San Juan de la Cruz y/o Descartes (con M. Ofilada)

Azorín» dijo:  Es falso que Descartes sea superior a Santa Teresa y Kant a San Juan de la Cruz».

Unamuno añadió: “Si fuera imposible que un pueblo dé a Descarte y a San Juan de la Cruz, yo me quedaría con éste”.

Ortega y Gasset contestó: “Lo único triste del caso es que a D. Miguel, el energúmeno, le consta que sin Descartes nos quedaríamos a oscuras y nada veríamos, “y menos que nada, el pardo sayal de Juan de Yepes”. ¿Quién tiene razón? Yo me quedo con Unamuno... Sin hombres como Juan de la Cruz no tendría sentido Descartes (quien, dicho sea de paso, fue andando desde Paris a Loreto,  en las Marcas del sur de Italia, darle gracias por su invento a la Virgen de Casa Santa).

Biografia de René Descartes

Quiero detenereme en las citas anteriores,que son bien conocidas y aparecen en cualquier buscador:
Azorín» dijo en su discurso de entrada en la Academia:  Es falso que Descartes sea superior a Santa Teresa y Kant a San Juan de la Cruz». Azorín era escritor, y así valora a Teresa y Juan de la Cruz como artistas, testigos del don de la palabra.

San Juan de la Cruz

Unamuno añadió: “Si fuera imposible que un pueblo dé a Descarte y a San Juan de la Cruz, yo me quedaría con éste”. Unamuno era un pensador, tentado siempre por Descartes, pero siempre abierto(como Pascal) a las razones del corazón, que es la vida hecha revelación y camino de amor.
Ortega y Gasset contestó: “Lo único triste del caso es que a D. Miguel, el energúmeno, le consta que sin Descartes nos quedaríamos a oscuras y nada veríamos, “y menos que nada, el pardo sayal de Juan de Yepes”.
La contestación de Ortega (llamando a Unamuno"energúmeno" y riéndose del sayal pardo de Juan de la Cruz, en una de sus conocidas y triste boutadas", está fuera de tiempo y lugar.
Ortega (gran escritor, gran analista social)  había sido idealista en Marburgo, destetado en filosofía por H. Cohen,  kantiano radical  y místico judío,  para despertar siendo vitalista (de la razón vital), sin dejar de ser  racionalista.
Su obra sobre la ciencia es admirable (tenemos que seguir leyendo sus escritos sobre Galileo y Leibniz), pero quizá carece de pasión vital del amor (como la de su maestro Cohen), como la de su "colega mayor" Unamuno

¿Quién tiene razón? Razón de ciencia la tiene Ortega, pero razón de vida la Unamuno... Sin hombres como Juan de la Cruz no tendría sentido Descartes (un hombre que, dicho sea de paso, fue a darle gracias por su invento "racional a la Virgen de la casa de Loreto, la más supra-racional de todas las vírgenes y casas de occidente).
    He dedicado parte de mi vida de pequeño pensador a la comparación entre Descartes y Juan de la Cruz. Ha aprendido de muchos Entre quiero citar a  Macario Ofilada, corresponsal de RD (fui censor y luego introductor de su tesis sobre la filofosofía de S. Juan de la Cruz) y a I. Ceberio (fui también miembro del tribunal de su tesissobre la muerte  del sujeto en JCen la Facultad de Filosofía de la Universidad del Pais Vasco, en San Sebastián).   
He desarollado este tema en varias obras, entre ellas en Amor de Hombre, Dios Enamorado, de donde tomo algunas de las  reflexiones que siguen, elaboradass cuando M. Ofilada esta reflexionando sobre el tema. Algunas de ellas aparecen en mi introducción a su obra.
   Buen día, Macario. Tú sabes que Juan de la Cruz ha sido y sigue siendo Adviento de Navidad. Publicaré, Dios mediante, mi reflexión entera sobre Juan de la Cruz y la metodología (ascenso) del amor, que nos capacita para salir de la "caja" del hierro del "sistema técnico".

