El cinismo histórico de la Iglesia cristiana

¿Le puede decir algo la historia de la Iglesia al fiel creyente? ¿Le puede hacer pensar por qué tantos y tantos papas han sido un dechado de conductas aberrantes y hasta criminales? ¿Y qué puede pensar del sesgo que tomaron determinados concilios, reunidos para solventar problemas la mayor parte individuales, bien del emperador convocante, bien del papa preocupado por sus posesiones terrenales, o por sus hijos crápulas o contra sus opositores más cerriles?

Argumentan los fieles que no, que una cosa es la Historia y otra la Tradición, la segunda columna en la que se sustenta la Iglesia, donde se encierra el “depósito de la fe”.  Incluso, dicen, la Iglesia sabe sacar lo más positivo de tales situaciones en apariencia indignas, porque con ellas se ha ido purificando más y más.

Esta esquizofrenia aplicada a una entidad no es de recibo. La Iglesia no es distinta a cualquier otra organización, sociedad, entidad o corporación formada por seres humanos con reglas  a las que atenerse y espíritu que la anima. No es posible entender que en la Iglesia, formada por personas, se pueda hacer distinción entre hechos y propósitos, entre cuerpo y espíritu, entre sociedad incardinada en un estado y sociedad, como dicen, cuerpo místico.

Pongo un ejemplo gráfico que puede servir para entender por qué decimos lo que decimos: el individuo luce una camisa blanca, recién lavada y planchada, impoluta… ¡pero en un momento de la comida le cae una mancha de tomate! ¿Qué es lo que resalta en la camisa? ¡La mancha de tomate! Es lo único en lo que se fijan cuantos le miran.

Así ocurre con la Iglesia: es una sociedad perfecta, divina, pletórica de gracia, asistida por el Espíritu Santo… y hete aquí que a lo largo de los siglos tal pulcritud se ha visto empañada por la conducta depravada de muchos de sus más altos servidores. ¿Qué es lo que resalta y sorprende más en la Iglesia?

Es ínfima la minoría que conoce la historia de la Iglesia, bien porque la ha estudiado en su carrera eclesiástica o universitaria, bien porque ha tenido un interés especial en profundizar en ella. Frente a esa minoría minoritaria, es una muy inmensa mayoría la que no conoce de la Historia de la Iglesia nada, sólo el presente, quizá historias piadosas de santos cuya biografía se relata en la festividad correspondiente.

¿Quién de esta inmensa mayoría no dudaría en rechazar una sociedad que ha traicionado sus ideas rectoras, que diciendo seguir la palabra de Dios no ha dudado en hacer lo contrario, que se ha mostrado errática en sus decisiones e inhumana, en modo alguno espiritual y similar en todo al resto de instituciones civiles?

¿Qué ve el fiel informado y con espíritu  crítico cuando repasa la historia de la Iglesia? Precisamente esas manchas que relucen en su impoluta camisa. Que no son pocas, por cierto, sino renuentes y continuadas. Algo hemos dicho en días anteriores al repasar la biografía de algunos papas.

¿Una Iglesia santa, católica, apostólica y verdadera religión? También podría afirmarse que es una Iglesia muy poco edificante, descaradamente escandalosa, pletórica de injusticias, soberbiamente intolerante, fanática en largos periodos de su historia. No hay más que fijarse en los inicios de su “oficialidad”, cuando la intolerancia y el fanatismo imperaron en la Iglesia: frente a los relativamente pocos mártires en su seno, muchos más fueron los miles y miles de mártires “paganos”, sobre todo sacerdotes del hasta entonces culto oficial.

Y dentro de la misma Iglesia, la verdadera historia ha dejado constancia de que muchos “herejes”, “desobedientes” o “impíos” tenían una conducta mucho más elevada y digna que sus verdugos, que querían hacer que su verdad prevaleciera por encima de cualquier pensamiento reflexivo de sus contrincantes.

Como hemos dicho antes, no es disculpa hablar de dos clases de Iglesia, la fundada por Cristo [una mentira más, Jesús no fundó ninguna Iglesia] y la formada por seres humanos, que yerran y son falibles. ¿Falibles también los papas, que son in-falibles? Porque han sido muchos los que más han destacado en inmoralidad y podredumbre.

¡Los papas, “vicarios de Cristo”! La Historia nos dice cómo han sido elegidos muchos de ellos, a base de intrigas, por la fuerza de los emperadores, en pugna unos prelados contra otros, extraídos de las grandes familias italianas o francesas, a veces hijos de papas… Y otro tanto en la elección de los obispos, que han sido señores de horca y cuchillo en sus respectivas sedes. Todo servía para conseguir sede. Recordemos la larga pugna de las “investiduras”.

¿Y cómo se escribe la historia? Sencillamente edulcorándola. Un ejemplo en “Historia de la Iglesia Católica”, ed. B.A.C. elección del papa Dámaso I. Dice el edulcorante historiador: “Dámaso I forma uno de los pontificados más brillantes de la antigüedad cristiana… …tuvo que luchar en un principio con el antipapa Ursino; mas, dominada esta dificultad, etc.  “Dominada esta dificultad”.  Así, sin más. Irenismo histórico. Brillante pontificado –que lo fue--, Ursino y Dámaso tan amigos.

La Historia dice otra cosa. El 24 de septiembre del 366 moría el Papa Liberio. A su muerte, parte de la sociedad romana apoyó al  piadoso diácono Ursino; otra, más numerosa, al español Dámaso. Reunidos en sendos templos para dilucidar el asunto, los partidarios de Dámaso rodearon a los de Ursino y los tuvieron cercados durante tres días. Tras una lucha cruenta, lograron estos huir. Semanas más tarde y reunidos en otro templo, fueron asaltados, se produjo una batalla y murieron 160 con muchísimos heridos.

Los de Ursino huyeron fuera de Roma, se enteraron los de Dámaso,  llegaron al templo donde estaban reunidos, iglesia de Santa Inés, y provocaron una carnicería entre los seguidores de Ursino. Dámaso, temeroso de sus oponentes, había recurrido al emperador Valentiniano, que expropió la basílica de Ursino, expulsó de Roma a sus seguidores y les prohibió reunirse a menos de 30 km de Roma. Más todavía, el emperador ordenó que las decisiones de Dámaso fueron consideradas como leyes imperiales.

[Pero la cosa no terminó ahí, aunque no tengo más papel con que seguir]

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