| Pablo HERAS ALONSO
La actividad mental también es una actividad temporal, no sólo porque se realice "en el tiempo", sino porque exige "tiempo".
Y eso cuando el susodicho creyente lee algo. ¿Qué decir de quien no lee nada? Son personas "educadas" que pierden su "educación", que estragan su imaginación, que ya ni siquiera entienden los argumentos del otro: siempre contestan con tópicos, tienen la respuesta a flor de labios, respuesta hecha de frases hechas.
¡Incluso curas párrocos!
Esos tópicos, repetidos una y otra vez, parecen convencerles porque no son capaces de introducirse en el problema que se les presenta.
Si el mundo es de quien piensa, ¿puede uno de esos crédulos erigirse en guía de los demás? Si el mundo se ha hecho gracias a la imaginación ¿puede uno de esos crédulos ser estandarte de los que van detrás?
He aquí los tuertos seguidos de ciegos. Cada vez es menor la tropa de ciegos, porque hay cirujanos oculares caminando a su vera. El mundo que los tuertos tratan de ocultarles, es quien les va abriendo los ojos.