XIII Jueves de Religion Digital: Encuentro entre Cristóbal López y Luis Argüello sobre relaciones Iglesia-Estado La Iglesia católica y el Gobierno socialista, ¿condenados a entenderse porque predican un 'catecismo' parecido?

Un encuentro online entre dos creyentes. Distintos, pero creyentes. Uno, Cristóbal López, laico y Coordinador de Cristianos Socialistas. Otro, Luis Argüello, obispo auxiliar de Valladolid y secretario general de la Conferencia episcopal. Y tras más de una hora de encuentro, para abordar las relaciones Iglesia- Estado (y sus aledaños) con buen tono, profundidad, diálogo y debate, una conclusión que se impone: la Doctrina Social de la Iglesia y el socialismo tienen muchas cosas en común. De ahí que tanto al laico como al obispo les interese tender puentes y minimizar las diferencias, que, lógicamente, también las hay.

El evento, organizado con el apoyo del Banco Sabadell y el soporte técnico de Católicos en Red, estuvo moderado por Jesús Bastante que, como excelente periodista que es, siempre atento a la actualidad (principio sagrado de la profesión), comenzó planteando a los dos invitados de los XIII Jueves de Religión Digital “la vergüenza” del asalto de los trumpistas al Capitolio, el 'sancta sanctorum' de la democracia americana. Y primera coincidencia, en la condena.

Monseñor Argüello vivió “con asombro” este “acontecimiento tan sorprendente y grave” y, ya de entrada, quiso sacar una moraleja: “La importancia de respetar las instituciones y las reglas de juego” y el deseo de que la sociedad americana tan dividida y polarizada “encuentre caminos de unidad”.

Cristóbal López, tras condenar el asalto al Capitolio, comenzó señalando las raíces populistas de la política americana, que condujeron al triunfo de Donald Trump, que llega al poder “por el cansancio de los perdedores de la globalización”, por el hartazgo de las dinastías políticas americanas y por el resurgir de las cuestiones identitarias. Por eso, a su juicio, “es necesario ir a un nuevo contrato social”, que evite el “precariado”, asi como el surgimiento de fenómenos como el del todavía presidente de los Estados Unidos.

Entrando en la harina del debate, Jesús Bastante puso sobre la mesa el tema de los Acuerdos Iglesia-Estado. Un tema “normal”, para Argüello, no en vano la Iglesia tiene firmados acuerdos con 220 Estados de todo el mundo. Incluso con 8 Estados confesionales (luteranos y ortodoxos) europeos, y con la propia Unión Europea.

Además, los Acuerdos españoles fueron aprobados por una “inmensa mayoría” del Congreso y revisten, por lo tanto, total legitimidad, tienen “una vigencia evidente” y son “un instrumento de permanente colaboración”. Y, como matizó Cristóbal López, “reconocen , además, el valor social del hecho religioso” y contribuyeron a “colocar a la Iglesia española en el marco democrático”. Por lo tanto, “son positivos tanto para la Iglesia como para el Estado”.

De acuerdo, pues, en el marco general, pero con algunos peros. El del secretario de los obispos tiene que ver con un temor a futuro: que el Estado pase de reconocer la libertad religiosa (que implica el consiguiente reconocimiento de la organización y la acción de la misma) a la libertad de conciencia, que reduzca la libertad religiosa al ámbito individual.

El pero del coordinador de Cristianos socialistas se centra en la necesaria revisión del estatus de los capellanes castrenses, cuya situación habría que normalizar y equiparar a la de los capellanes de las cárceles o de los hospitales. “Hay que darle una pensada y modernizar la situación de los capellanes castrenses”, dijo Cristóbal.

Tras coincidir de nuevo en que “se puede y se debe hablar de todo” y, por lo tanto, también de los Acuerdos, Argüello, sin oponerse a la eventual revisión de los capellanes castrenses, cuya labor es ”extraordinariamente valorada en las misiones humanitarias”, se congratuló de que el líder socialista reconociese que “tiene sentido que haya asistencia religiosa en las cárceles, en los hospitales y en los cuarteles”, porque se está dando el caso de que “en algunas comunidades se cuestiona la presencia de los capellanes en los hospitales”.

