Se cumplen 30 años de la muerte del sacerdote, “referente de los valores democráticos” Madrid honra al padre José María de Llanos con una placa conmemorativa por su compromiso cívico y religioso
Abandonó el centro de la ciudad para entregar su vida, su energía, e incluso su pasado falangista, a dar un testimonio evangélico que rompía con todos los códigos establecidos en aquella época
Levantó el Pozo y convocó a la Iglesia, la Universidad, e incluso partidos políticos divergentes a la causa común de su reconstrucción y, sobre todo, a un espíritu de paz, justicia y liberación.
El presidente de la fundación Padre Llanos, Juan de Dios Morán, glosó la figura del sacerdote como “un hombre esencialmente de fe, comprometido con su credo, que vino buscando a Dios y se topó con el hombre, siempre desde un encuentro universal”
El presidente de la fundación Padre Llanos, Juan de Dios Morán, glosó la figura del sacerdote como “un hombre esencialmente de fe, comprometido con su credo, que vino buscando a Dios y se topó con el hombre, siempre desde un encuentro universal”
En medio de una amplia plaza soleada en el centro del Pozo del Tío Raimundo y junto al monumento erigido al padre Llanos Madrid acaba de rendir al carismático jesuita un sentido homenaje a los treinta años de su muerte. Ninguno de los más veteranos asistentes al acto podía reconocer aquel embarrado suburbio, sin calles, ni luz ni agua, donde malvivía de espaldas a la gran ciudad una población emigrada de los pueblos más pobres de España en los años cincuenta a veces huyendo de la cárcel y el fusilamiento.
En esas fechas José María de Llanos, SJ, abandonó el centro de la ciudad para entregar su vida, su energía, e incluso su pasado falangista, a dar un testimonio evangélico que rompía con todos los códigos establecidos en aquella época, mientras denunciaba con su palabra y su pluma las desigualdades sociales, los errores del nacionalcatolicismo, la miopía ultranacionalista y todos los rigorismos del franquismo. Levantó el Pozo y convocó a la Iglesia, la Universidad, e incluso partidos políticos divergentes a la causa común de su reconstrucción y, sobre todo a un espíritu de paz, justicia y liberación.
Vino buscando a Dios y se topó con el hombre
Es cierto que el Pozo ya no es lo que era. Aquel carisma y solidaridad que reinaba en el suburbio de la ignominia ha sido sustituido por un barrio más de Madrid, más aseado quizás que entonces, pero, como otros del cinturón de Madrid, aún deprimido, anónimo e impersonal, lacerado por el paro y la droga.
Sin embargo, durante una hora la vibración y el espíritu de Llanos ha inundado el acto celebrado esta mañana. Comenzaba la Orquesta de la Música del Reciclaje de Ecoembes, una formación de niños y niñas en riesgo de exclusión social, que a pesar de las barreras que les puso la vida, decidieron hacer música con instrumentos elaborados con materiales reciclados, a ameniza el acto.
Con tales acordes se iniciaron los discursos conmemorativos del concejal Borja Fanjul, que habló en representación del alcalde Almeida, ausente en Bruselas, el concejal Aniorte y el presidente de la Fundación Padre Llanos, Juan de Dios Morán, quien glosó de forma brillante la figura del sacerdote como “un hombre esencialmente de fe, comprometido con su credo, que vino buscando a Dios y se topó con el hombre siempre desde un encuentro universal, hablando bien de todos”.
Lo definió además como político y activista, demiurgo, embarcador, poeta con un referente ético del buen hacer al servicio público, desde su sentir de “ciudadano del mundo”, luchador por los derechos humanos y los deberes ciudadanos, maestro convencido de la fuerza de la educación, que más allá de un centro médico, creó escuelas, trabajo digno y saludable, y que, más allá de en lo técnico, creía en la formación en valores para convocara universitarios y gentes variadas que pasaron por el Pozo en servicio de los excluidos. “Todo lo dejó en vuestras manos”.
Compromiso social y religioso
A continuación, se inauguró la placa, que fue descubierta por el concejal Borja Fanjul, allí mismo, sobre un caballete, y que reza así:
En este lugar vivió JOSÉ MARÍA DE LLANOS S.J. “Padre Llanos” (1906-1992) Desde aquí desarrolló el compromiso social y religioso que convirtió al Pozo del Tío Raimundo en un referente de los valores democráticos
La placa, aprobada el pasado 14 de septiembre a propuesta de concejales de Ciudadanos, será fijada en la calle Martos 175, donde estuvo su parroquia, humilde vivienda y el famoso “Común de Trabajadores”. En representación de la Compañía de Jesús, estaban presentes el socio del provincial de España, padre Juan Pedro Rodríguez y Juan José Rodríguez Ponce, que en su juventud trabajó en el Pozo con Llanos. Otras instituciones como Comisiones Obreras, el SUT y las Escuelas Primero de Mayo, que él fundó, también estuvieron representadas en el acto.
Entre los asistentes se encontraban antiguos colaboradores suyos de los que aún viven, como la madre Teresa, carmelita descalza que vino a Madrid a curarse y se quedó para siempre en el Pozo; su “hijo” predilecto y “secretario” de la primera hora, Benito García Roldán, Álvaro Melgar, Paca Sahuquillo y algunos otros amigos.
El entrañable acto, la música y la ofrenda de flores llenaron de calor por unos momentos la gran plaza. Luego aleteaba en el aire la melancolía del paso del tiempo, un barrio tan distinto, y de las ausencias tan contrastadas conque en aquellos tiempos los alcaldes Tierno Galván y Álvarez del Manzano nunca faltaban a estos actos, como otros representantes de la jerarquía eclesial hoy ausentes. Eso sí no deja de ser impactante que, después de treinta años muerto, la huella del padre Llanos, o “Charlie”, un payaso de película como gustaban que le llamaran al final de su vida, siga tan viva como para rendirle este homenaje y honrarle con una placa conmemorativa.