Hasta seis niveles de conocimiento/vivencia se pueden encontrar en las creencias, con su correspondiente nivel de rito, concretado éste en acción, oración o meditación:

a) Nivel que podríamos catalogar como metafísico, que considera y revuelve en la esencia de Dios, el alma, la libertad, el mal, la trascendencia de las acciones, etc.

b) Nivel de vivencias espirituales elevadas: comunicación y expresión; búsqueda del equilibrio con el Universo; sentimiento de unión mística con los demás (cuerpo místico)

c) Nivel ético, el que se pregunta y discierne sobre lo bueno y lo malo, sobre su fundamento, sobre los motivos de la conducta, sobre la buena praxis, etc.

d) Nivel de creencia normativa que se concreta en normas, costumbres y dogmas.

e) Nivel práctico de ritos y rutinas: asistir a..., hacer..., peregrinar...organizar… Burocracia alegre y participativa.

f) Nivel primero y primario de superstición, magia y fraude, que cree y confía en apariciones, venera fetiches, tergiversa credos, desvía sentimientos...

Los creyentes viven de manera subconsciente cada uno de estos niveles. Lógicamente, el grado de formación, instrucción y cultura, tiene que ver mucho con tal clasificación, pero no necesariamente, porque hay personas de supuesta "condición elevada" que recurren a ritos y prácticas mágicas e incluso mantienen supersticiones o gestos del nivel primario.

Incluso las así llamadas vivencias místicas, los estados místicos relatados por los santos visionarios, lo mismo se pueden encuadrar en el segundo nivel como en el sexto. Evidentemente que el nivel más peligroso para la sociedad civil es el sexto, porque, bajo pretexto de credo, admite muchos estados de verdadero fanatismo, consentido incluso por la jerarquía que regula ritos y credo, especialmente en tiempos adversos.

Una ventaja tienen las religiones sobre el resto de conocimientos, actos y comportamientos sociales: la concreción multiforme de la creencia según los diversos modos de conocer y sentir. El creyente se preocupa y trata de encauzar la unión de acción y palabra con la sucesión necesaria de reflexión y compromiso.