San Juan de la Cruz. El sentido experiencial del conocimiento de Dios -  Monte Carmelo

San Juan de la Cruz y Descartes: razón de hombre, más allá de la razón

            Siendo cristiano, y asumiendo en algún sentido los símbolos del platonismo, San Juan de la Cruz (= SJC) se encuentra al comienzo de una etapa nueva de conocimiento  racional y experiencia cientírica de la vida, cuyo programa ha sido expresadp de un modo ejemplar por Descartes, Discurso del Método (1636). En un sentido, podríamos afirmar incluso que SJC ha sido un adelantado del modelo cartesiano: no toma como punto de partida el mundo en cuanto objeto separado, sino que empieza ocupándose del hombre, como ser pensante, sujeto de sí mismo. Pero, dicho eso, debemos añadir que las direcciones y tendencias son muy distintas:

Pienso (amo) luego existo.

Descartes ha puesto en la base de su pensamiento y de la modernidad la “duda universal”. No se sitúa ya de manera ingenua sobre el mundo, en medio de unas cosas que supone conocidas, sino que empieza afirmando que todo lo que conocemos puede ser mentira, ilusión de la fantasía, creación de nuestra mente.

Macario Ofilada Mina | Académico | Asociación de Academias de la Lengua  Española

(M. Ofilada, pensador, amigo y guía en la subida al monte de la contemplación, que es  monte de amor)

Por eso, antes de abrirse hacia las cosas exteriores, conocidas o ignoradas, la mente ha de ocuparse de sí misma, para conocer de esa manera sus capacidades, para no equivocarse en sus apreciaciones, apelando incluso a Dios para alcanzar una certeza básica. Pues bien, SJC se ha situado en una perspectiva convergente, pues ha explorado de un modo radical el fondo de ilusión sobre el que emerge (y en el que puede perderse) el ser humano; pero más allá de todas las posibles ilusiones mentirosas de la mente ha descubierto la firmeza y garantía del amor que es verdadero. La verdad no es "yo pienso", sino "yo amo" porque soy amado.

Macario Ofilada Mina: Camino de la verdad. Historia, contemplación,  mistagogía desde Santa Teresa de Jesús

 Sobre ese fondo se establece una diferencia clave (primadia del pensamiento racional/científico) y/o primacía del conrazón/amo puede trazarse la genealogía (desarrollo y riesgo supremoI de occidente.

(1) Descartes busca la respuesta y solución en la racionalidad subjetiva, formulada a través del “pienso, luego existo”, analizando el proceso y presupuestos de propio pensamiento, entre ellos la idea de Dios, a quien se pide que sancione y garantice desde arriba el valor de las ideas[1].

(2)   SJC no hubiera dicho “pienso, luego existo”, sino “amo, luego existo” o, mejor dicho, “me aman, nos amamos, luego existimos”. A su juicio, la verdad del ser humano se sitúa en un nivel de donación y encuentro personal, no de razones. Por eso, no tenemos que llamar a Dios en un momento posterior, para que repare y sostenga el edificio inseguro de nuestro pensamiento, pues él está presente desde siempre.

Ideas claras, más allá de las ideas. Pidiendo a Dios que venga, para que le ayude a conseguir certeza, Descartes ha desarrollado el pensamiento en una línea de claridad y distinción, poniendo así como modelo de todo discurso racional el de la ciencia, que se esfuerza por definir y distinguir sus ideas, formulándolas, si fuere necesario (y al fin lo es siempre), con signos matemáticos, operativos.

De esa forma nos sitúa al comienzo de un proceso de racionalización técnica, que será fundamental para la historia posterior, donde la ciencia, con la técnica de producción (y administración) de bienes, acaba ocupando el primer lugar del hombre; en ese contexto, Dios sólo sería una hipótesis auxiliar, a la que se acude cuando las ideas racionales o las leyes científicas resultan incapaces de mantenerse por sí mismas, de una forma clara.

SJC no negaría en principio el valor de ese modelo de razonamiento, pero nunca lo pondría como base, ni lo tomaría como expresión final de la verdad del hombre. Hay a su juicio algo anterior y más grande: el amor del que venimos y en el que existimos, el amor al que tendemos. Eso significa que el estrato “conceptual/racional y técnico” de las ideas sólo tiene sentido y sólo puede aplicarse en un nivel limitado de razones y discursos, dentro de unas coordenadas cartesianas en las que nos hemos encerrado previamente.

Las coordenadas de San Juan de la Cruz son mucho más extensa, pues abarcan al hombre y la mujer (en Descartes todos son "hombres", no hay lugar para las mujeres como tales, ni para los varones como amantes y amados..

