NIÑOS JESÚS, “DE DERECHAS”
La noticia se enmarcó a su tiempo en el pueblo castellano-manchego de Lagartera, célebre y celebrado por tantos conceptos, entre otros por la eximias labores artesanales que en él se elaboran, y célebre y celebrado también por su tipismo y por haber nacido allí nada menos que el místico Fray Juan de los Ángeles, uno de los autores clásicos más importantes de la literatura castellana. También es célebre el pueblo, perteneciente a la Campana de la Oropesa de Toledo, por haber sido elegido como marco en el que el “Maestro Guerrero” colocó diversas, sonoras y musicales escenas de la zarzuela “El Huésped del Sevillano”, y por cuyas calles todavía es obligado oír cantar el estribillo de “ ricos encajes traigo de Lagartera y de Talavera”, así como invocar la figura popular del “Padre Juan”, con la sigilosa, imperativa y devota prescripción de “¡A callar, que por las escaleras viene el Padre Juan¡”.
Y la noticia de este comentario presenta el hecho de que, días antes de la celebración de la festividad del “Corpus Christi”, de hace pocos años, - que junto con la de Toledo y la de Camuñas, es considerada como la más típica y solemne de Castilla- La Mancha-, tuvo lugar en el Museo lagarterano una bellísima y artística exposición de figuras del Niño Jesús, cuyas imágenes se suelen conservar en casas particulares, como otras tantas joyas del arte y objetos de devoción y de religiosidad popular y familiar, y ante las cuales, presentadas en sus correspondientes altares, suele detenerse la procesión del Santísimo en el día del Corpus.
La exposición, tanto por la originalidad de las piezas como por la particularidad de las mismas, hubiera merecido trascender los linderos del término municipal y aún autonómico y haber sido noticia, al menos nacional. Tal categoría de información tan noticiable se pudo lograr ese año, solo o fundamentalmente, por el hecho de que a la hora de la inauguración de la referida exposición estuvieran ausentes las personas, aún las más representativas políticamente del pueblo, alegando que los Niños –todos los Niños Jesús- eran de derechas, es decir, procedían de familias que solían optar y votar por partidos tenidos como de derechas.
Con toda legitimidad política y constitucional, por supuesto, los partidos y los partidarios de izquierdas se abstuvieron, no asistiendo al acto de la inauguración de la exposición. Huelga referir que tal ausencia fue muy comentada dentro y fuera de la Campana de Oropesa, hasta haber llegado a nosotros sus ecos, de los que aquí y ahora nos hemos limitado a reseñar algunos de ellos.
Y es que los niños, por niños, no son de derechas. Tampoco son de izquierdas. Son niños y ya está. Con ser niños, con permitir y favorecer que lo sean y con educarlos para que con el tiempo lleguen a adultos y elijan cualquiera de las opciones más o menos políticas entonces vigentes, les basta y les sobra.
La infancia por infancia no sabe –no debe saber- de terminologías políticas, sobre todo cuando estas han de referirse a modos y a comportamientos partidistas, cuyos testimonios resultan ser poco o nada constructivos y edificantes, sino exactamente contrario.
Y la noticia de este comentario presenta el hecho de que, días antes de la celebración de la festividad del “Corpus Christi”, de hace pocos años, - que junto con la de Toledo y la de Camuñas, es considerada como la más típica y solemne de Castilla- La Mancha-, tuvo lugar en el Museo lagarterano una bellísima y artística exposición de figuras del Niño Jesús, cuyas imágenes se suelen conservar en casas particulares, como otras tantas joyas del arte y objetos de devoción y de religiosidad popular y familiar, y ante las cuales, presentadas en sus correspondientes altares, suele detenerse la procesión del Santísimo en el día del Corpus.
La exposición, tanto por la originalidad de las piezas como por la particularidad de las mismas, hubiera merecido trascender los linderos del término municipal y aún autonómico y haber sido noticia, al menos nacional. Tal categoría de información tan noticiable se pudo lograr ese año, solo o fundamentalmente, por el hecho de que a la hora de la inauguración de la referida exposición estuvieran ausentes las personas, aún las más representativas políticamente del pueblo, alegando que los Niños –todos los Niños Jesús- eran de derechas, es decir, procedían de familias que solían optar y votar por partidos tenidos como de derechas.
Con toda legitimidad política y constitucional, por supuesto, los partidos y los partidarios de izquierdas se abstuvieron, no asistiendo al acto de la inauguración de la exposición. Huelga referir que tal ausencia fue muy comentada dentro y fuera de la Campana de Oropesa, hasta haber llegado a nosotros sus ecos, de los que aquí y ahora nos hemos limitado a reseñar algunos de ellos.
Y es que los niños, por niños, no son de derechas. Tampoco son de izquierdas. Son niños y ya está. Con ser niños, con permitir y favorecer que lo sean y con educarlos para que con el tiempo lleguen a adultos y elijan cualquiera de las opciones más o menos políticas entonces vigentes, les basta y les sobra.
La infancia por infancia no sabe –no debe saber- de terminologías políticas, sobre todo cuando estas han de referirse a modos y a comportamientos partidistas, cuyos testimonios resultan ser poco o nada constructivos y edificantes, sino exactamente contrario.