XIX Jueves de RD: la eutanasia y la muerte digna, a debate Expertos en medicina paliativa y bioética dialogan “sin extremos” en torno a la Ley de Eutanasia
“No tenemos tiempo a salir al paso de aquellos que se ven gravemente afectados por el coronavirus y, sin embargo, somos capaces de legislar sobre algo tan complejo como la eutanasia”
"Con esta ley vamos a ir resolviendo el problema para mucha gente, pero la experiencia como seres humanos que somos nos dice que va a haber un porcentaje de casos en que se corre el peligro de actuar de forma expeditiva en lugar de explorar situaciones de último recurso"
“Despenalizar, sí, pero en casos muy puntuales y siempre sin generalizar”
“Despenalizar, sí, pero en casos muy puntuales y siempre sin generalizar”
| Jordi Pacheco
Tras la aprobación definitiva en el Congreso de los Diputados de la Ley de Eutanasia el pasado 18 de marzo de 2021, la XIX edición de los Jueves de RD reunió a tres reputados expertos con el propósito de debatir sosegadamente en torno a una ley que, pese a contar con un amplio respaldo social, sigue concitando aún dudas y recelos en no pocos sectores de la población.
Organizado por Religión Digital con el apoyo de Banco Sabadell, Católicos en Red y la colaboración del Centro San Camilo, el evento fue retransmitido en directo desde la portada de Religión Digital, nuestro canal de You Tube y a través del FB de Religión Digital. José Carlos Bermejo, director del Centro San Camilo; Francisco Javier Rivas, médico y bioeticista; y Javier Judez, médico, máster en Bioética de Murcia fueron los ponentes de un debate moderado por Jesús Bastante y celebrado en la 'Bodega San Camilo', un espacio en el ala de paliativos del Hospital San Camilo de Tres Cantos.
Un momento inadecuado para legislar
Huyendo de todo intención de generar polémica y buscando el diálogo sosegado, el debate se guardó de dar voz a posiciones extremistas en relación con la eutanasia, ni partidarios ni detractores acérrimos. Porque los excesos no son bienvenidos en una cuestión de tanta complejidad en la que confluyen sensibilidades y casuísticas tan variadas y que hace varias décadas que está sobre la mesa.
“El momento en que se pretende sacar adelante esta Ley de Eutanasia es totalmente inadecuado”, ha advertido Javier Júdez, “además, los tres meses de margen que se ha dado el legislador son totalmente insuficientes para que las 17 comunidades autónomas puedan implementar la Ley”.
“En estos últimos años —añadió el médico y bioeticista murciano— ha habido diferentes países que han regulado, sobre todo porque han ido surgiendo casos muy llamativos de personas que han vivido situaciones extremas y, si bien es cierto que en este contexto integral no hay que desatender a quienes consideran la eutanasia como último recurso, considero que esta ley desaprovecha algunos aprendizajes de otras sociedades que han construido propuestas más convincentes para afrontar el problema”.
Por su parte, para José Carlos Bermejo, alma mater del Centro Asistencial San Camilo de Tres Cantos, hablar del final de la vida siempre es saludable. “El principio sagrado en este contexto —reconocía—, es respetar el sufrimiento de las personas que solicitan la eutanasia. Solicitar la muerte asistida es la punta del iceberg, algo que esconde muchas cosas que quedan por debajo y conviene tener en cuenta”.
Bermejo ha elogiado leyes que tienen que ver con el final de la vida que años atrás han implementado comunidades autónomas. “Leyes que eran saludables y promovían cuidados paliativos, buena praxis de la sedación, leyes atentas siempre al peligro que pueden encerrar a las dinámicas de encarnizamiento”, enfatizó el galeno, quien coincide con Júdez en que legislar en tiempos de pandemia y en tan poco tiempo “es obsceno”. “No tenemos tiempo a salir al paso de aquellos que se ven gravemente afectados por el coronavirus y, sin embargo, somos capaces de legislar sobre algo tan complejo como la eutanasia”, lamentó.
Para Bermejo, la estrategia más saludable es cuidar de manera paliativa ya que, tal como advierte, “en otros países esta ley se ha convertido en un coladero de una cultura que abre espacio a la sedación sistemática no solicitada, una ley que en lugar de trabajar para cuidar al frágil, entiende que ayudar a morir puede convertirse en un derecho. No puedo suscribir de ninguna manera esta ley.
