El obispo de León, sobre el brote racista en una localidad por la llegada de 180 subsaharianos Luis Ángel de las Heras: "Hay que desterrar toda criminalización de los migrantes"
"Los responsables de San Juan de Dios, que han asumido este proyecto a petición del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, afirman que saltó la alarma social antes de que pudieran informar sobre los pormenores", dice el obispo claretiano, quien estima que esa noticia "ha sido objeto de confrontación política" y que "ha podido darse también una manipulación que ha incitado al rechazo sin dar lugar al conocimiento sereno del asunto"
"Aunque no creo que haya que generalizar, este brote puede ser un termómetro que nos ayude a reconocer las debilidades y amenazas que tenemos en la capacidad de acogida para hacerles frente con las fortalezas y oportunidades que nos brinda la vida, sobre todo la vida cristiana en clave de fe"
"En Canarias y en otros lugares necesitan ayuda para acoger a los migrantes y refugiados. Apoyar como se hace en León con este proyecto es solidaridad. Y lo es empezando por la red de instituciones de Iglesia, que están brindando acogida a los migrantes y refugiados viéndose desbordados en muchos lugares"
"En Canarias y en otros lugares necesitan ayuda para acoger a los migrantes y refugiados. Apoyar como se hace en León con este proyecto es solidaridad. Y lo es empezando por la red de instituciones de Iglesia, que están brindando acogida a los migrantes y refugiados viéndose desbordados en muchos lugares"
"Esta protesta hay que contextualizarla y tiene que servirnos para no permitir dejarnos llevar de los prejuicios ni de los rechazos, sino reconocerlos para superarlos y, en este caso, cultivar la cultura de la acogida, la hospitalidad y el encuentro". El obispo de León, Luis Ángel de las Heras, reflexiona en entrevista con Religión Digital sobre la “oleada de xenofobia y racismo”, según la definieron los medios de comunicación locales, tras saberse que una localidad cercana a la capital iba a acoger a 180 migrantes traídos desde Canarias, dada la saturación del archipiélago por la llegada de cayucos en los últimos meses.
"Los responsables de San Juan de Dios, que han asumido este proyecto a petición del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, afirman que saltó la alarma social antes de que pudieran informar sobre los pormenores", dice el obispo claretiano, quien estima que esa noticia "ha sido objeto de confrontación política" y que "ha podido darse también una manipulación que ha incitado al rechazo sin dar lugar al conocimiento sereno del asunto".
“Alarma social” y “oleada de xenofobia y racismo” por la apertura de un centro de acogida de migrantes en una población cercana a León. Los medios de comunicación han abierto estos días sus portadas con este tema. ¿Cómo se ha llegado a este punto que incluso ha motivado que la policía se viese obligada a desalojar un pleno del ayuntamiento de esa población a finales del pasado mes de junio?
La explicación que he escuchado es que ha faltado información sobre las personas migrantes que se iban a recibir en este centro, las condiciones y objetivos del proyecto, los tiempos previstos y otros detalles.
Otros dicen, por el contrario, que ha habido información suficiente.
Los responsables de San Juan de Dios, que han asumido este proyecto a petición del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, afirman que saltó la alarma social antes de que pudieran informar sobre los pormenores.
La noticia ha sido objeto de confrontación política. Ha podido darse también una manipulación que ha incitado al rechazo sin dar lugar al conocimiento sereno del asunto.
“Las personas migrantes no son un problema”, ha respondido la Diócesis de León. ¿La han escuchado quienes no lo creen así? ¿Qué puede hacer el Obispado para serenar los ánimos?
Podemos alzar la voz para decir lo que hemos dicho, sin recriminar nada a nadie y ofreciendo lo que la Iglesia y cada parroquia de la diócesis de León quiere ser y hacer: comunidad acogedora y hospitalaria. No son palabras vacías, sino un programa que se ha de realizar cuando llega la ocasión. Hay personas que lo creen y se han dirigido a la diócesis para pedir que alzáramos la voz para recordar la acogida, la solidaridad, la caridad y la fraternidad, que son irrenunciables para los cristianos.
Este brote de protesta, ¿sirve de indicador de que, al igual que otros países europeos, España se está subiendo a la ola racista?
Aunque no creo que haya que generalizar, este brote puede ser un termómetro que nos ayude a reconocer las debilidades y amenazas que tenemos en la capacidad de acogida para hacerles frente con las fortalezas y oportunidades que nos brinda la vida, sobre todo la vida cristiana en clave de fe.
Los prejuicios frente al diferente, los rechazos y exclusiones siempre han existido, con mayor o menor intensidad. Esta protesta hay que contextualizarla y tiene que servirnos para no permitir dejarnos llevar de los prejuicios ni de los rechazos, sino reconocerlos para superarlos y, en este caso, cultivar la cultura de la acogida, la hospitalidad y el encuentro. Algo que es evangélico y que estamos llamados a realizar los discípulos de Cristo, como nos ha enseñado nuestro Maestro.
📰 #PRENSA: Comunicado sobre Acogida y Hospitalidad hacia Personas Migrantes 👇🏼https://t.co/brHr3Wpaw6pic.twitter.com/uWH9FV9J1Z
— 𝔇𝔦𝔬́𝔠𝔢𝔰𝔦𝔰 𝔡𝔢 𝔏𝔢𝔬́𝔫 (𝔈𝔰𝔭𝔞𝔫̃𝔞) (@IglesiaEnLeon) June 18, 2024
Hay partidos que jalean estas protestas e incluso critican la postura de la Diócesis, señalando que ella tiene locales para acoger a los migrantes. ¿Qué les diría?
Les digo que podemos hablar con respeto y serenidad cuando se calme la tensión, porque desde la crispación se pueden hacer afirmaciones desacertadas. Si son miembros de Iglesia les pido que tengan en cuenta el Evangelio, la Doctrina Social de la Iglesia y el Magisterio.
El diálogo sereno puede ayudar a comprender y acercar posturas sin radicalizarse.
Por último, les digo que el proyecto lo ha asumido una institución de la Iglesia a la que la diócesis apoya sin reservas.
Estos migrantes llegan de otras partes de España, como Canarias, saturadas por la llegada de cayucos. Ahora que se habla de la necesidad de un nuevo reparto equitativo de los fondos económicos entre las comunidades autónomas, ¿hay que cerrar las puertas y no a ayudar a rebajar la presión sobre las que son receptoras de migrantes? ¿No es esto solidaridad interterritorial?
No sé si es conveniente relacionar ambos temas. Pero sí es cierto que en Canarias y en otros lugares necesitan ayuda para acoger a los migrantes y refugiados. Apoyar como se hace en León con este proyecto es solidaridad. Y lo es empezando por la red de instituciones de Iglesia, que están brindando acogida a los migrantes y refugiados viéndose desbordados en muchos lugares.
En España crece el apoyo a formaciones que criminalizan a los migrantes. ¿Están algunos partidos jugando con fuego?
Creo que es una equivocación irracional y una injusticia atribuir a una persona desconocida un carácter criminal. Hay que desterrar toda criminalización. Con espíritu cristiano hay que decir que merece la pena acoger y bendecir a las personas, porque bendiciendo se nos invita a bendecir, a decir bien y a hacer el bien. «Bendecid y no maldigáis», dice San Pablo en su epístola a los Romanos (12,14). Más aún, en Lucas 6,28 y 31 leemos: «Bendecid a los que os maldicen». «Tratad a los demás como queréis que ellos os traten». El Evangelio de Jesús habla con suficiente claridad para quien quiera entender.
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