Jornadas Teológicas de Montesclaros (I) Tensión y esperanza en la Iglesia sinodal que viene
Las cincuenta personas asistentes al curso, en el paraje maravilloso del Santuario de Montesclaros, en las montañas agrestes del sur de Cantabria, hemos dialogado después de las sugerentes exposiciones de Jesús Martínez Gordo, Montse Escribano, José María García Prada y Ramón Alario
"Ante un cambio de paradigma en una Iglesia que parece derrumbarse en muchos aspectos, a la vez constatamos esperanza por la constatación de que hay muchas personas que queremos seguir siendo Iglesia como comunidad de creyentes y que buscamos una forma de organizarnos que facilite nuestra fe adulta y el seguimiento de Jesús"
| Avelino Seco Muñoz
En el primer día de nuestras jornadas hemos constatado el acierto del título escogido. Tensión ante un cambio de paradigma en una iglesia que parece derrumbarse en muchos aspectos; pero, a la vez, esperanza por la constatación de que hay muchas personas que queremos seguir siendo iglesia como comunidad de creyentes y que buscamos una forma de organizarnos que facilite nuestra fe adulta y el seguimiento de Jesús.
“Estamos en pie en medio de un campo de escombros”, nos decía el dominico García Prada, citando a Hannah Arendt. Las cincuenta personas asistentes al curso, en este paraje maravilloso del Santuario de Montesclaros, en las montañas agrestes del sur de
Cantabria, hemos dialogado después de las sugerentes exposiciones de Jesús Martínez Gordo, Montse Escribano, José María García Prada y Ramón Alario.
“Las dos teologías sobre el laicado (Y. de Montcheuil e Y. M. Congar) antes y después del Vaticano II” era el título de la ponencia de Martínez Gordo. Se parte del texto evangélico de Mateo 16,18: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi iglesia…” A partir de este texto se irán dando dos interpretaciones sobre el poder, a quien se comunica y quien lo detenta en la Iglesia. ¿A través de Pedro y toda su sede en Roma queda
canalizado el poder o los poderes pasan a través de Pedro a la Iglesia? En el primer milenio de cristianismo hay una pugna entre la tradición latina y la ortodoxa que provocaría la primera división entre la iglesia oriental y la occidental.
En el siglo XX están presentes dos modelos de iglesia con distinta concepción del papel del laicado. Un primer modelo en el que la jerarquía enseña y los fieles laicos reciben de forma pasiva y agradecida, a través de los ministros ordenados, las enseñanzas y los servicios religiosos y un segundo modelo en el que se insiste en el bautismo como unificador de laicos y ministros ordenados y en la responsabilidad común de todos
los bautizados.
El jesuita francés Y. de Montcheuil, fusilado en 1944 por la GESTAPO por su resistencia a los nazis, fue, ya antes de la etapa conciliar, un pensador y promotor clave en una nueva forma de entender el papel del laicado. Para él la capacidad de iniciativa en la iglesia la deben tener no sólo los ordenados sino todos los bautizados. El papel de la autoridad en la iglesia debe consistir en armonizar todas las iniciativas ligadas a los
diversos carismas de los miembros de la comunidad cristiana. Lo fundamental en la iglesia no es ser estructura jerárquica sino de comunión, desarrollando el principio de San Agustín: Unidad en lo fundamental, libertad en lo opinable y caridad en todo.
El dominico Y. M. Congar, teólogo muy importante en el Vaticano II, intenta articular el papel de todos los bautizados y los que tienen un ministerio ordenado. Para él, por el bautismo, todos somos maestros, sacerdotes y reyes; en lo tocante a ser reyes resulta que el gobierno y la autoridad en la iglesia quedan reservados a los que tienen el ministerio ordenado. Este es un tema muy relacionado con el clericalismo que tantocondena el Papa Francisco. En el fondo, todo el debate sinodal y, sobre todo, el camino sinodal alemán tiene como telón de fondo este importante tema que está dividiendo a la iglesia. Va habiendo laicos con responsabilidades dentro de la iglesia; pero siempre están liderados por un obispo o sacerdote y participan de la misión específica del clero. En la iglesia el rey es el cura, los bautizados participan, de hecho, no del sacerdocio de Cristo, sino del sacerdocio de los curas, esto es una
aberración teológica.
En la segunda ponencia, Montse Escribano, doctora en filosofía y teóloga, hizo una magnífica exposición sobre “Ecología integral. Propuestas teológicas y retos para la casa común”. Nos presenta un gran reto que tenemos como humanidad y cómo cristianos: ¿Cómo empezar a pensar el mundo desde nuestro ser naturaleza, parte de ella, y no tener una mirada tan antropocéntrica? Necesitamos convertirnos, un cambio
existencial en un diálogo profundo con Dios.
La encíclica Laudato Sí nos plantea una nueva forma de entendernos y de relacionarnos con toda la creación, el virus del COVID 19 ha actuado en nosotros como una lupa, nos ha hecho ver cosas que antes no veíamos. Tenemos que repensar el mundo, somos naturaleza y vegetación, no somos ángeles y nuestro poder tiene sus grandes límites.
El modo de vida de los demás animales y de los vegetales, sus relaciones y apoyos nos enseñan mucho. Una nueva forma de vivir, una relación nueva con la naturaleza debe entrar en nuestra manera de vivir la fe, en nuestras eucaristías. Lo que nos puede salvar no es la tecnología, sino lo que plantemos, que nos reconciliemos con la naturaleza, que la consideremos nuestra casa común. Tenemos que hacer una teología más relacionada con la naturaleza, con lo vegetal.
Por la tarde, el dominico de este Santuario P. Prada, nos introdujo, para dar sentido a las experiencias que iremos reflexionando, en un tema muy importante: “La deconstrucción del viejo orden cultural-religioso y tareas que presentimos en el nuevo” Nos dio unas pinceladas muy interesantes sobre un mundo cultural-religioso que termina y un asomarnos a formas nuevas que recojan lo esencial de nuestra fe buscando formas nuevas de expresión y de organización en la iglesia. Más que derruir, hay que hacer algo nuevo a partir de mutaciones. Hay que recuperar las comunidades paulinas purificando a la iglesia y despojándola de algunas de las adherencias que se han calcificado a partir de Constantino.
Terminamos la tarde con las experiencias de los curas casados organizados en el MOCEOP (movimiento de curas por el celibato opcional). Ramón Alario, uno de los fundadores de este movimiento en el año 1977. Con estos elementos vertebradores claves:
- Opcionalidad del celibato. No puede haber ley que prohíba el derecho fundamental de una persona. Casarse no es evangélicamente incompatible con ser sacerdote.
- Defender que no abandonamos la Iglesia ni vamos en contra de la iglesia. Las comunidades cristianas tienen derecho a tener un sacerdote y celebrar la eucaristía.
- La referencia fundamental es la comunidad. La opción por otro modelo de iglesia es clave. No toda la historia de la iglesia se ha basado en curas célibes.
Un día de reflexión muy interesante y con muchas sugerencias por parte de los asistentes a las jornadas.
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