Jornadas sobre Gestión del Patrimonio organizadas por CONFER, Comillas y Caixabank “Un altar no es una mesa, y un templo, aunque se desacralice, no puede convertirse en una discoteca”

“Somos el segundo país del mundo en patrimonio histórico-artístico, y el 80% de este patrimonio está en posesión de la Iglesia (…). Si hemos estado 150 años en una casa, y tenemos que irnos, no puede ser que no haya una memoria de esa presencia, porque eso forma parte de la cultura del país”. Miguel Campo Ibáñez, sj., asesor jurídico de CONFER, abrió las jornadas sobre Gestión del patrimonio organizadas por CONFER, Comillas y Caixabank con una vibrante llamada a la “creatividad” para fomentar el cuidado de los templos y los bienes eclesiásticos, especialmente en el caso de conventos abandonados, iglesias desacralizadas o imágenes sagradas.

Las jornadas, que se celebraron en el Aula Magna de Comillas, sirvió para poner en valor la ingente materia existente (bienes inmuebles, imágenes, reliquias, etc…) y que la Iglesia española, y en especial las congregaciones religiosas, tienen la obligación de “mostrar la belleza de las cosas de Dios”.

En este sentido, a la hora de hablar de los bienes eclesiásticos, Campo aclaró que “la parroquia no es de la Iglesia, no es del Papa, no es del arzobispo… es una persona jurídica cuya propiedad y administración pertenece a esta persona jurídica”.

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Singular protección de los bienes eclesiásticos

En su intervención, Miguel Campo defendió la existencia de las ‘cosas sagradas’, con valor histórico artístico, y que serán bien eclesiástico si pertenecen a una persona jurídica pública canónica, cuya protección jurídica está protegida por la legislación española. Pero, además, existe un valor cultural (iglesias, oratorios, capillas, cementerios, imágenes sagradas…) que cuenta con una “singular protección”. Lo mismo sucede con reliquias, cuerpos de mártires o partes relevatnes de los mismos.

Los “bienes preciosos”, por su especial carácter, gozan de una especial protección, que impide, tanto en la ley canónica como en la ley civil, actos de enajenación o donaciones, o ‘actos equiparados’ (usufructo, servidumbre, derecho de paso…) para cualquier operación que supere los 1,5 millones de euros, que requiere la licencia de la Santa Sede, una tasación por peritos, una memoria o el conocimiento del titular de la diócesis, entre otras cosas.  Cuando son bienes de patrimonio histórico artístico, se añaden controles.

Especialmente relevante es la función de protección, conservación y seguridad de iglesias, templos o capillas. “Se nos pide que nuestras iglesias celebren de manera digna, que no se haga nada que desdiga de la santidad de lugar”, recalcó Miguel Campo. “En una capilla no se puede hacer cualquier cosa, no se puede utilizar como gimnasio, ni sala de juegos, ni sala de baile. No se puede, y no se debe”.

Diligencia de los administradores

“Hay que ser diligentes como administradores, y especialmente en el contexto de cierre de casas, tiene que haber inventarios bien hechos del patrimonio, que eviten robos, puedan ser restaurados o asegurados”, incidió Campo. “Tenemos que saber lo que tenemos”, y evitar “que nos pase lo del Ecce Homo, por ejemplo”.

Y es que “una escultura, un cuadro, un sagrario, un tapiz, calificados como bien de interés cultural, tienen una especial protección… La Iglesia solo los puede transmitir a otra persona jurídica-publica eclesiástica o al Estado español, pero no los puede subastar, no los puede vender. No podemos hacerlo”.

De hecho, recalcó, cualquier convento, iglesia o archivo con más de 50 años de antigüedad no puede venderse de cualquier manera. “Son patrimonio histórico, y las sanciones son millonarias” recalcó, señalando una sanción a un instituto religioso de 210.000 euros por trasladar una imagen de convento sin informar convenientemente.

Monseñor Vicente Rebollo, obispo de @DioceTarazona, nos presenta la segunda ponencia de la mañana, que correrá a cargo de D. Javier Herrán pic.twitter.com/0OZ7q5xOLg

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Desacralización y "usos sórdidos"

Otro punto fue la desacralización de edificios sagrados o abandonados por desuso. Incluso ahí, “no puede haber usos sórdidos”. “No puede haber encima del altar botellas de whisky o de ginebra en la hornacina donde estuvo el santísimo. Un templo no debería quedar convertido en una discoteca o un bar”, exclamó. 

Sobre los altares, Campo aclaró que pese a la desacralización “sigue siendo una cosa sagrada”. Hace siglos, se quemaban o se destruían, ahora ya no se permite por ley. Pero “un altar no es una mesa. Hoy, si el altar forma parte del bien no se va a poder destruir, pero no lo podemos destinar a otro uso, no es una mesa”. De igual modo sucede con los cementerios o con imágenes sagradas, reliquias o ex votos, que “nunca se pueden vender, y solo se pueden regalar con licencia de la Santa Sede”.

D. Javier es abogado y constructor, experto en la rehabilitación y reutilización productiva de inmuebles de entidades eclesiásticas #AdministraciónCONFERpic.twitter.com/ivXC0ED2DI

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Reutilización productiva de inmuebles eclesiásticos

Por su parte, Javier Herrán, de Comillas, habló acerca de la rehabilitación y reutilización productiva de inmuebles de Entidades Eclesiásticas, quien fue presentado por el obispo de Tarazona, Vicente Rebollo.

