De dimes y diretes.

por EMÉRITO AGUSTO

Haciendo un peinado por los comentarios de estos últimos días de ausencia, he leído algunas coletillas que me han provocado cierta complaciente fruición.

Afirman tales consideraciones que este blog se ha convertido, paradójicamente en contra de su idiosincrasia, en cátedra de evangelización eclesial y campo de apostolado gracias a los profundos comentarios de acreditados e influyentes doctores que tiene la santa madre Iglesia que saben responder.

Pues, a decir verdad, yo personalmente me congratulo y regocijo. Y me felicito. Porque si mis aportaciones, reflexiones y comentarios sirven a otros para afianzar, reforzar y revigorizar su debilitada o fortalecida fe, ¡¡bendito sea Dios!! Por otra parte, la reflexión ayuda a despejar o reforzar ideas, sentimientos, creencias o increencias. No impone.

Las ideas que aquí se expresan son, por mi parte, impersonales. No escribo para nadie en concreto, sino para que quienes frecuentan el blog, en su vida -ajena totalmente a mí- estén atentos para no atender sólo a engaños y tergiversaciones. No han de seguirme a mí, sino a ellos mismos.

Y pienso que quien se sienta arrastrado por esas "mis ideas" sin tamizarlas, sin reflexionarlas, sin asimilarlas, seguro que es un necio insensato. Su merma de vitalidad neuronal no dependerá de mí. Solamente de él. El tal mentecato no pasaría de seguir siendo un “crédulo”, aunque esta vez “crédulo sincredista”. Seguramente tendrá necrosada la región racional del cerebro.

Asimismo me alegro y me alborozo sobremanera de que este blog se use como púlpito o ambón para dar curso a monocordes manifiestos, sermones y peroratas, tan poco apreciadas, menos estimadas y negativamente valoradas por muchos asiduos fieles domingueros en dominicales homilías.

Y es que tener que "convencer" a los "clientes de la Iglesia" del sentido religioso, de la fe convencida, de "creer en lo que realizan", eso sí es meritorio, y merece la pena convertir en cátedra de Pedro cualquier tablado, calle plaza, ágora o plataforma. Aunque signifique “pactar con el diablo.” (al fin y al cabo, Dios negoció con Satán la firmeza de la fe del pacienzudo Job).

Pero sí digo que tales ambiciones apostólicas catecumenales no buscan la razón por el raciocinio sino que, en sagaz oportunismo, pretenden (se habla de “campo de apostolado”) la captación de prosélitos entre los "crédulos", y en eso no se diferencian en nada de los testigos de Jehová (por ejemplo). ¡Humanismo sin Credos se ha convertido en tierra de misión! ¡Pidamos al dueño de la mies que envíe operarios a su mies!

Mi profe de Filosofía nos avisaba: “Nunca discutáis con un fanático; puede terminar por convenceros”. Por eso, desde mi punto de vista, no se trata de rivalizar o de arrollar, sino de exponer. El instinto de agresividad, competitividad y revancha está fuertemente arraigado en la "mente humana"; de cualquier humano, creyente o no creyente, crédulo o incrédulo.

Per se, no existe una relación "directa" (causa-efecto) entre la creencia y los comportamientos ofuscados de ciertas personas. Sin embargo, sí es cierto que nuestro proceder se corresponde con los "convencimientos" (o ideologías) y, por supuesto, con otros móviles. El fanatismo, del signo que sea, estimula la vehemencia a partir del también instinto de "posesión" y, por tanto, de "exclusividad": posesión incuestionable de la "verdad absoluta” , o posesión del "amor" exclusivo (la maté porque era mía), ….

Desde el púlpito o ambón se intentavencer, no convencer. El doctrinario que detenta a ultranza la verdad absoluta pasará --literalmente-- sobre el cadáver de todo aquel que no se someta al rodillo de su doctrina, la cual es universal, o sea católica, y total, o sea, “totalitaria”. No es lo mismo imponer dogmas que exponer opciones.

Y primorosa perla con ostra, pero con “mala ostra”: "El verdaderamente tonto y estulto, siempre acaba fundando un Blog en internet para poder difundir mejor su pestífera y pestilente necedad" ( Tomoteo ). Y los aprovechateguis y chupópteros se valen del blog para deponer sus “nece-si-dades”. Los que echan humo por el cerebro, pertenecen al gremio de los “supergenios”. Y de esos quedáis pocos, ¡eh?.

Y digo yo. Si el blog sirve para ganar prosélitos a la causa eclesial y “fortalecer la fe”, por lógica deducción bíblica, habría que alabarlo, encumbrarlo y dispensarle dignísimos honores petrinos (“Y tú fortalece la fe de tus hermanos”). Entonces, ¿por qué tanto vituperio, insulto, descalificaciones, denuestos, bufidos o bufonadas…?

A esto, en román paladino, se le llama incoherencia.
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