Omella pide al patrón de Madrid hacer frente "a la polarización y la división" Osoro defiende ante los obispos españoles el legado de San Isidro: "Nunca podemos lavarnos las manos"

Osoro, durante su homilía en la Colegiata de San Isidro
Osoro, durante su homilía en la Colegiata de San Isidro

"La fe es abrazar, también, a los que no formulan la vida desde la fe. Esos también son de los nuestros: nunca podemos lavarnos las manos"

"Me he emocionado muchas veces cuando vengo a esta Basílica de San Isidro y me arrodillo ante el cuerpo de san Isidro y santa María de la Cabeza, su esposa, y pienso ante ellos: vosotros nunca dijisteis «no puedo más»". Sin embargo, esta frase se pronuncia muchas veces en nuestra sociedad"

"En Madrid siempre hubo un espacio para Dios, que no es una idea; es una persona que nos da fuerza y capacidades para ampliar el círculo y convertirnos en una sociedad abierta que integra a todos, donde se da la amistad social"

"Fue el amor al otro lo que hizo de san Isidro un santo del pueblo, el amor por el cual a uno le es grata la otra persona, el amor mueve a buscar lo mejor para la vida del otro, no excluye a nadie, construye una fraternidad y nos abre a todos"

Omella: "Queremos que nuestra querida Iglesia que peregrina en España sea signo de comunión y de esperanza siguiendo las huellas de Cristo, nuestro Salvador. Que avance por la vía de la sinodalidad, compartiendo lo que somos y tenemos en la escucha atenta de lo que nos sugiera el Espíritu Santo"

El presidente del Episcopado lamenta "la polarización y la división, la falta de defensa de la vida en sus estadios más débiles, la pobreza que se hace crónica, una desigualdad que avanza, la precariedad laboral, la imposibilidad de muchos para acceder a una vivienda digna y formar así una familia, el aumento de la brecha salarial entre directivos y trabajadores"

(Casi) pleno en la visita de los obispos españoles a la Colegiata de San Isidro, para honrar al patrón de Madrid en su Año Jubilar, por el IV Centenario de su canonización, concedido por el Papa Francisco. En una misa presidida por el cardenal Osoro, acompañado en el altar por el presidente de la CEE, Juan José Omella, y por los cardenales Rouco Varela y Aquilno Bocos.

Arrancó Osoro agradeciendo a "todos los miembros de la Conferencia Episcopal Española que han tenido la deferencia de acercarse a esta Basílica y unirse a la Iglesia particular que camina en Madrid en este Año Santo de san Isidro", en lo que supone "un reconocimiento a este santo de la puerta de al lado como es san Isidro, un vecino de un Madrid muy diferente al que tenemos hoy, pero al que este santo le dio identidad cristiana".

"En este Año Santo -recalcó Osoro- están siendo miles de personas procedentes de toda España, de América Latina, de Filipinas y de otras partes del mundo, los que van pasando por esta Basílica para rezar y pedir favores a san Isidro Labrador".

En su homilía, el purpurado trazó tres realidades de la vida del santo labrador: "su fe, su esperanza y su caridad". En primer lugar, Osoro pidió mirar "en la vida de san Isidro y observa como dio forma a su vida la fe". "Llevó la novedad de Dios con obras a todos los que encontró por su camino. Porque la fe es abrazar, también, a los que no formulan la vida desde la fe. Esos también son de los nuestros: nunca podemos lavarnos las manos".

Diálogo frente a encierros interiores

En segundo término, la esperanza, basada en el "diálogo permanente con el Señor, en la oración", que "nos ofrece y da capacidades para mostrar que la desesperación, apocamiento, el encerrarse en uno mismo, el no tener horizontes, nos encierra e incapacita", mientras que "el diálogo con el Señor nos abre a la esperanza".

