Tras el estreno de la película Cónclave, con sus escenarios grandiosos y sus costumbres originales se ha levantado interés por indagar quién sería el sucesor de Francisco. Nuestro Papa es una persona mayor que, aunque impedido, sólo tiene problemas en las rodillas, pero cabe la posibilidad de que el peso del pontificado le resulte abrumador y, en un momento dado considere la posibilidad de dejar el paso a alguien más joven

            La película y esta idea son la que han desatado las encuestas sobre las posibilidades de unos y otros. La mujer que vende las entradas para entrar en los museos vaticanos viene de Sierra Leona y no oculta su ilusión de que el próximo Pontífice tenga un origen africano. Ella compara su idea con el ascenso a la presidencia de Barack Obama y ¿qué posibilidades tiene de acertar?

            Hasta nuestro Papa todos los anteriores eran europeos con lo que se ha roto una tradición y un molde. Inevitablemente se piensa que el sucesor podía tener su origen en Asia o en África, los dos continentes donde el catolicismo está más vivo y más comprometido con nuestro credo. Si miramos la asistencia a la eucaristía los católicos nigerianos presentan un porcentaje del 96% mientras que los keniatas son cerca del 76%, unas cifras inmejorables en otros continentes. También hay muchas vocaciones sacerdotales y por número de estudiantes el seminario Bigard de Nigeria, con 700 seminaristas es el mayor del mundo. Todas estas cifras nos hablan a favor de un Papa de raza negra

            Pero también se presentan obstáculos que no son menores. El tema de los abusos sexuales de los sacerdotes se ha destapado en occidente donde ya no es noticia, pero todavía no han salido a la luz casos en las diócesis africanas, pero los habrá. También hay que pensar en la cultura de estos países en los que un hombre sin una mujer no está bien considerado. Muchos sacerdotes tienen compañeras en sus primeros años de sacerdocio y engendran hijos, una práctica que abandonan si son promovidos eclesialmente

Francisco ha hecho cardenales a personas con su mismo pensamiento, liberales y comprometidos con los más necesitados entre los que se encuentran los homosexuales y personas vueltas a casar. Esta línea de compromiso ha planteado muchos problemas con muchos obispos conservadores americanos y algo semejante ha ocurrido con sedes africanas. El cardenal Robert Sarah de Guinea se revolvió contra el Papa cuando prohibió las misas de espaldas al pueblo y aceptó que el Jueves Santo las mujeres subieran al altar para el lavado de pies. Ni que decir tiene también se enfrentan a la misericordia con los homosexuales y los divorciados

            Otro problema que se presenta al nuevo cónclave es que los cardenales no se conocen entre sí. Una persona que todos conocen es el cardenal Parolin, como funcionario del Vaticano pero, a lo mejor salta, una persona con mayor carisma. Entre los posibles candidatos “africanos” se encuentra Cristóbal Robert Romero, un salesiano que es arzobispo de Rabat en Marruecos y que mantiene muchos contactos con América Latina.

Tanto Asia como África están mal representadas en el cónclave. Un posible candidato asiático es Luis Antonio Tagle, un personaje conocido por su atención a los pobres que estaba al frente de Caritas internacional pero sus posibilidades cayeron en el 2022 cuando Francisco le relevó por faltas de procedimiento y liderazgo. Otro es el surcoreano Lazarus You Heung - Sik que lidera el departamento Vaticano del Clero

Dejo al Espíritu Santo la misión de influir en el cónclave, aunque un cardenal, presente en los dos últimos cónclaves ha asegurado recientemente que no ha visto su presencia encima de los candidatos.