Talión de “netanyahu”, justicia de Dios (Rom 1-2; Mt 5)

Cito a “netanyahu” entre comillas y en minúscula. No me refiero personalmente al primer ministro del Estado de Israel, sino a un tipo de “política” de talión, como la que estaría representada por  nombre teóforo “netanyahu”  don o regalo de Yahvé” (=dios de Israel).  

El talión (ojo por ojo, diente por diente) no es invento de Israel, sino de la cultura político-social del entorno y su finalidad no es aplicar una ley de venganza dura, sino limitarla, sólo ojo por ojo, trazando una equivalencia entre delito y castigo 

Ebook GRAN DICCIONARIO DE LA BIBLIA EBOOK de XABIER PIKAZA | Casa del Libro

Cito a “netanyahu” entre comillas y en minúscula. No me refiero personalmente al primer ministro del Estado de Israel, sino a un tipo de “política” del talión (y en este caso del talión más duro) que se ha utilizado y se utiliza en las relaciones de poder entre los grupos humanos. El nombre “netanyahu” tiene un carácter teóforo y significa “don o regalo de Yahvé” (=dios de Israel). Sigo como se verá con las minúsculas.

En principio, el talión (ojo por ojo, diente por diente) no es un invento de Israel, sino de la cultura político-social del antiguo oriente, y no tiene como finalidad la de aplicar una justicia de retribución dura o venganza, sino de limitar el castigo venganza: no castigar siete o setenta veces siete por el crimen cometido, sino trazar una equivalencia entre delito y castigo (ojo por ojo, diente por diente).

Cito a “netanyahu” entre comillas y en minúscula. No me refiero personalmente al primer ministro del Estado de Israel, sino a un tipo de “política” del talión (y en este caso del talión más duro) que se ha utilizado y se utiliza en las relaciones de poder entre los grupos humanos. El nombre “netanyahu” tiene un carácter teóforo y significa “don o regalo de Yahvé” (=dios de Israel). Sigo como se verá con las minúsculas.

En principio, el talión (ojo por ojo, diente por diente) no es un invento de Israel, sino de la cultura político-social del antiguo oriente, y no tiene como finalidad la de aplicar una justicia de retribución dura o venganza, sino de limitar el castigo venganza: no castigar siete o setenta veces siete por el crimen cometido, sino trazar una equivalencia entre delito y castigo (ojo por ojo, diente por diente).

El pueblo de Israel (el AT en su conjunto) ha tendido a suavizar el castigo o la venganza político-judicial. Pero han existido (y existen) grupos judíos y también cristianos, que siguen apelando al talión más duro “tipo netanyahu”, “setenta veces siete”

            En contra de ese talión “netanyahu”, que es normal entro políticos, conquistadores y colonizadores que se llaman cultos y justos se ha elevado la la auténtica justicia  de Dios que es el perdón (Rom 1-2) siguiendo el mensaje y práctica supra-judicial de Jesús (Mt 5; lc 6).  

 JUSTICIA ES   JUSTIFICACAR AL “PECADOR” (ROM 1-2) CONTRA NETANYAHU

      Cito a “Netanyahu”, primer ministro del Estado de Israel, como podría citar a la mayor parte de poderes militares, sociales y económicos cuyo principio supremo es el “talión” de una justicia conmutativa que se expresa en forma de violencia/venganza contra los violentos o enemigos, una justicia que no es simplemente igualitaria para mantener un tipo de orden (ojo por ojo), sino que tiende a ser de imposición vengadora y destructora (setenta veces siete).

Frente al “talión” de la justicia (ojo por ojo), Jesús ha establecido en el Sermón de la montaña el principio del perdón y el amor al enemigo (Lc 6; Mt 5-7). Al enemigo injusto no se le vence y destruye con “justicia” (talión de venganza) legal, sino que se le transforma y salva con la “justificación” amorosa. No se trata, por tanto, de vencer y castigar al enemigo (es decir, matarle), sino de quererle, perdonarle y ayudarle para que “sea”.

            Éste es el tema clave de la Carta de Pablo a los romanos, que interpreta la verdadera justicia divina y humana como “justificación”, es decir como comprensión, perdón y ayuda gratuita ofrecida a los pecadores para que vivan.

 Contra el principio Netanyahu.

