¡SE ACABARON LAS FIESTAS¡
En el calendario cívico, y en el religioso, de las “ferias y fiestas locales” de ciudades y pueblos, se coloca el punto y aparte estival, y en conciencia, con conocimiento de causa, creo imprescindible exponer estas consideraciones:
. A párrocos, mayordomos y “concejales delegados del Excmo. Ayuntamiento en nombre del alcalde”, les compete la edificante tarea de revisar, mediante el ejercicio de la autocrítica, y sin autosatisfacciones espurias y laudatorias “por oficio”, el desarrollo de los festejos anunciados en los respectivos programas aprobados en su día con el “Visto Bueno” de las respectivas corporaciones y, en su caso, con las bendiciones clericales.
. Lo del “en honor del Cristo, de la Virgen o de los santos y santas , patronos o patronas de la localidad”, me da la impresión de que ya está bien, y hasta sobra, a tenor de cómo se celebran tales fiestas en la actualidad, que de “santas” y religiosas , tienen poco, o muy poco, es decir, casi nada.
. ¿Pero no “asisten” a la misa solemne, quinarios, novenas y procesiones, las “autoridades civiles y militares” del pueblo, en calidad de “fuerzas vivas de la localidad”, con sus respectivos signos, títulos y predicamentos? Sí, todavía suelen hacerlo, aunque a tan tradicionales costumbres apenas si les queda un puñado de programas para desaparecer de estos los “desfiles” en los que sus protagonistas principales son ellos, tanto o más que las sagradas imágenes a las que acompañan…
. Honradamente, ¿es posible, serio y sensato llamar “religiosas” a unas fiestas a las que en realidad las definen los chiringuitos, los “botellones” y tantos otros actos y “ “actividades” que delimitan y justifican, por todos sus costados, comportamientos “populares” en los que la ética, la moral, y los desbordamientos juveniles “brillan por su ausencia”? ¿Son religiosas, y aún cívicas, unas fiestas que con tan asidua frecuencia se hacen noticias en la sección de sucesos y en los noticiarios?
. Aparte de que a los actos de culto “asisten siempre los mismos” – o menos, -a consecuencia de los fallecimientos- ¿Quién o quienes se acuerdan del santo para venerarlo e interesarse por “su vida y milagros” e imitar sus ejemplos? A los Cristos, Vírgenes y santos “taurinos”, capitaneados por san Fermín y otros, la petición principal que se les suele cursar con ritual devoción es similar a de que “nos eche un capote” y “nos libre de todo mal”.
. ¿Acaso no es hoy más necesario y urgente que se les pida, por ejemplo, que nos libre de los tentáculos de las manadas de cuadrúpedos inhumanos a la espera “festiva” de violaciones, faltas de respeto, y dispendios derrochadores, aun cuando estos procedan del “paro”, del PER, o de otras fórmulas y siglas “oficiales” o semi-oficiales? ¿Son más importantes las heridas producidas por los cuernos que las que proceden de la insensatez, la inconsciencia, la mentecatería en la diversidad de versiones, con sobresaliente mención para embriagueces, alcohólicas, o de las otras?
. ¿Se preocuparon alcaldes y párrocos de adoctrinar a sus “fieles” acerca de la necesidad que demandan sus calendarios, sobrados de fiestas, en proporción a los días de trabajo, aun cuando los índices de paro sean tales altos? ¿Acaso tiene vigencia a perpetuidad el dicho popular de que “a mal año, fiestas en él”, “¡afuera los aguafiestas¡”, “que nos quiten lo bailao” y “caiga quien caiga”?
. ¿No llegó ya la hora de que la cultura- cultura se haga activamente presente también en los programas de todas las fiestas “populares”, y los atractivos que en todo orden de cosas tengan los pueblos sean exhibidos y se muestren y expliquen a los propios vecinos y a los forasteros?
. ¿No responderán en gran parte y medida los índices de incultura, pigricia, obscurantismo y resignación que padecen ciertos pueblos a un diagnóstico que no es otro que la solícita preocupación por parte de sus autoridades a la organización de sus fiestas a las que oficialmente se sigue invitando “aprovechando gustoso esta ocasión para expresarle el testimonio de su más distinguida consideración”, en lenguaje sutilmente paleográfico?