Uno de los grandes problemas es “cómo dar valor” a tantos terrenos que, por la falta de vocaciones o el envejecimiento de las congregaciones religiosas, tiene la Iglesia. Así, puso ejemplos de algunos cambios de uso de edificios concebidos para un fin no necesario, o la gestión a terceros para usos compartidos. “Hay muchas cosas que podemos poner en valor”, incidió Herrán, destacando el aprovechamiento de terrenos, por ejemplo, para construir plantas de energía renovables o solares, como el caso del proyecto del Seminario de Tarazona.

En cuanto al aprovechamiento del suelo, el experto destacó cómo las congregaciones religiosas tienen suelo en casi todos los rincones de España, cuyo uso se puede transformar. "Dejando siempre claro que no se puede utilizar para usos que pueden ser legales, pero no éticos: no se puede dotar un espacio para una casa de juegos o un centro donde se practiquen abortos".

Sí es preciso hacer un anteproyecto "con el uso que queremos dar al inmueble y/o al suelo, así como el destino final". Ojo, "tanteando antes a la Administración", algo fundamental para obtener un resultado, "que aquello que queremos hacer va a ser viable". Y teniendo paciencia, porque "los tiempos suelen ser largos", así como la burocracia. "Nunca crean que un proyecto va a salir adelante por su propia inercia, o por ser una congregación religiosa (...)", culminó, destacando que "es el momento de que se unan y vayan haciendo sensibles a las distintas administraciones de la nueva situación por la falta de vocaciones, que pueden llevar a que muchos bienes puedan quedar abandonados". 

Los altares, los cementerios, las imagen sagradas… ¿se pueden vender? ¿Qué uso se puede dar cuando ya no están en posesión de la Iglesia?

Nuestro asesor jurídico, Miguel Campo (@JesuitasESP), nos saca de dudas en las jornadas de #AdministraciónCONFERpic.twitter.com/alua0TQ1JU

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Al final de la mañana, ofrecieron sus saludos Francisco Ramírez Fueyo, sj, decano de Teología de Comillas; Pablo García, director de postgrados de Comillas , quiso saludar a la escuela de postgrado, “un programa excelente de lo que queremos hacer en nuestra escuela, porque es un programa transversal”. “los problemas de hoy no se pueden abordar desde una única perspectiva.

Finalmente, Juan Antonio Peña, director del Centro de Instituciones de Caixabank, quien se mostró “muy orgulloso” del trabajo realizado en común entre la entidad financiera y Comillas. “Lo importante es que podamos profesionalizarnos, y hacer las cosas mejor”, recalcó Peña, quien abundó en el “destino social” de Caixabank. “Para hacer las cosas bien, hay que ser coherentes con los tiempos nuevos”.

Inversión, actuación, compra, rehabilitación

La última de las ponencias corrió a cargo de Juan Moreno (Responsable del Area de financiación y de Asesoramiento Inmobiliario de la división de Banca Privada de CaixaBank). David Alonso de Linaje, presentó al ponente, incidiendo en que cualquier decisión de inversión / actuación / compra / rehabilitación de un cualquier activo inmobiliario, requiere analizar exhaustivamente la situación patrimonial de la institución. “La inversión a realizar implica un desembolso económico que se puede acometer con liquidez o financiación. La segunda de las opciones puede ser una alternativa, muy interesante, a plantearse, que permite a la institución mantener su patrimonio líquido financiero intacto y que pueda servir para atender futuros problemas, que quizá hoy no son conscientes o no tienen planificados”. Como conclusión, dijo, que realizar una buena planificación financiera es necesaria antes de acometer cualquier inversión. 

En su presentacion Juan Moreno, subdividió su ponencia en 5 puntos.

En el primero hizo un repaso de la evolución de la banca en estos últimos 25 años. Resaltó que la concentración de la banca ha hecho que la figura del director de oficina ha perdido atribuciones y que se hayan creado muchos departamentos de control, tras la crisis de 2008, con los acuerdos de Basilea. La especialización es una realidad, hasta el punto que algunas entidades tengan servicios especializados para instituciones religiosas. Esto ha hecho que los procedimientos para aprobar operaciones de financiación sean diferentes.

En el segundo punto habló de la política de riesgos de los bancos y que cada operación debe respetar las políticas internas de los propios bancos, remitida por Basilea. Incidió en que la aprobación de una operación de financiación depende del histórico del cliente y que las entidades financieras, buscan que las operaciones sean viables y evitar siempre la ejecución de cualquier garantía y con mas razón, para las instituciones religiosas. 

El tercer punto, se centró en los tipos de financiación, créditos y prestamos amortizables y del refuerzo de garantías, bien sean reales (inmuebles, bienes o patrimonio financiero) o de las personales. Comento que las garantías reales pueden ayudar a la aprobación de la operación así como al precio (tipo de interés aplicable) a la financiación.

El cuarto punto se centró en el precio (tipo aplicable de financiación). Para la construcción del mismo, se miran los tipos de interés marcados por el BCE, el riesgo de la operación y la situación actual del cliente en cuanto al endeudamiento actual del cliente y riesgo de impago, las garantías aportadas y el plazo de la operación.

Por último utilizó un ejemplo numérico, que trató de reflejar lo expuesto en los puntos anteriores, con el supuesto de un inmueble que busca ser rehabilitado con objeto de convertirlo en una Residencia de ancianos. Se pudo ver que el plan era viable y que los propios ingresos eran capaces de cubrir los gastos de mantenimiento y de amortización e intereses de la financiación a largo plazo (17 años).