Uno de los acuerdos que, desde el principio, suscitó más polémica es el de Educación, pero también aquí los contertulios mostraron coincidencias con alguna discrepancia menor. Ambos coincidieron en la necesidad de que el sistema educativo apueste por “el cultivo de lo humano, con criterios éticos básicos compartidos”. Y ambos se mostraron de acuerdo en implementar esa asignatura, que ofreció la CEE al Gobierno antes de la aprobación de la Ley Celaá, pero que no se tuvo en cuenta.

Se trataría, para ambos, de una asignatura de Cultura religiosa computable y evaluable. La pequeña diferencia es que, Argüello, además de esa asignatura troncal, sigue pidiendo una asignatura confesional, para que, también en la escuela, se pueda “dialogar sin meter en el armario la identidad religiosa de cada cual”, para “propiciar el diálogo entre la razón y la fe”.

En este apartado, Cristóbal López rompió una lanza en favor de los profesores de Religión y prometió que “Cristianos Socialistas vamos a poner toda la carne en el asador para que estos profesores pasen de la incertidumbre a la estabilidad, porque la verdad es que son un ejemplo de entrega, buen trabajo y profesionalidad”.

A la Ley Celaá en general, Argüello le reprochó fundamentalmente que no se dialogase con las confesiones religiosas, aunque no le extraña, porque, según él, “tampoco se dialogó con el Consejo de Estado”. Por su lado, Cristóbal reprochó muy finamente a la Iglesia que “no protestase, cuando se aprobó la anterior ley del PP en solitario” y lo hiciese ahora a bombo y platillo.

En cuanto a la concertada, Cristóbal criticó a la “concertada mercantilista, que hay que denunciar”, mientras Argüello aseguraba que “difícilmente la concertada puede ser fuente de negocio, porque la propia Administración reconoce que su financiación es insuficiente”. En cualquier caso, el coordinador de Cristianos Socialistas aseguró tajante: “La escuela concertada y la Iglesia tienen que estar muy tranquilas con el Gobierno socialista”.

Pero el portavoz episcopal replicó que se sentiría más tranquilo y menos perplejo, cuando el Gobierno socialista abandone las propuestas culturales y antropológicas del capitalismo liberal, “cuide a los más débiles y deje de lado las propuestas antropológicas que defienden los poderosos de la tierra”. Y puso el ejemplo de la aprobación de la eutanasia.

Pero, según Cristóbal, “el bien de la persona no está sólo en el principio y en el final de la vida, sino también en el medio”. Y esa es, a su juicio, la dinámica legislativa y social del Psoe, que apuesta por los cuidados paliativos, por la ley de dependencia o por los parados, cosa que no hizo el PP “con el silencio de la Iglesia”.

Argüello replicó que la Iglesia publicó, en la época del PP, un documento titulado 'Iglesia servidora de los pobres', en el que se denuncia todo ese tipo de situaciones. “Sí -contestó Cristóbal López-, pero la verdad es que levantáis el tambor más fuerte en otros aspectos. Siempre tocáis el tambor sobre los mismos temas y contra los mismos partidos. Y eso la gente lo ve y le provoca distanciamiento”.

Y ya con carrerilla, el coordinador de Cristianos Socialistas y creyente reprochó a los obispos su escasa implicación con el movimiento femenino y con la memoria histórica: “Me gustaría que la CEE estuviese ahí, al lado de la mujer, y en las cunetas con las familias que tienen en ellas a sus familiares”.

El secretario de los obispos aseguró que la Iglesia siempre ha apostado y apostará “por la reconciliación” y por la promoción de la mujer, pero que ésta “no debe hacerse, cargándose la diferenciación sexual”.

Diálogo franco y fructífero de un creyente y un obispo que hasta coinciden en sus deseos finales. Monseñor Argüello espera que, en la relación Iglesia-Estado, sigan marcando la pauta “la libertad, la igualdad y la colaboración”. Cristóbal López, por su parte, pide “colaboración, igualdad y equidad”. Dos creyentes pontífices o constructores de puentes entre dos instituciones, como la Iglesia y el Gobierno socialista, condenadas a entenderse, porque su “catecismo” es muy parecido.