¡Ánimo, señores párrocos y alcaldes “festivos”¡Es imprescindible civilizar y sacralizar las “ferias y fiestas” populares, en las que también se invierten notables cantidades del erario público, “pagando” a predicadores, bandas de música, banderas, banderitas y pañuelos, premios e invitaciones … Y, por favor, aunque tal operación pueda no ser electoralmente “rentable”, recorten, o restrinjan, algunos días festivos, dado que, al paso que se va en algunos pueblos, la mayoría de los días de su calendario tendrán que ser pronto impresos en color rojo…
. A párrocos, mayordomos y “concejales delegados del Excmo. Ayuntamiento en nombre del alcalde”, les compete la edificante tarea de revisar, mediante el ejercicio de la autocrítica, y sin autosatisfacciones espurias y laudatorias “por oficio”, el desarrollo de los festejos anunciados en los respectivos programas aprobados en su día con el “Visto Bueno” de las respectivas corporaciones y, en su caso, con las bendiciones clericales.
. Lo del “en honor del Cristo, de la Virgen o de los santos y santas , patronos o patronas de la localidad”, me da la impresión de que ya está bien, y hasta sobra, a tenor de cómo se celebran tales fiestas en la actualidad, que de “santas” y religiosas , tienen poco, o muy poco, es decir, casi nada.
. ¿Pero no “asisten” a la misa solemne, quinarios, novenas y procesiones, las “autoridades civiles y militares” del pueblo, en calidad de “fuerzas vivas de la localidad”, con sus respectivos signos, títulos y predicamentos? Sí, todavía suelen hacerlo, aunque a tan tradicionales costumbres apenas si les queda un puñado de programas para desaparecer de estos los “desfiles” en los que sus protagonistas principales son ellos, tanto o más que las sagradas imágenes a las que acompañan…
. Honradamente, ¿es posible, serio y sensato llamar “religiosas” a unas fiestas a las que en realidad las definen los chiringuitos, los “botellones” y tantos otros actos y “ “actividades” que delimitan y justifican, por todos sus costados, comportamientos “populares” en los que la ética, la moral, y los desbordamientos juveniles “brillan por su ausencia”? ¿Son religiosas, y aún cívicas, unas fiestas que con tan asidua frecuencia se hacen noticias en la sección de sucesos y en los noticiarios?
. Aparte de que a los actos de culto “asisten siempre los mismos” – o menos, -a consecuencia de los fallecimientos- ¿Quién o quienes se acuerdan del santo para venerarlo e interesarse por “su vida y milagros” e imitar sus ejemplos? A los Cristos, Vírgenes y santos “taurinos”, capitaneados por san Fermín y otros, la petición principal que se les suele cursar con ritual devoción es similar a de que “nos eche un capote” y “nos libre de todo mal”.
. ¿Acaso no es hoy más necesario y urgente que se les pida, por ejemplo, que nos libre de los tentáculos de las manadas de cuadrúpedos inhumanos a la espera “festiva” de violaciones, faltas de respeto, y dispendios derrochadores, aun cuando estos procedan del “paro”, del PER, o de otras fórmulas y siglas “oficiales” o semi-oficiales? ¿Son más importantes las heridas producidas por los cuernos que las que proceden de la insensatez, la inconsciencia, la mentecatería en la diversidad de versiones, con sobresaliente mención para embriagueces, alcohólicas, o de las otras?
. ¿Se preocuparon alcaldes y párrocos de adoctrinar a sus “fieles” acerca de la necesidad que demandan sus calendarios, sobrados de fiestas, en proporción a los días de trabajo, aun cuando los índices de paro sean tales altos? ¿Acaso tiene vigencia a perpetuidad el dicho popular de que “a mal año, fiestas en él”, “¡afuera los aguafiestas¡”, “que nos quiten lo bailao” y “caiga quien caiga”?
. ¿No llegó ya la hora de que la cultura- cultura se haga activamente presente también en los programas de todas las fiestas “populares”, y los atractivos que en todo orden de cosas tengan los pueblos sean exhibidos y se muestren y expliquen a los propios vecinos y a los forasteros?
. ¿No responderán en gran parte y medida los índices de incultura, pigricia, obscurantismo y resignación que padecen ciertos pueblos a un diagnóstico que no es otro que la solícita preocupación por parte de sus autoridades a la organización de sus fiestas a las que oficialmente se sigue invitando “aprovechando gustoso esta ocasión para expresarle el testimonio de su más distinguida consideración”, en lenguaje sutilmente paleográfico?
¡Ánimo, señores párrocos y alcaldes “festivos”¡Es imprescindible civilizar y sacralizar las “ferias y fiestas” populares, en las que también se invierten notables cantidades del erario público, “pagando” a predicadores, bandas de música, banderas, banderitas y pañuelos, premios e invitaciones … Y, por favor, aunque tal operación pueda no ser electoralmente “rentable”, recorten, o restrinjan, algunos días festivos, dado que, al paso que se va en algunos pueblos, la mayoría de los días de su calendario tendrán que ser pronto impresos en color rojo…