El ex vicario de pastoral de Salamanca cuenta la propuesta de no denunciar los abusos sufridos Poli Díaz: "El obispo me pidió que me lo llevara a la tumba"
La propuesta de su obispo, José Luis Retana, tras contarle que había sufrido abusos fue esta: "Dejadme que os proponga otra posible solución que suprima esta de la denuncia. Me ha asesorado por un buen amigo mío, el obispo de Asturias, que es inteligente, que lo considero sabio y me ha aconsejado una solución todavía mejor que esta. Lo pongo a vuestra consideración y lo que vosotros decidáis hago. Lo que vosotros me digáis hago. ¿Y cuál es la segunda alternativa? La segunda alternativa es que te lo lleves a la tumba. Que te calles y que te mueras con esto. Que recibas las ayudas espirituales y psicológicas que necesites, pero que te lo lleves a la tumba y que de aquí no salga, de estos que estamos aquí"
La indignación prendió también en el resto de compañeros sacerdotes con la ‘opción llevártelo a la tumba’ sugerida por el arzobispo de Oviedo. “Uno por uno, todos [dijeron]: ‘Eso es ir en contra de Francisco’. Yo le dije, es como ‘si usted nos alentara a blasfemar’. Entonces hicimos una ronda y todos, unánimes, decidimos que había que denunciar. Se denunció a La Rota en el mes de mayo de 2022”
Finalmente, se rompió. Después de 38 años de ocultar en un rincón de su cerebro y su corazón los abusos sexuales cometidos contra él por el cura de su pueblo, Gujuelo, cuando era menor de edad y, luego, cuando era seminarista en Salamanca, Poli Díaz, el sacerdote y ex vicario de pastoral de la diócesis charra, se desbordó y todo el pasado se le asomó a los ojos.
Pero cuando quiso abrirlos -ya con 55 años- para afrontar lo sucedido, pedir responsabilidades por lo ocurrido a su victimario y a su obispo, lo que vio le hizo aún más daño. Ahora, como parte de su proceso de recuperación, alejado de una diócesis donde sus ex feligreses aún le echan de menos, lo cuenta con serenidad y un dolor latente en una magnífica entrevista en TVE realizada por Santiago Riesco.
"Dejadme que os proponga otra posible solución que suprima esta de la denuncia. Me ha asesorado por un buen amigo mío, el obispo de Asturias, que es inteligente, que lo considero sabio y me ha aconsejado una solución todavía mejor que esta. Lo pongo a vuestra consideración y lo que vosotros decidáis hago. Lo que vosotros me digáis hago. ¿Y cuál es la segunda alternativa? La segunda alternativa es que te lo lleves a la tumba. Que te calles y que te mueras con esto. Que recibas las ayudas espirituales y psicológicas que necesites, pero que te lo lleves a la tumba y que de aquí no salga, de estos que estamos aquí".
Nueve años de abusos sexuales y de poder
Así narra Poli Díaz la conversación que él y otra decena de sacerdotes de la diócesis tuvieron con el obispo, José Luis Retana, cuando la víctima por fin reúne fuerzas para contarle los abusos sexuales y de poder sufridos durante nueve años por causa de otro sacerdote de la diócesis (que en ese momento tiene 74 años).
La reunión para ver los pasos a seguir en este caso se desarrolla en la parroquia, y la segunda “posible solución” que le propone quien es su pastor es la alternativa a la primera que le formula: "He consultado lo que hay que hacer. Se lo he preguntado al nuncio y se lo preguntado al de los asuntos jurídicos de la Conferencia Episcopal. Vamos a presentar una denuncia ante el Tribunal de la Rota".
Y aquí viene la primera sorpresa de Poli Díaz, cuando le dice el lugar en el que hay que presentar la denuncia: “No en Doctrina de la Fe, sino en el Tribunal de la Rota, cuando el Papa había dicho que todo se hiciera aquí (muestra el manual de Doctrina de la Fe). Pero él había consultado y le habían mandado a La Rota”, señala el sacerdote.
"Eso es ir contra Francisco"
La indignación prendió también en el resto de compañeros sacerdotes con la ‘opción llevártelo a la tumba’ sugerida por el arzobispo de Oviedo. “Uno por uno, todos [dijeron]: ‘Eso es ir en contra de Francisco’. Yo le dije, es como ‘si usted nos alentara a blasfemar’. Entonces hicimos una ronda y todos, unánimes, decidimos que había que denunciar. Se denunció a La Rota en el mes de mayo de 2022”.