Diccionario de las tres religiones - Editorial Verbo Divino

             La “justicia de este mundo” (=pueblos conquistadores, estados impositivos, economía liberal de ganancia libre mientras mueren los demás) está a favor de la política  netanyahu (y de la violencia de aquellos que le atacan). La justicia-netanyahu (quizá, un poco “exagerada”) va en la línea del derecho romano que ha justificado las conquistas del Imperio) con  la sociedad occidental y el derecho “canónico” de grandes iglesias (que han justificado las guerras de opresión y conquista del mundo). En contra de ella   había establecido Pablo la justicia más alta que consiste en “justificar” (perdonar, defender, salvar) a los pecadores, poniendo para ello la otra mejilla, como Jesús.

  Netanyahu parece exagerado, pero no hace nada nuevo, sino que va en la línea de la política social y militar de occidente, que ha sido y en algún sentido sigue siendo apoyada por iglesias que se dicen seguidoras de Jesús, que “mandó” poner la otra mejilla, dejándose vencer, más que venciendo y oprimiendo con violencia a los demás

Pues bien, en contra del judío netanyahu, otro judío más radical y profundo, llamado Pablo, en la línea del judío universal que era Jesús de Nazaret, ha planteado y expuesto el principio de la justificación como perdón de los enemigos: no derrotarles, sino de “justificarles”, eso es, ayudarles par que sean. 

Rom 1-2 es uno de los textos más enigmáticos y densos, más escandalosos y atractivos del Nuevo Testamento (y de la literatura religiosa de humanidad ). Nunca se había evocado con más fuerza la ira de Dios (orgue theou) que se revela desde el cielo sobre la injusticia de los hombres (Rom 1, 18); nunca se había destacado así la culpa de los hombres, llegando a decirse que todos han pecado sin excepción (Rom 3, 9-20); pero tampoco conocemos ningún otro pasaje que destaque tanto la gracia de Dios que se revela superando los pecados de los hombres, no destruyendo a los pecadores o contrario, sino perdonándoles y amándoles ,para que vivan, gratuitamente.

Presentación: Principio o tesis o poder del evangelio (Rom 1, 16-17) es salvación (justicia) uni­versal por fe.   Pablo ha comenzado  exponiendo con toda claridad el tema: «El evangelio es poder de Dios para salvación de todo el que cree, primero del judío, pero también del griego». Así expone Pablo el título de su tema y lo hace de una forma agresiva, atrevida.

Proposición contraria, antítesis, la ira de Dios (Rom 1, 18): Partiendo del Dios de la justificación (que perdona a los pecadores) se ha revelado desde el cielo la ira de Dios, contra toda impiedad e injusticia de los hombres que con la injusticia impiden que se manifieste la verdad».

El pecado humano merece, suscita la ira de Dios,  que lógicamente, como gran-netanyahu, debería bombardear y matar súbito a todos los "malos. "Ésta es la anti-proposición, es decir, la antítesis Por sí mismo, tal como ahora existe, con la violencia del talión, el hombre se está destruyendo a sí mismo.

Llevado hasta el final el principio netanyahu (justicia de talión multiplicado) desemboca en la destrucción de la humanidad.

Narratio: exposición (Rom 1, 19-32). Ésta es la argumentación o, si se quiere, la prueba del perdón de Dios. En vez de descargar la ira contra los hombres, en vez de destruirles en un nuevo y definitivo diluvio, Dios ha querido justificar a los hombres…. Ofrecerles su justicia, es decir, su perdón, muriendo por ellos, para que ellos sean, para que ellos vivan.     

   De esa forma ha transformado Dios su ira en perdón, de forma que en vez de matar a los hombres malvados ha muerto él mismo por ellos. Dios se ha arriesgado, salvando a los hombres por amor, al perdonarles y ofrecerles vida más alta.                         

