Audiencia a las religiosas
Las 800 religiosas del mundo entero, reunidas en Roma, tuvieron una audiencia con el papa en la sala de Pablo VI de la que hace una relación el National Catholic Reporter, firmada por Joshua J, McElwee, Era un evento muy esperado porque no se recordaba otro en el que un papa se hubiera reunido con las religiosas. De hecho el cardenal Braz de Aviz, de la congregación para los religiosos, que estaba presente dijo “que las religiosas no habían recibido palabras directas de ningún pontífice… hasta ahora”.
El pontífice habló durante 15 minutos y empezó queriendo captar la benevolencia de su auditorio, cuando reconoció, que eran ”luz del mundo” y que sin ellas la Iglesia no tendría la “maternidad, el afecto y la ternura” necesarias. Un cliché de lo que significa ser mujer, pero que imagino agradecieron porque no están acostumbradas a las alabanzas eclesiales.
El tema de las religiosas americanas estaba en el ambiente y Francisco aludió a él, cuando habló de los tres temas que tendrían que ser centrales en su vida: Cristo, la autoridad como servicio y el sentir con la Iglesia, lo que supone fidelidad al magisterio. Porque dijo, citando a Pablo VI, no se puede vivir con Cristo sin la Iglesia, no se puede amarle sin amar a la Iglesia. Y fue más allá cuando las instó en la responsabilidad de formar sus institutos con buena doctrina eclesial y amor a la Iglesia.
También trató de los tradicionales votos. Veía la necesidad de aprender la pobreza en la relación con los pobres, los enfermos y todos los que viven marginados de la sociedad, La pobreza teórica no es nada hay que hacerla real tocando la carne del pobre Cristo en los humildes, los niños, los enfermos y los pobres. Y en cuanto a la castidad les recomendó que fueran madres que generaran hijos espirituales de la Iglesia.
Francisco dejó clara la necesidad de la conformidad con las enseñanzas de la Iglesia pero sus palabras no sonaron a regañina y las religiosas que se sintieron valoradas en sus personas y trabajos agradecieron ese encuentro que les permitía el diálogo y no la confrontación. Unos y otras, navegaban en la misma nave.
Graciosa fue la anécdota que contó la hermana de la Caridad de Vedruna, Josune Arregui, secretaria ejecutiva de la UISG (Unión de las superioras generales). Al terminar la audiencia tuvo la oportunidad de hablar con el papa a quién dijo que estaba pasando una fuerte crisis de fe en la Iglesia, pero que se estaba revitalizando tras su elección. Parece que Francisco le pidió que no se preocupara porque él tenía que soportar esas fuertes crisis, un par de veces al mes. Es reconfortante saber que la cabeza de la Iglesia padece lo que todos vemos porque en su mano está resolver algunos temas.
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El pontífice habló durante 15 minutos y empezó queriendo captar la benevolencia de su auditorio, cuando reconoció, que eran ”luz del mundo” y que sin ellas la Iglesia no tendría la “maternidad, el afecto y la ternura” necesarias. Un cliché de lo que significa ser mujer, pero que imagino agradecieron porque no están acostumbradas a las alabanzas eclesiales.
El tema de las religiosas americanas estaba en el ambiente y Francisco aludió a él, cuando habló de los tres temas que tendrían que ser centrales en su vida: Cristo, la autoridad como servicio y el sentir con la Iglesia, lo que supone fidelidad al magisterio. Porque dijo, citando a Pablo VI, no se puede vivir con Cristo sin la Iglesia, no se puede amarle sin amar a la Iglesia. Y fue más allá cuando las instó en la responsabilidad de formar sus institutos con buena doctrina eclesial y amor a la Iglesia.
También trató de los tradicionales votos. Veía la necesidad de aprender la pobreza en la relación con los pobres, los enfermos y todos los que viven marginados de la sociedad, La pobreza teórica no es nada hay que hacerla real tocando la carne del pobre Cristo en los humildes, los niños, los enfermos y los pobres. Y en cuanto a la castidad les recomendó que fueran madres que generaran hijos espirituales de la Iglesia.
Francisco dejó clara la necesidad de la conformidad con las enseñanzas de la Iglesia pero sus palabras no sonaron a regañina y las religiosas que se sintieron valoradas en sus personas y trabajos agradecieron ese encuentro que les permitía el diálogo y no la confrontación. Unos y otras, navegaban en la misma nave.
Graciosa fue la anécdota que contó la hermana de la Caridad de Vedruna, Josune Arregui, secretaria ejecutiva de la UISG (Unión de las superioras generales). Al terminar la audiencia tuvo la oportunidad de hablar con el papa a quién dijo que estaba pasando una fuerte crisis de fe en la Iglesia, pero que se estaba revitalizando tras su elección. Parece que Francisco le pidió que no se preocupara porque él tenía que soportar esas fuertes crisis, un par de veces al mes. Es reconfortante saber que la cabeza de la Iglesia padece lo que todos vemos porque en su mano está resolver algunos temas.
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