BAUTIZO DE “MONTSE”
En realidad no se llama Montse. Se llama Beatriz. Lo que pasa es que, con la “catalanización” tan perseverante a la que se nos tiene sometidos en los últimos tiempos sociales, políticos y para-litúrgicos, esta advocación de la Virgen parece prevalecer sobre otras, tanto o más genuinas, pero que no son “Morenettas”, ni, por tanto, sin expresa denominación de origen.
Conste que familiares y amigos participaron de alguna manera en la celebración del bautizo, que protagonizara el neófito, es decir, la neófita, lo que con cierta claridad daba a entender que la ceremonia había sido preparada con antelación catequística. De todas maneras, creo procedentes las siguientes reflexiones:
. En el ritual, el neófito aparece permanentemente citado en masculino. De la “niña que va a recibir las aguas regeneradoras del Santo Bautismo”, jamás se hace referencia alguna. Siempre es el “niño” y los padres y los padrinos del “niño”, los sujetos a quienes se dirigen las palabras del “Ministro de Dios” y sus adoctrinamientos. La “feminidad” de libros, signos e instrumentos litúrgicos, es tarea urgente en la reforma de la Iglesia.
. Esta habrá de llevar necesariamente consigo aprovechar la oportunidad de la presencia de familiares y amigos, con sus hijos/as respectivas para ser adoctrinados y más en lo que comporta el bautismo, puerta para la integración en la Iglesia.
. Resaltarles a los padrinos que su tarea fundamental por su propia condición es –será- la de suplir a los padres en el compromiso de impartirles a sus hijos tal enseñanza cristiana, deberá formar parte principal de las palabras sacerdotales que sean pronunciadas en la ceremonia. Conformarse los padrinos con obsequiarles en fiestas y aniversarios familiares o sociales, no es tarea sagrada.
. Aún aceptando teológica y pastoralmente la validez de la recepción del bautismo en los niños/as, sin tener aún uso de razón, no está de más el adoctrinamiento de que en la primitiva Iglesia, y en la del futuro, fueron, y serán los aspirantes a cristianos quienes opten por recibir este sacramento y cuantos compromisos conlleva.
. En la ceremonia religiosa, y en su entorno, sobran elementos sociales, en desdoro de los religiosos. Estos signos y símbolos, como unciones, capillo blanco, cirios y agua lustral, suelen pasar a segundo o tercer plano, prevaleciendo otra clase de adornos, más o menos costosos. El hecho de que, para la recepción del sacramento del santo bautismo estén establecidas las tasas correspondientes en los Boletines Oficiales de las respectivas diócesis, no parece favorecer la idea de la Iglesia, en conformidad con pautas evangélicas y conciliares.
. No es desdeñable, sino cristiana y laudable, la posibilidad que brindan estas celebraciones litúrgicas bautismales para justificar la reunión y coincidencia de familiares y amigos, que casi en exclusiva hoy tienen lugar a propósito de acontecimientos todavía sacralizados, como la Primera Comunión, bodas y entierros.
. Pero tal justificación precisa y demanda determinados límites que impongan la sensatez, a la vez que los convencimientos religiosos. A título de “ejemplo”, refiero el post bautismo gastronómico de Montse: ”Coctel de bienvenida. Entrante individual: Mariscada (gambas, langostinos, cigala y nécora). Plato principal: merluza rellena de vieiras con salsa menier, acompañada de tomatito parrilla y patata hervida, ó solomillo de reducción de oporto con un toque de boletus, acompañado de patatas rissoladas, zanahoria, diente de ajo y brécol. Postre: lingote de chocolate y avellana con helado de violeta. Café o infusión. Bebida: vino, agua, refrescos, cerveza. Barra libre”.
. Por muchos “posibles” de los que familiarmente se sea poseedor, por mucho, muy desarrollado y abundante que sea el amor paterno y abuelístico, y por pingües que hayan sido los obsequios “en metálico”, no parecen correctamente cristianos, sino fuera de lugar, tales dispendios. A la religión, y a lo religioso, les sobran demasías, excelsitudes y desbordamientos sociales.