Probatio, peroratio. Prueba y repruega Rechazo de la tesis contrario (2, 1-3, 8). Los que intentan defenderse con violencia, condenando a los enemigos terminan siendo más violentos que ellos. Esta prueba es algo compleja, pero el fondo del texto es clarísimo:

Este es el fondo de argumento de Pablo: Los que combaten con violencia a los violentos acaban siendo más violentos que ellos… Los que juzgan se hacen peores que los juzgados, los castigadores  acaban siendo más violentos y asesinos que los  primeros asesinos. En otras palabras, condenados al infierno

1. Un mundo de violencia y contra-violencia se destruye a sí mismo.  (3, 9-20). El judaísmo como reacción contra el “pecado” de los gentiles es más perverso y peligroso que el pecado de la gentilidad…

2. La respuesta de los “justos” judíos contra los gentiles es más perversa y violenta que el  pecado de los  gentiles. Todos los hombres están dominados bajo el poder del pecado, de forma que nadie puede justificarse por las obras de la ley, es decir, porsus acciones: «Tanto judíos como gentiles, están bajo el pecado. Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios».

Conclusión. Revelación de la justicia (3, 21-31).  «Pero ahora, fuera la Ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la Ley y por los Profetas: la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él, porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios, y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús».

 La violencia no se vence con una anti-violencia mayor (más atómica), sino sólo con el perdón, la gratuidad y la justificación (salvación) de los pecadores. 

Explicación de la tesis (Rom 1, 16-17; 3, 21-31). S 

El evangelio es la buena nueva de la justicia de Dios, que crea y sustenta a los hombres por gracia, superando así el nivel de las obras de la ley, que son posteriores y se sitúan en un plano de «talión» o equivalencia legal (impositiva), siendo así incapaces de salvar o dar vida, pues los hombres no viven por ley, en un plano de discursos y razones, sino que sólo son viables y pueden dialogar entre sí por fe, en gracia.

Eso significa que el sentido de la vida no puede argumentarse, con leyes sino sólo acogerse en fe; por eso, Pablo no demuestra nada (las demostraciones pertenecen al plano de la ley), pero quiere y puede trasmitir la buena nueva de la fe del evangelio, entendido como poder o manifestación activa de Dios que se revela (se entrega a sí mismo) porque quiere y no porque le obliguen, pero no un modo arbitrario, matando o dando vida a capricho, sino de una manera buena y salvadora, porque es bueno.

La revelación de Dios es evangelio (buena noticia de salvación) y se sitúa más allá de todos los esquemas de la ley, como amor, antes de toda obligación moral, antes que todo desquite, talión o venganza.

En un tiempo anterior, en clave de leyes y castigos, parecía que Dios mismo se ajustaba a  nuestros ritmos sociales o sacrales, nacionales o legales, distinguiendo a las personas por sus méritos o forma de existencia. Pues bien, las antiguas divisiones han perdido su sentido, de  manera que los hombres no pueden imponer o exigir a Dios ninguna cosa.   Pablo nos pone de esa forma ante el Dios creador que nos abre y ofrece por Cristo un espacio gratuito de vida. No nos pide nada: no vigila nuestras obras, no separa a unos de otros, no nos clasifica por grupos económicos, sociales, culturales.

Ante el misterio de Dios todos somos iguales, no por ley, sino por gracia. Pasan a segundo plano nuestras obras, los sistemas que nosotros mismos construimos. Pierden su importancia los esquemas religiosos que judíos y gentiles fueron trazando por siglos. Sólo quedan dos principios.

(1) Dios se manifiesta, mostrándonos su gracia (siendo gracia), porque quiere, nos quiere, sin sujetarse a más ley que su amor.

(2) Podemos creerle y responderle en Cristo, sin necesitar mérito alguno, simplemente por fe, en gracia. No tenemos ante Dios ningún apoyo, no podemos elevar ante él ninguna justificación para obligarle a respondernos. (3) Eso significa que la salvación de la humanidad no se puede conseguir por ley, sino por gratuidad, por perdón

Sin gracia/perdón, el mundo es pecado… y se destruye a sí mismo

En otras palabras, la ley del talión (ojo por ojo) conduce al infierno, es decir, a la destrucción final de todos. Un mundo a lo netanyahu puede ser mejor que un mundo de Atila o de Stalin,  pero termina conduciendo al mismo infierno… Un mundo de teólogos y moralistas católicos o protestantes de diversa especie, pero apelando a leyes o infiernos semejantes termina siendo al final un infierno.  

Conclusiones

  (1) Dios no juzga, pues su justicia salvadora (evangelio) supera el ámbito del juicio donde se situaba en general el judaísmo. Por eso, si siguen juzgando (Rom 2), los mismos judíos rechazan al Dios de la gracia (Rom 1, 16-17).