En este punto, Osoro admitió cómo "me he emocionado muchas veces cuando vengo a esta Basílica de San Isidro y me arrodillo ante el cuerpo de san Isidro y santa María de la Cabeza, su esposa, y pienso ante ellos: vosotros nunca dijisteis «no puedo más»".

Misa en la Colegiata de San Isidro
Misa en la Colegiata de San Isidro

"Sin embargo, esta frase se pronuncia muchas veces en nuestra sociedad", lamentó, incidiendo en que "el desesperado cuestiona también a Dios. Y una sociedad desesperada pone sus esperanzas en pequeñas cosas sin importancia". Frente a ello, San Isidro puso en Dios su esperanza, "un Dios que se hizo carne, que se ha hecho uno de nosotros y nos acompaña, nos llama y nos ama, nos ha dado la vida, nos hace mirar al prójimo y provoca el hacer el bien, eliminando desesperanzas, envidias y celos".

Amar y dejarse amar

Finalmente, el amor, con un consejo válido para todos: "Vive regalando el amor mismo de Dios, desde esa comunión plena con Jesucristo. ¡Dios es amor!", subrayó Osoro. "No hay otro camino para el encuentro con Dios: amar y dejarse amar".

Misa de San Isidro
Misa de San Isidro

"¿Por qué el pueblo de Madrid captó y se entusiasmó con san Isidro? ¿Por qué ha marcado la vida, la historia, las tradiciones de Madrid este santo?", se preguntó el vicepresidente del episcopado español. "Fue el amor al otro lo que hizo de san Isidro un santo del pueblo, el amor por el cual a uno le es grata la otra persona, el amor mueve a buscar lo mejor para la vida del otro, no excluye a nadie, construye una fraternidad y nos abre a todos".

"Hoy, reunidos aquí todos los obispos de la Conferencia Episcopal de España para celebrar la Eucaristía en esta Basílica de San Isidro, pedimos al Señor, por intercesión de san Isidro Labrador, que encontremos en Jesucristo, donde la presencia real se realiza en el misterio de la Eucaristía, ese amor que necesitamos para tener vida, vivir nosotros y dar vida a los demás", finalizó Osoro, recordando que, en Madrid, "siempre hubo un espacio para Dios, que no es una idea; es una persona que nos da fuerza y capacidades para ampliar el círculo y convertirnos en una sociedad abierta que integra a todos, donde se da la amistad social".

Omella y las "tribulaciones de este mundo"

Al término de la ceremonia, el presidente de la CEE, Juan José Omella puso a San Isidro y su familia como "ejemplo de amor mutuo y en el amor a sus vecinos y a los más necesitados". Además, "en este tiempo necesitado de estímulo y ejemplo para los trabajadores, el santo labrador, patrono de los agricultores, se nos entrega como modelo de trabajo esforzado, responsable y confiado en la providencia del Padre".

Omella, al final de la ceremonia
Omella, al final de la ceremonia

"Hoy venimos ante ti, San Isidro, y te pedimos que nos ayudes ante las tribulaciones de este mundo", clamó Omella: "la polarización y la división, la falta de defensa de la vida en sus estadios más débiles, la pobreza que se hace crónica, una desigualdad que avanza, la precariedad laboral, la imposibilidad de muchos para acceder a una vivienda digna y formar así una familia, el aumento de la brecha salarial entre directivos y trabajadores".

"Te pedimos también el preciado don del agua para los campos: tú sabes bien la necesidad y la importancia que tiene para tanta gente en este momento", insistió, así como "la paz en el mundo y en los corazones de todos los hombres".

"Queremos que nuestra querida Iglesia que peregrina en España sea signo de comunión y de esperanza siguiendo las huellas de Cristo, nuestro Salvador. Que avance por la vía de la sinodalidad, compartiendo lo que somos y tenemos en la escucha atenta de lo que nos sugiera el Espíritu Santo, motor y fuerza de la Evangelización, tal y como nos recuerda el Papa Francisco", finalizó.

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