El relator del Sínodo imparte la lección inaugural del nuevo curso de la Fundació Joan Maragall Cardenal Hollerich: "Este Sínodo pasará a la historia porque cambiará nuestra Iglesia"
Al contrario de lo que muchos podrían pensar, el cardenal Hollerich ha reconocido que todos estos cambios que se están planteando en el Sínodo ya empezarán a verse en los próximos años. "En dos, tres, cuatro años, tendrán nuevos criterios, nuevas posiciones muy diferentes a las que tenemos ahora, porque nos guiará el Espíritu y no las leyes y las letras", ha explicado Hollerich, que ha añadido que "queremos ser una Iglesia de vida y no una en la que sólo se discutan los temas sobre el papel”
“Me alegré cuando se realizó la votación, porque cada párrafo del documento obtuvo más del 80% de los votos. Al principio nadie imaginaba que esto pudiera ocurrir, y logramos una gran mayoría consensuada”
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(Catalunya Cristiana).- "Este Sínodo pasará a la historia porque cambiará nuestra Iglesia." Así de contundente se ha mostrado el cardenal y arzobispo de Luxemburgo Jean-Claude Hollerich, durante la conferencia que ha impartido el martes, 7 de noviembre, en el Ateneo Universitario Sant Pacià y que ha servido para dar el pistoletazo de salida al nuevo curso de la Fundación Joan Maragall (FJM). Hollerich ha centrado la lección inugural de la FJM en el Sínodo y en el futuro de la Iglesia, ya que precisamente él es el relator general del Sínodo y, por tanto, ha vivido de cerca esta primera fase de la Asamblea que finalizó en el mes de octubre.
Como ha explicado el arzobispo de Luxemburgo, una de las claves a la hora de conseguir discernir la voluntad de Dios, que es el principal objetivo del Sínodo, es el Espíritu Santo. Hollerich ha recordado que el propio papa Francisco, al inicio del Sínodo, pidió que el protagonista fuera el Espíritu Santo, para que estuviera presente en cada una de las votaciones: “Ahora es el Espíritu el que está guiando a la Iglesia, y nosotros juntos, con toda nuestra diversidad, caminamos juntos para ver lo que Dios quiere para su Iglesia”, ha dicho Hollerich.
El resultado no pudo ser mejor, y es que el relator del Sínodo ha reconocido que "todos los participantes se reconocen en el documento final del Sínodo". Este texto, que es el resultado de los trabajos que se han hecho hasta ahora, se ha aprobado de forma unánime, como ha explicado Hollerich: “Me alegré cuando se realizó la votación, porque cada párrafo del documento obtuvo más del 80% de los votos. Al principio nadie imaginaba que esto pudiera ocurrir, y logramos una gran mayoría consensuada”.
Una nueva Iglesia misionera
Uno de los principales cambios reflejados en el documento final de esta fase del Sínodo es la apertura de la Iglesia al mundo ya las periferias, algo que Hollerich ve como una gran oportunidad para que empiece la verdadera misión de la Iglesia: “Hoy día hemos perdido nuestra posición en la sociedad, ya no estamos en el centro, y por eso ahora debemos encontrar el camino para ser misioneros, para ser testigos. Ya no tenemos el privilegio de ver a la gente como viene a nosotros, sino que debemos acercarnos al pueblo, debemos estar en la periferia”, ha reconocido.
En la práctica, como ha explicado el arzobispo de Luxemburgo, esto se verá reflejado en las parroquias, que “cada vez tendrán más vida sinodal, puesto que dispondrán de las estructuras necesarias para poder proclamar el Evangelio abiertas al mundo, a los pobres, y a las personas distintas”. De este modo, como ha manifestado, las parroquias podrán salir de las iglesias para ir a encontrar a la gente donde quiera que esté.
Los cambios, inminentes
Al contrario de lo que muchos podrían pensar, el cardenal Hollerich ha reconocido que todos estos cambios que se están planteando en el Sínodo ya empezarán a verse en los próximos años. "En dos, tres, cuatro años, tendrán nuevos criterios, nuevas posiciones muy diferentes a las que tenemos ahora, porque nos guiará el Espíritu y no las leyes y las letras", ha explicado Hollerich, que ha añadido que "queremos ser una Iglesia de vida y no una en la que sólo se discutan los temas sobre el papel”.
Por este motivo, el cardenal ha finalizado la lección inaugural expresando su deseo para que "se implementen los resultados del Sínodo con sabiduría y con una profunda comprensión de las necesidades reales de la gente", y que de este modo la Iglesia pueda ser un “faro de esperanza y de amor en el mundo”.