(2) Quien juzga a los otros se juzga a sí mismo: al imponer nuestro criterio a los demás caemos en manos de ese mismo criterio, como va repitiendo Pablo en argumentación cada vez más incisiva. Ciertamente, en un plano externo sus acusaciones pueden ser poco exactas: los judíos no se portan como los gentiles en lo relacionado con el adulterio, robo e idolatría; pero al juzgar a los gentiles como pecadores, ellos acaban situándose en su mis­mo plano y, conforme al talión, perpetúan la violencia; al juzgar a los demás, se juzgan a sí mismos.

(3) La justicia que Dios quiere no se puede realizar por juicio La justicia de Dios es la justificación, el perdón y la transformación de la vida de los pecadaores. Conforme al principio de imparcialidad, Dios no puede tener acepción de personas (Rom 2, 11), y eso sólo es posible por gracia.

MATEO 5, 38-42 : PERO YO OS DIGO. MAS ALLÁ DE LA  NETANYAHU ESTÁ LA VIDA  

Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente.Pero yo os digo: No resistáis al mal, sino que:

  1. a quien te hiera en la mejilla derecha, ponle la otra;
  2. al que quiera llevarte a juicio y quitarte la túnica, déjale también la capa;
  3. a quien que te haga llevar carga una milla, llévasela dos.
  4. Al que te pida, dale; al que quiera que le prestes, no se lo niegues (Mt 5, 38-42).

Ojo por ojo, diente por diente. Esta es la ley netanyahu.una ley que regula el orden por la fuerza, utilizando la violencia, conforme al talión (ojo por ojo) que impone su sistema de equivalencia en los diversos campos de la vida; por eso, ella rechaza una violencia que sería ilegal o perversa con otra violencia que sería legal,pues no cree en la bondad del hombre ni en la victoria de la gracia sobre la violencia.

En contra de eso, al decir no resistáis al mal (me antistênai tô ponêrô), Jesús, desborda los supuestos de la ley (israelita o no israelita) de talión y venganza, pues la primera obligación de toda ley es marcar las diferencias y oponerse al mal (al malo), para que los justos puedan vivir protegidos por la cerca de la justicia; pero al oponerse de esa forma al mal (es decir, al Malo), el hombre se sigue situando en el mismo plano de violencia y anti‒violencia[5].

Para obrar así, es preciso “subir de plano”, no responder al mal con otro mal (en un círculo eterno de talión), pues allí donde los hombres contestan a una violencia (que sería injusta) con otra (que sería justa) ellos siguen atrapados en el círculo sin fin de la violencia. En contra de eso, Jesús ha querido subir de nivel, derribar esa valla de la ley (¡violencia legítima!) con un mandato negativo, universal, en línea de superación del juicio (no juzguéis: Mt 7, 1-3), superando así también, al mismo tiempo, la ley del “talión” y un tipo de pacto o alianza simétrica y violenta entra buenos y malos[6].

El talión es tajante y lógico: Distingue entre inocentes y culpables; tiene lógica y la emplea. En contra de eso, el mensaje de Jesús es para‒dójico (es decir, supra‒lógico) y se puede entender únicamente como intento de superar el orden judicial. Sin duda, Jesús sabe que hay malos, hombres que amenazan a otros, poniendo en peligro su vida. Como buen judío, Jesús conoce el libro de Daniel, donde se anuncia y justifica el castigo más severo contra de los imperios enemigos, considerados en principio como culpables. Pues bien, a pesar de eso, él no juzga a los presuntos culpables, no busca chivos expiatorios, sino que quiere superar la espiral de acción y reacción de la violencia, como indican las tres aplicaciones de su texto:

 ‒ Aplicación judicial: «Al que te quiera llevarte a juicio y quitarte la túnica déjale también el manto» (Mt 5, 40).  

Aplicación militar: «A quien que te haga llevar carga una milla, llévasela dos» (5, 41). Los soldados del ejército de ocupación podían exigir a los civiles que llevaran por un tramo (milla) sus enseres, suscitando así la protesta y rechazo de muchos, que se alzaban contra ellos.  

MT 5, 43-48. HABÉIS OIDO, PERO YO OS DIGO

(a. Principio) Habéis oído que ha dicho: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os odian y orad por los que os ultrajan y persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que eleva su sol sobre malos y buenos y llueve sobre justos e injustos.