.Hay un antes (pre-racional) y, sobre todo, un después (post-racional) que constituyen el lugar y objetivo más hondo de la experiencia humana, del ser del hombre como amor, no en línea de voluntad-poder, sino de comunicación creadora gozosa (soy porque puedo gozar". Desde aquí se entiende el proyecto y magisterio fundamental de SJC como creyente y pedagogo de la contemplación, empeñado en superar el nivel de los discursos racionales (ideas claras y distintas, en sentido cartesiano), para encontrar el principio y sentido de la vida en un plano más hondo y personal, más allá de esas ideas, allí donde se revela Dios y habita el Amor (que en realidad son lo mismo), allí donde los seres humanos (varones y mujeres) pueden purificar su corazón (no su pura mente racional), de forma que se descubren amados y amantes, en comunicación de amor.[2].

ANÁMNESIS Y OTRAS ANÁFORAS DE LA MEMORIA : Ofilada Mina, Macario:  Amazon.es: Libros

Dos pedagogías: mundo de ley, mundo de admiración, de belleza de comunicación de corazón.

Para Descartes, el mundo es una especie de sistema espacial, que puede ser diseccionado, medido y manejado geométricamente, conforme a un esquema de “coordenadas” (¡cartesianas!), que nos permiten trazar numéricamente las funciones de un determinado objeto.

Por el contrario, SJC ha concebido el mundo como expresión de una belleza trascendente y muy presente, muy de cielo y totalmente a ras de vida/tierra, antes de todas las mediciones técnicas, por encima de todas las posibles ideas; por eso lo irá descubriendo como espacio de belleza donde se expande y encarna el amor enamorado. No niega el aspecto discursivo y técnico, pero mira y canta el mundo desde una perspectiva afectiva, en línea estética.

Es evidente que SJC no habría combatido a Descartes, ni negado el valor de su Discurso del Método, pero lo habría cerrado dentro de unos límites, para que no se convirtiera en “cáncer” que todo lo domina y devora. Es bueno, en su nivel, el argumento racional, pero su red de pensamiento (que tiende a cerrarse y cerrarnos en forma de sistema) sólo pueda captar algunas cosas limitadas, dentro de unas coordenadas racionales de tipo técnico.

La vida auténtica escapa, no cabe en esas redes. Dicho eso, debemos añadir que la primera parte de la obra de SJC (Subida y Noche) puede ponerse en paralelo y contraste con el sistema de Descartes, como un “discurso sobre el método de la contemplación”, no para cerrar al hombre en el mundo técnico, sino para abrirle al misterio de la gratuidad[3].

SJC ha sido el mejor pedagogo de la contemplación, del amor admirado...  del amor que deja todo lo restante a un lado (ni esto, ni esotro) para ser amado y amar y recibir y poser todo en en el amor.

SJC ha sido aquel que, en el comienzo de la modernidad, ha presentado y programado los caminos más luminosos y exigentes de superación de un método puramente racional, que mantiene a los hombres y mujeres maniatados,  encerrados en una caja de hierro de razones y poderes (M. Weber), dentro de un mundo que termina encerrándonos a todos en la lucha por el poder.

Todo el principio de su obra elabora esa experiencia y exigencia: el hombre es más que razón discursiva; la verdad religiosa (cristiana) no puede captarse con "espíritu de geometría" (como dirá Pascal). De esa forma eleva, frente a la claridad y distinción cartesiana, hecha de divisiones y fórmulas exactas y de racionalidad instrumental, en un nivel de ciencia, la más alta claridad y finura del misterio de Dios en la Noche, la más honda verdad del hombre que es gracia de Amor, creación divina[4].

             Esos momentos definen la tarea de SJC, ellos expresan su apuesta de amor. No es un teórico, sino un testigo: un hombre que ha descubierto por Jesús, con la tradición religiosa de su pueblo (musulmán, judío y cristiano), la más alta presencia de Dios, con quien desea hacernos dialogar.

No niega la importancia de otros discursos racionales, no habría rechazado el método cartesiano de la ciencia clara (en un nivel de matemáticas). Pero busca otra claridad, hecha de amor y encuentro personal. Para ello debe superar el plano de los discursos probativos y las meditaciones (propias también de Descartes: ¡Meditaciones metafísicas!),que siguen cerrando a los hombres y mujeres en el plano de sus construcciones culturales.

