jerusalén, de Kremlin al Pentágono.
Nos lleva el autobús de la muerte, puede derrapar en cualquier curva, caer al barranco y parece que solo nos importa contar mentiras... que se mueran los otros, más que salvarnos todos.
Me parece, posiblemente me equivoco. Pero recuerdo y me alegro, desde mi esperanza de Adviento Judío, porque viene la lámpara de siete brazos, llamado Menorah, candelabro de lámparas del templo de Sion (f. Ap 1, 13; 2, 1).
En contra de los que quieren esconder la lámpara/luz de Jesús debajo del celemín o de la cama, como avergonzados de ella o queriendo esconderla para que destruya al prójimo... me gustaría poner su luz sobre el candelero/candelabro de manera que ilumine a todos.
Me gustaría ser candelabro de Jesús, que todos los fuéramos, que ardiéramos de luz que es la verdad, de verdad que es el amor mutuo, de conocimiento de amor, de corazón... Sólo la luz del corazón nos permite ver a Dios, la luz de amor; nos permite conocernos a nosotros mismos y conocer a los demás, y darnos luz unos a otros, de manera que se revelen en nosotros, por nosotros, en Navidad, las cosas escondidas desde el comienzo del mundo, que es Dios.
Jesús es la lámpara que viene y los creyentes deben (=debemos) ponerla en el lugar adecuado, para que luzca y se expanda su resplandor (en contra de una comunidad judeo-cristiana antigua o de una iglesia de miedos actuales que parece empeñada esconder la luz universal del Cristo.
Ésta es un luz que es amor, para querernos y ser, como foco de claridad universal, sobre el monte del mundo, como sabe y dice Mt 5, 14-16 donde se habla de la Luz colocada sobre el alto monte, como ciudad final de luz clara, cálida, amorosa, que atrae a todos los pueblos (cf. Is 2, 2; 60, 1)
En ese contexto se añade Jesús en Marcos: “pues nada hay oculto, sino para que sea revelado; y nada hay escondido, sino para que llegue a ser revelado” (4, 22). Jesús ha venido a revelar/manifestar todo lo que estaba oculto o escondido, apareciendo así como portador de la gran “fanerosis” o manifestación de la vida/amor en nosotros (cf. 2 Cor 4, 2).
Jesús ha venido a manifestar las cosas que estaban escondidas desde el comienzo del mundo, como dice expresamente Mt 13, 35. Revelador universal, la Luz que de Dios, que debe alumbrar sin excepción a todos.
En esa línea, al decir que “nada hay oculto sino para que sea revelado”, revelado en amor, en respeto mutuo.... en un celemín lleno de trigo/pan de vida, debajo y encima de una cama que es tálamo de amor abierto al cielo (nuestro tálamo florido, cantaba Juan de la Cruz, de cuevas de leones enlazado, de púrpura tendido.).
Luz de amor claro sobre la cama/tálamo, luz Jesús en el celemín de trigo y comida del mundo ha venido a traer Jesús, de un modo humilde, callado, pero con el fin de que se manifieste en plenitud de Navidad a Pascua, de Norte a Sur, de Oriente a Occidente…
Muchos no lo entienden, no lo entendemos, ni en iglesia ni en sinagoga, ni en Kremlin, ni en Pentágono. Pero es hora de sentir, de amar... Parece que estamos ante un un ocultamiento cósmico (un apagón organizado de la verdad), ante y un ocultamiento mesiánico (queremos apagar la luz de Jesús).
Pero ese ocultamiento ha de acabar ante la luz de la Verdad, de la mirada transparente, de manera que conozcamos y nos aceptemos y nos amemos, como Dios nos conoce, nos alumbra, nos ama (1 Cor 13).
Por eso, en terminología muy precisa, el texto de Jesús (Mc 4,21-15) añade que nada quedará (debe quedar) escondido o apokryphon, como sucedía en numerosas escuelas religiosas y políticas de antaño y de hogaño, que sólo divulgaban su conocimiento entre algunos iniciados, o como sucede de manera peor en nuestro tiempo, cuando corremos el riesgo de que iglesias, ministerio, estados y multi-nacionales se conviertan en fabricantes organizados de mentiras, al servicio de la Muerte Universal, no del nacimiento mesiánico (4, 22).