El Papa recordó que el pasado 25 de febrero esta institución celebró su 100º aniversario. Su historia está “arraigada en un pasado lleno de importantes desarrollos, entregada a un presente de constante compromiso y abierta a un futuro de expectativas y perspectivas”, les expresó. “Permítanme decir: ¡Feliz cumpleaños!”, fueron sus conmovedoras palabras, e hizo extensivo este deseo a las personas para las que trabajan: los pacientes, los trabajadores sanitarios y los investigadores.
“Construir el ‘buen tejido’ del que se compone Italia”
Según el Papa, la Liga es un “histórico precursor de los actuales cuidados paliativos, tan importantes y preciosos”.
Dirigiéndose a los homenajeados, les aseguró que su historia manifiesta la capacidad de redefinir tareas y enfoques de la Asociación en los cambiantes sistemas sociales y sanitarios; en especial, las actividades que llevan a cabo no solo se refieren a la formación y la información, sino también a la investigación y la prevención.
“De este modo, contribuyen a construir el ‘buen tejido’ del que se compone Italia. Ante la realidad de tantas personas, de todas las edades, que se enfrentan a la enfermedad, ustedes han elegido y eligen una y otra vez “luchar” con ellos y con quienes los cuidan. Eligen ser ‘prójimo’”, les dijo.
Como ha reiterado en múltiples ocasiones, Francisco insiste que “en una sociedad amenazada por la cultura de la indiferencia –la indiferencia es la gran enfermedad de hoy, mirar para otro lado- es más necesario que nunca estar cerca de la gente”. El Santo Padre, peregrino de cercanía con el pueblo, remarcó que, para la LILT, esto significa acompañar a las personas con cáncer, que lo han pasado aun peor en los dos últimos años a raíz de la pandemia que sumió al sistema sanitario en una crisis.
Esta cercanía también implica estar al lado de las familias de los enfermos de cáncer, añadía el Obispo de Roma, que necesitan un apoyo competente y eficaz. Por último, “significa estar cerca de los profesionales de la salud, que también han sido puestos a prueba por las difíciles condiciones en las que han tenido que trabajar”, afirmó.
“Su compromiso es una forma de caridad social”
Nuevamente deteniéndose en el aciago contexto de la pandemia, el Papa comentó que esta coyuntura ralentizó los procesos de prevención y diagnóstico, “con evidentes consecuencias, en primer lugar, en el tratamiento de la enfermedad, pero también en la tranquilidad de las familias y de la sociedad en su conjunto”.
El Pontífice elogió la encomiable labor de la Liga Italiana de Lucha contra el Cáncer subrayando que “su compromiso es una forma de caridad social”, que lleva a cabo como asociación, al trabajar con organismos públicos y privados y con el sector del voluntariado. Aplaudió, además, el asociacionismo, al que consideró “un testimonio importante frente a la indiferencia, frente a una mentalidad que quiere excluir a los que no son perfectos”. Un testimonio que requiere formación, advirtió, pues “no basta con ‘hacer’, hay que educarse, formarse, para responder a la cultura del descarte, que tiende a marginar la vulnerabilidad, la fragilidad y el sufrimiento, imaginándolo para no verlo”.
Francisco aprovechó la ocasión para retomar una parte de su mensaje pronunciado en la Audiencia General del 9 de febrero. Entonces, sostenía que “hay que privilegiar siempre el derecho a la atención y al cuidado de todos, para que los más débiles, especialmente los ancianos y los enfermos, no sean nunca descartados”. También invitó a los presentes a permitir el progreso del sistema italiano de salud pública. “No perder esto, hacerlo crecer, consolidarlo más, porque es un don para la sociedad. Piensen en aquellos países que no tienen el sistema de salud pública. La vida es un derecho, no la muerte, que va acogida, no suministrada. Y este principio ético incluye a todos: todos, no solo los cristianos o los creyentes, todos”, fue su enfático parlamento.
“Prevenir es vivir”
Francisco confirmó que “juntos podemos frenar esta cultura que pretende afirmar un modelo de hombre ‘económico’, que solo es tan bueno como su producción y su consumo”. Incluso en el sufrimiento y la enfermedad, añadió, somos plenamente hombres y mujeres, sin merma, reconociéndonos en esa totalidad unificada psico-físico-espiritual que solo es propia de la persona humana.
“Sigan adelante en vuestro servicio a la gente, fieles a vuestro lema que dice: ‘Prevenir es vivir’. Que los acompañe desde el cielo San Leopoldo Mandic, un gran, gran hombre, patrono de los enfermos de cáncer, y también de los tumores espirituales, porque lo confesó y lo perdonó todo. Un gran hombre misericordioso. Hoy necesitamos más de estos sacerdotes”.
Con una bendición a todos ellos, los miembros de la Liga y sus familias y su habitual petición de no olvidarse de rezar por él, el Papa concluyó un encuentro que será una huella indeleble en el corazón de los participantes.
Sobre la LILT
La Liga Italiana para la Lucha contra el Cáncer es el único ente público de base asociativa que tiene sede en Roma, supervisado por el Ministerio de la Salud, articulado en 106 asociaciones provinciales.
Según la presentación disponible en su sitio web oficial, es una organización sin fines de lucro cuya principal tarea institucional es difundir la “cultura de la prevención” (primaria, secundaria y terciaria) como forma de vida. La prevención primaria tiene que ver con los estilos de vida y hábitos: la lucha contra el tabaquismo y la carcinogénesis ambiental y laboral, la dieta saludable y la actividad física regular. En cambio, la segunda está compuesta por los procedimientos acelerados para un diagnóstico cada vez más precoz. Por último, la terciaria abarca la atención al paciente, los aspectos de rehabilitación (física, psicológica, social, laboral) y a las familias. La LILT se ocupa también de la investigación científica.