            En el comienzo de la modernidad, asumiendo con plena decisión el impulso creativo del renacimiento, SJC parece recordar a los hombres (cristianos), que ellos corren el riesgo de entender su vida como un discurso racional, es decir, como un sistema cartesiano de razones que al fin son razones técnicas, que pueden contenerse en un robot o ordenador de dos teclas, mas o menos, manos o menos.

Para superar ese riesgo de encerrarlo todo (y de encerrarse ellos mismos en sus razones...), SJC quiere hablal de un amor y de una experiencia superior, que desborda el nivel de las ideas y meditaciones racionales, de la acción y reacción, para situarle en la noche más clara del amor divino.

No puede probar sus afirmaciones en un plano de sistema, pues todo lo probado es sólo probable y pertenece al nivel de los discursos racionales, sino que hace algo más hondo: ofrece un método para que hombres y mujeres, cada uno por sí y unidos todos en amor, puedan asumir y recorrer un camino de purificación en lo divino, es decir, en lo humano profundo, en el gozo y hermosura de la vida..

Esta es la alternativa  de SJC que supera un nivel de discurso donde el orden de las cosas se encuentra dominado por una ley instrumental (dominadora, histocista)  que todo lo organiza, tejiendo así un tipo de Todo donde el hombre queda encadenado.

Así nos sitúa ante el don y la tarea de la revolución más grande, desde el interior de la tradición cristiana, en ámbito de iglesia: ofrece a los hombres y mujeres de su tiempo, con lenguaje radical, pero muy claro, un “método” de contemplación, para que descubran el misterio y se vinculen  en amor a lo divino, a lo humano profundo, sin más tareaque amarse pues "ya solo en amor es mi ejercicio", pues a la tarde de la vida "seremos examinados" en amor (en el amor de Dios) y por el amor que hayamos sido.[5].

Aquí cabe una de las frases más hondas de Unamuno: Loco no es aquel a quien la falta la razon, sino aquel que no tiene más que razón, y que se encierra en ella, para tener más cosas y dominar a los otros. Posiblemente, si no cambiamos, acabaremos todos en la locura de la pura y exclusiva razón posesora y egoísta, que es el infierno.

Notas

[1] De esa forma entiende al hombre como ser de pensamiento y a Dios como aquel que asegura y garantiza las funciones de ese pensamiento.

[2] De esa forma se bifurcan los caminos y pedagogías. (1) El método cartesiano regula la experiencia y el desarrollo de una razón discursiva e instrumental, que capacita al hombre para pensar con precisión técnica y para dominar con eficacia sobre el mundo. (2) Elcamino de SJC es un ascenso (Subida al Monte Carmelo) y se concretiza en una experiencia de trascendimiento, que nos conduce, por la Noche clara del amor (alumbrada por Dios), hasta el principio en el que somos y podemos compartir la vida.

[3] SJC es pedagogo de la contemplación: no ha presentado a Dios en sí, pues cada uno ha de encontrarle en su experiencia personal, pero ha regulado la forma de buscarle, el camino de ascenso a su misterio. Es pedagogo del amor: no nos enseña a pensar de un modo claro y distinto (en un nivel de discursos racionales), sino a superar ese nivel de los discursos, para encontrar así nuestra verdad como divinos, inmersos en Dios mismo. Descartes es un pedagogo del método científico, para dominar el mundo. De esa forma se ha convertido (con Galileo y Newton) en el primer gran instructor de la nueva racionalidad ilustrada y por eso sigue siendo un modelo para los que siguen un método de ciencia y sistema.

[4] C. P. Thompson, Canciones en la noche. Estudio sobre San Juan de la Cruz, Trotta, Madrid 2002, 31-34 ha puesto de relieve las diferencias de Ortega y Unamuno al comparar a SJC con Descartes.

[5] Descartes interpretaba al hombre como ser de razón, un viviente especial que descubre y despliega su sentido a través de un pensamiento, que se va estructurando por ideas claras y distintas (en un nivel de ciencia). SJC le ha entendido como amante que despliega su existencia en línea de encuentro afectivo, en gratuidad creadora: más que como alguien que actúa y fabrica cosas por el pensamiento;. Ciertamente, asume la vida y doctrina de la iglesia y no quiere, en modo alguno, separarse de ella (rompiendo así la tradición de su pueblo), pero no toma esa doctrina como regla externa y objetiva de verdad, sino que destaca la identidad de cada hombre o mujer, que es “toda la iglesia”, en gesto contemplativo de encuentro con Dios.

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