(b. Ejemplos). Si amáis a los que os aman, ¿Qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente ¿Qué hacéis de más? ¿No hacen también lo mismo los gentiles?

(c. Conclusión) Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto (Mt 5, 43-48).

La formulación antigua (amarás a tu prójimo...) resulta sorprendente» porque su segundo inciso (odiarás a tu enemigo) no aparece en Lev 19, 18 ni en el AT, de manera que se ha podido decir que Jesús (o el redactor de Mt 5, 43) ha sido injusto al citar así la ley antigua; pero esa palabra (odiarás a tu enemigo…) aparece casi al pie de la letra en Qumrán y responde a la interpretación bíbliaC de todos los “Netanyahu” (judíos o cristianos).. Por otra parte, el problema no está en saber si esa palabra está o no está en la Biblia, sino en reconocer el sentido de la ley antigua y la novedad del evangelio, tomado en sentido radical, transcendiendo los límites de un grupo (sinagoga, iglesia, estado, clase social...), pidiendo amor universal[8].

‒ La ley dual de amor-odio divide a los hombres por razones familiares, nacionales, sociales, culturales, religiosas... Hay normas de juicio y según ellas los hombres deben distinguirse, en proceso de discernimiento que define el lugar de cada uno en el conjunto. La misma ley instaura así un sistema de dualidad, dividiendo a los hombres en buenos y malos.

La revelación de Jesús ha superado ese nivel de dualidad, haciendo al hombre capaz de abrirse en amor universal, conforme al principio de la gracia. De esta forma llegamos hasta el límite de todo pensamiento y praxis. Más que de una antropología (estudio del hombre que ya existe), aquí estamos ante una antropo-génesis, en la línea de un Dios que supera el talión (esto es, el juicio, el castigo y todo un tipo de orden sacrificial violento que se ha aplicado con frecuencia al  cristianismo).

Notas

[1] Sigo básicamente a J.-N. Aletti, Comment Dieu est-il juste? Clefs pour interpreter 1'Epitre aux Romains, Seuil, Paris 1991. 

[2] Eso significa que debemos superar los principios del árbol del bien/mal, propios de una historia de deseo y competencia, de violencia y destrucciones, para situarnos ante el árbol de la gracia de Dios por la pascua de Cristo.

[3] Cf. J. L. Segundo, La historia perdida y recuperada de Jesús de Nazaret. De los sinópticos a Pablo, Sal Terrae, Santander 1991, 423-446; J. I. González Faus, Proyecto de hermano. Visión creyente del hombre, Sal Terrae, Santander 1987, 202-223.

[4] Mateo no ha formulado una antítesis del juicioque, a partir de 7, 1-5, podría haber dicho así: «Habéis oído que se ha dicho: juzgad rectamente y sin acepción de personas; yo, en cambio, os digo: no juzguéis...».

[5] Cf. J. P. Meier, Law and History in Matthew's Gospel, Roma 1976, 157-161.

[6]Aquí se plantea la objeción: ¿Cómo puede mantenerse un pueblo si sus miembros (sus autoridades) renuncian a la resistencia?¿Cómo vivir sir talión, es decir, sin un chivo expiatorio, un culpable a quien se castigue, expulsándole del grupo o incluso matándole, como matarán a Jesús? Ésta es la gran paradoja: Las autoridades de Jerusalén condenarán a muerte a Jesús, y lo harán en el fondo porque él se oponía a la ley del talión. El Dios de un judaísmo nacional, interpretado por maestros de ley, es misericordioso en línea de justicia, pero utiliza como norma final la violencia, para reprimir a los malvados con un infierno recreado por los cristianos.  

[7] Allí donde otros se afanan por seguridades judiciales y se esfuerzan por triunfar en clave de batalla, los seguidores a Jesús han de confiar en la gratuidad como principio fundante de la vida.

[8] Texto de Qumrán en 1QS I, 5.9-10: «Libro de la Regla de la comunidad... para amar todo lo que (Dios) escoge y odiar todo lo que él rechaza... para amar a todos los hijos de la luz... y odiar a todos los hijos de las tinieblas». Cf. F. García, Textos de Qumrán, Trotta, Madrid 1992, 49.  J. P. Meier, Law and History in Matthew's Gospel,Roma 1976, 137-139;

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