Pero, finalmente, el obispo José Luis Retana también sacó el caso del tribunal de La Rota: “Lo metió en mayo de 2022 y en julio lo sacó porque decía que iba muy lento. Lo sacó asesorado por sus amigos. Lo sacó y se convirtió él en instructor. Trae al encargado de la oficina de menores de Bilbao y a un notario de la diócesis de Orense. Los trae y los convierte en un pequeñito tribunal para que ellos hagan unas diligencias previas que es lo único que se ha hecho aquí. Diligencias previas. Aquí no ha habido juicio. Los testigos que han testificado en el caso, como son secretos yo no puedo saber quiénes son, pero puedo saber quiénes no son. Y los de mi lista no son ninguno. Entonces me entrevistó a mí. Me entrevistaron una mañana entera. El 10 de octubre (2022) me tomaron declaración a mí”.
Su situación de salud, causada por la angustia, empeora y Poli Díaz se ve obligado a salir de su diócesis y se instala en la de León, donde recibe ayuda. Pero lo que sigue viendo, no le ayuda demasiado, “El proceso sigue. Yo estoy aquí, en León, y el 15 de enero (2023) veo la noticia de La Crónica [el obispo niega a una pregunta directa de la periodista que la ausencia de Poli Díaz y M.P. se deba a un caso de abusos sexuales]. Me sentí traicionado. Un obispo que miente. Le escribí muy duro y me contesta diciendo: ‘Ya ves, yo no soy tan listo como tú’".
"Que es como decirme, olvídate de temas jurídicos, porque aquí ya no hay más recorrido. Hasta aquí hemos llegado. Olvídate de la justicia. Si a mi victimario ya no le pueden castigar, ya no va a haber resarcimiento ninguno"
Mientras tantos, pasa el tiempo y el obispo José Luis Retana ni le llama ni le visita. “Nada, nada, nada, nada”, lamenta el sacerdote. Hasta que le llegan dos mensajes del obispo durante este año. “Sólo dos”, subraya en la entrevista de TVE. “El primero es este: ‘Querido Poli, estoy en el aeropuerto a punto de salir para Lisboa. Te informo de dos cosas. La primera es que a M.P. le han concedido la secularización’. Que es como decirme, olvídate de temas jurídicos, porque aquí ya no hay más recorrido. Hasta aquí hemos llegado. Olvídate de la justicia. Si a mi victimario ya no le pueden castigar, ya no va a haber resarcimiento ninguno. Segundo: ‘Jorge será el nuevo párroco de la unidad pastoral del Centro’". Así, a través de un mensaje, el obispo pretende sacarse el muerto (que Poli Díaz no quiso llevarse a la tumba) de encima.
Obispos burlándose de las víctimas
Dolor sobre el dolor, revictimización. Y sorpresa, rabia e indignación ante el proceder de otros miembros de la Iglesia, como él, que tienen el deber, como pastores, de proteger al rebaño. Se dio cuenta (y aquello le empezó a remover lo que tenía ocultó en su cerebro desde hacía décadas) el año pasado, duranta la visita ad limina de los obispos españoles al papa Francisco, en donde él acompañó a su obispo.
El sacerdote viaja con José Luis Retana al Vaticano y en Roma ocurren algunas “circunstancias” por las que “me empiezo a encharcar, me empieza a afectar”. Una es que escucha el testimonio en la radio del novelista Alejandro Palomas, también víctima de abusos en la Iglesia. “No fui capaz de dormir. Me encharqué”. Otra de las circunstancias se le clava en lo hondo: “Es que en las mañanas, cuando viajo con los obispos para celebrar la eucaristía, algunos ridiculizan a las víctimas. A mí me chocó terriblemente. Yo vine enfermo”.
Ahora ya está un poco mejor. Está recibiendo ayuda, también de gente de Iglesia que entiende este problema de otra forma, con una mirada hacia las víctimas, a las que hay que poner verdaderamente en el centro. Pero el proceso de sanación es duro y largo. “A mí me da miedo ir a Salamanca y a él [el presunto abusador] no. A mí me da miedo. Yo estoy tenso en Salamanca por si me lo encuentro”.