Si bien reconoce que hay que buscar soluciones a la situación de quienes se encuentran en lo que se ha dado en llamar contexto eutanásico, Francisco Javier Rivas, por su parte, coincidió también con los demás ponentes en que “probablemente no es necesario legislar ahora”. “Esta es una ley sin reflexión previa. No se ha abierto un debate social amplio en torno al tema, se ha hecho todo con mucha premura. A mi modo de ver, se trata de una legislación que da pocas respuestas y genera muchas incertidumbres y con el tiempo va a dar muchas dificultades”.
El goteo de casos mediáticos
Conocidos son por toda la sociedad los casos que han ido surgiendo en los medios de comunicación durante los últimos años, casos de personas que han encontrado empatía social en su deseo de, por una razón u otra, poner fin a su vivir. Es una realidad que está ahí desde hace años y cabe preguntarse qué se puede hacer ante personas cuyo sufrimiento, insoportable, les impele a optar por la muerte como única salida.
“Los sondeos demuestran que hay un importante sector social muy preocupado por la necesidad de legislar en este ámbito”, reconoció Júdez. “Durante las últimas décadas hemos asistido a una realidad que nos pone en la necesidad de responder qué hacemos ante el sufrimiento. El problema es que el sufrimiento, entendido como problema a resolver, nos debe ocupar lo suficiente como para clarificar de qué recursos disponemos para atenuarlo”, argumentó.
“Entiendo que el esfuerzo principal de una sociedad es cubrir el conjunto de la atención al sufrimiento. Con esta ley vamos a ir resolviendo el problema para mucha gente, pero la experiencia como seres humanos que somos nos dice que va a haber un porcentaje de casos en que se corre el peligro de actuar de forma expeditiva en lugar de explorar situaciones de último recurso. Hay que proteger, por tanto, a las personas en cuyos casos existan otras salidas que no sean la muerte asistida”, subrayó.
“Quienes piden ayuda para morir —apuntó Bermejo— es porque así no pueden vivir, de modo que tenemos que velar por ellos, preguntarnos qué hacer. En la sociedad estamos muy de acuerdo en lo esencial: no queremos sufrir, queremos aliviar el sufrimiento evitable. Entendernos y darnos una respuesta”.
Cómo decir que no
En los límites de la vida, ¿hasta dónde llega la libertad de decisión de la persona sobre su propia vida? Si alguien en su plenitud de facultades, tal como recalca la Ley, expresa su deseo de acabar con su vida, ¿cómo se le puede decir que no es posible?
Para Júdez, se trata de aliviar el sufrimiento en todos los sentidos, en lo psicológico, emocional, en lo práctico, aspectos que no tienen nada que ver con las “soluciones de último recurso”. “Hay que reflexionar profundamente acerca de qué queremos en la última etapa, explorar: si no somos capaces de acompañar a las personas en el transcurso de toda su vida, si no conocemos a fondo cómo afrontan la vida, al llegar a la etapa final nos encontraremos sin elementos para poder juzgar cuál es la mejor forma de ayudar y planificar de manera compartida”.
Por su parte, Bermejo advierte que “se ha subido el volúmen en exceso a lo que es la autonomía” y opina que no se puede actuar con entera libertad en medio de situaciones tan difíciles que envuelven el final de la vida. “¿La vida es patrimonio individual o un poco de mi vida es también de mi hermana, de mi gente? Considerar que mi vida solo me pertenece a mi es un error, una hipertrofia del principio de autonomía”.
“Hay que hablar de estos temas a lo largo de la vida, no solo en el último tramo”, aseguró Rivas. “A la hora de establecer categorías sobre estas cuestiones, todos tenemos una cierta idea de ‘vida buena’, un concepto que difiere entre unos y otros, pero que tiene elementos en los que tenemos que trabajar conjuntamente. Llegamos al momento final de la vida sin haber reflexionado lo suficiente sobre nuestra manera de actuar en el tramo final”, resumió, por su parte el médico de Fuenlabrada.
Conclusiones
Como conclusión, Javier Júdez hizo énfasis en la planificación compartida y en la necesidad de mirar más allá de los casos relacionados con el final de la vida. Rivas, por su parte, aseguró que el debate de la eutanasia tiene muchas caras y la despenalización podría ser una manera de abordar el problema: “Despenalizar, sí, pero en casos muy puntuales y siempre sin generalizar”, enfatizó.
“Venid y ved cuánta vida y cuánta dignidad hay en el escenario de final de vida que tenemos aquí, venid y ved antes de seguir promoviendo marcos legales como el que se está promoviendo ahora”, comentó Bermejo en relación al centro San Camilo.
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