El cura de Todoque, un año después de la erupción del volcán de La Palma Alberto Hernández: "Comienzo a percibir signos de que renace la ilusión entre la gente de La Palma"

Alberto Hernández
Alberto Hernández

"Es muy importante, como parroquia, recuperar esos elementos de cohesión y unión de los barrios, porque la gente, al haber sido realojada en distintos lugares, estaba dispersa, y ahora, el hecho de poder acudir semanalmente, no solo para la eucaristía, sino también para reencontrarse entre ellos y charlar después de la celebración, es una terapia colectiva”

"La Administración está haciendo lo posible, pero los ritmos muchas veces no responden a las necesidades o urgencias de las familias afectadas. Hay personas que ya han recibido lo que estaban esperando, pero también las hay a las que no les ha llegado nada, e incluso hay expedientes que no se han tramitado un año después"

No es un día normal este 19 de septiembre en la isla de La Palma, aunque la gente trata de normalizar su vida justo cuando se cumple un año desde que la tierra comenzó a rugir y vomitar lava para no parar en casi tres meses. Alberto Hernández era el párroco de Todoque, un templo que resultó emblemático, donde se condesaron las esperanzas de una población que asistía impotente a la lenta destrucción de su casas y cultivos. Finalmente, la parroquia también fue engullida, no sin que antes que Alberto consiguiese salvar algunos elementos.

“Gracias a Dios lo he vivido con mucha serenidad, se requería mantener la cabeza fría y estar disponible. El haber estado pendiente de los vecinos me ha permitido llenar el tiempo, centrarme en la ayuda y atención de las necesidades que había.Pero yo estoy bien. Ver cómo las personas han ido tomando de nuevo las riendas de su vida me reconforta”, señala el sacerdote a RD.

Volcán de La Palma
Volcán de La Palma

El volcán dejó inoperativas la mayoría de las cuatro parroquias que había en la zona más afectada de la isla. “Ahora estamos volviendo a empezar en dos de ellas. La de Todoque, finalmente, no pudo salvarse. Está en funcionamiento la de San Nicolás de Bari y acabamos de recuperar la de San Isidro de la Laguna, donde la lava se quedó a unos metros de las puertas. Hasta allí trasladamos los elementos que pudimos rescatar de la de Todoque y hoy es un espacio compartido con los vecinos de allí. Y luego queda la parroquia de Puerto Naos, que está enclava en una zona de exclusión por las emanaciones de gases que sigue habiendo”.

Recuperar el espacio parroquial ha sido un paso muy importante para poder hablar de una cierta normalización tras meses de dolor y desesperación. “Hemos ido recuperando a lo largo de este año espacios para poder celebrar con dignidad y encontrarnos como comunidad”, señala Alberto Hernández, quien comparte labor con Domingo Guerra, un sacerdote de 80 años.

Domingo Guerra y Alberto Hernández
Domingo Guerra y Alberto Hernández

Es muy importante, como parroquia, recuperar esos elementos de cohesión y unión de los barrios, porque la gente, al haber sido realojada en distintos lugares, estaba dispersa, y ahora, el hecho de poder acudir semanalmente, no solo para la eucaristía, sino también para reencontrarse entre ellos y charlar después de la celebración, es una terapia colectiva”.

Y es que, como añade el párroco, “hay personas que han gestionado mejor lo ocurrido que otras, que intentan buscar respuestas de futuro, pero también hay otras a la cuales la erupción del Cumbre Vieja y sus repercusiones las han paralizado, son incapaces todavía de verbalizar sus sentimientos, se les corta la voz y se encuentran paralizadas”.

Así cayó la iglesia de Todoque
Así cayó la iglesia de Todoque

Con todo, añade complacido que “comienzo a percibir signos de que renace la ilusión, porque algunos han podido comprar una pequeña parcela con el dinero que les han dado desde el seguro, o porque la Administración les ha entregado la vivienda modular prometida… Es decir, comienza un proceso de estabilización”.

"¿Llegan las ayudas? Hay expedientes paralizados"

Sin embargo, la tarea que queda por hacer es todavía mucha. A la pregunta de si están llegando las ayudas prometidas desde las administraciones, Alberto Hernández se para a reflexionar y suspira. “Es una pregunta de difícil respuesta. La Administración está haciendo lo posible, pero los ritmos muchas veces no responden a las necesidades o urgencias de las familias afectadas. Hay personas que ya han recibido lo que estaban esperando, pero también las hay a las que no les ha llegado nada, e incluso hay expedientes que no se han tramitado un año después y los afectados ni siquiera han recibido tampoco una respuesta. Y esto es algo que está generando mucha incertidumbre e intranquilidad, porque hace que las familias no pueden poner en práctica sus proyectos para volver a retomar su vida con normalidad”.

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