El punto y aparte lo pone el papa Francisco destacando además que “a los hijos de las madres solteras no les pongan obstáculos los sacerdotes, para ser bautizados.
Conste que familiares y amigos participaron de alguna manera en la celebración del bautizo, que protagonizara el neófito, es decir, la neófita, lo que con cierta claridad daba a entender que la ceremonia había sido preparada con antelación catequística. De todas maneras, creo procedentes las siguientes reflexiones:
. En el ritual, el neófito aparece permanentemente citado en masculino. De la “niña que va a recibir las aguas regeneradoras del Santo Bautismo”, jamás se hace referencia alguna. Siempre es el “niño” y los padres y los padrinos del “niño”, los sujetos a quienes se dirigen las palabras del “Ministro de Dios” y sus adoctrinamientos. La “feminidad” de libros, signos e instrumentos litúrgicos, es tarea urgente en la reforma de la Iglesia.
. Esta habrá de llevar necesariamente consigo aprovechar la oportunidad de la presencia de familiares y amigos, con sus hijos/as respectivas para ser adoctrinados y más en lo que comporta el bautismo, puerta para la integración en la Iglesia.
. Resaltarles a los padrinos que su tarea fundamental por su propia condición es –será- la de suplir a los padres en el compromiso de impartirles a sus hijos tal enseñanza cristiana, deberá formar parte principal de las palabras sacerdotales que sean pronunciadas en la ceremonia. Conformarse los padrinos con obsequiarles en fiestas y aniversarios familiares o sociales, no es tarea sagrada.
. Aún aceptando teológica y pastoralmente la validez de la recepción del bautismo en los niños/as, sin tener aún uso de razón, no está de más el adoctrinamiento de que en la primitiva Iglesia, y en la del futuro, fueron, y serán los aspirantes a cristianos quienes opten por recibir este sacramento y cuantos compromisos conlleva.
. En la ceremonia religiosa, y en su entorno, sobran elementos sociales, en desdoro de los religiosos. Estos signos y símbolos, como unciones, capillo blanco, cirios y agua lustral, suelen pasar a segundo o tercer plano, prevaleciendo otra clase de adornos, más o menos costosos. El hecho de que, para la recepción del sacramento del santo bautismo estén establecidas las tasas correspondientes en los Boletines Oficiales de las respectivas diócesis, no parece favorecer la idea de la Iglesia, en conformidad con pautas evangélicas y conciliares.
. No es desdeñable, sino cristiana y laudable, la posibilidad que brindan estas celebraciones litúrgicas bautismales para justificar la reunión y coincidencia de familiares y amigos, que casi en exclusiva hoy tienen lugar a propósito de acontecimientos todavía sacralizados, como la Primera Comunión, bodas y entierros.
. Pero tal justificación precisa y demanda determinados límites que impongan la sensatez, a la vez que los convencimientos religiosos. A título de “ejemplo”, refiero el post bautismo gastronómico de Montse: ”Coctel de bienvenida. Entrante individual: Mariscada (gambas, langostinos, cigala y nécora). Plato principal: merluza rellena de vieiras con salsa menier, acompañada de tomatito parrilla y patata hervida, ó solomillo de reducción de oporto con un toque de boletus, acompañado de patatas rissoladas, zanahoria, diente de ajo y brécol. Postre: lingote de chocolate y avellana con helado de violeta. Café o infusión. Bebida: vino, agua, refrescos, cerveza. Barra libre”.
. Por muchos “posibles” de los que familiarmente se sea poseedor, por mucho, muy desarrollado y abundante que sea el amor paterno y abuelístico, y por pingües que hayan sido los obsequios “en metálico”, no parecen correctamente cristianos, sino fuera de lugar, tales dispendios. A la religión, y a lo religioso, les sobran demasías, excelsitudes y desbordamientos sociales.
El punto y aparte lo pone el papa Francisco destacando además que “a los hijos de las madres solteras no les pongan obstáculos los sacerdotes, para ser bautizados.