Los dos sínodos
Se van a celebrar a la vez, dos sínodos en la Iglesia católica, el que se ha dado en llamar “camino sinodal” que se celebra en el seno de la Iglesia alemana y el “sínodo sobre la sinodalidad” que reúne a todos los obispos mundiales y que tendrá repercusiones en la Iglesia.
El primero ha nacido a partir de las consecuencias devastadoras que han tenido los abusos sexuales del clero y la mala gestión que hicieron los obispos de estos casos lo que ha llevado a que sólo un 6% de los católicos alemanes asistan los domingos a misa. La participación en el sínodo es muy novedosa ya que los obispos han colaborado con el Comité Central de los católicos alemanes y de la asamblea forman parte el mismo número de obispos que de laicos, todos con derecho a voto. Esta participación permite vislumbrar una nueva estructura de la Iglesia que resulta escandalosa para muchos. Las conclusiones verán la luz a finales del 2023
Tan importante como el número de los que participan son los temas que tratan. No son conceptos amplios como la evangelización, la liturgia o la misión social de la Iglesia sino aquellos que están siendo comprometidos y cuestionados: balancear el poder en la Iglesia, la moral sexual, la vida de los sacerdotes y el papel de las mujeres. No pasa desapercibido que implica tocar muchos puntos calientes como la ordenación de las mujeres, las bendiciones públicas de las parejas homosexuales, el celibato sacerdotal y la participación de los laicos en el gobierno eclesial
Cuando se anunció este sínodo algunas voces se levantaron hablando de cisma y el Papa, el 29 de junio de 2019, envió una carta a la iglesia alemana recordando que tenían que avanzar en línea con la Iglesia universal reconociendo el valor del Espíritu Santo. El cardenal Marx y el entonces presidente de la conferencia episcopal, Thomas Steinberg, respondieron agradeciendo la Papa su apoyo. Hubo una entrevista entre el cardenal Marx y el pontífice para discutir alguno de los temas y el alemán reconoció que la Iglesia de su país no podía ir contra la Iglesia universal y que ofrecería sus conclusiones para que fueran discutidas por todos
Mientras todo esto pasa en Alemania el otro sínodo sigue su camino. Tiene 10 documentos el más importante se refiere a su preparación y la meta pretende que la Iglesia universal camine conjuntamente y reflexione sobre la forma de vivir en comunión, de avanzar en la participación del mayor número de fieles y de abrirse a la misión. La escucha del Espíritu en todos los católicos, pero especialmente en las minorías
Se plantean algunas preguntas ¿Cómo se escucha la voz de los jóvenes y de las mujeres? ¿Se están abriendo a los problemas que tienen las minorías? ¿Qué prejuicios y estereotipos nos influencian? ¿Cómo se identifican las metas que se tienen que conseguir? ¿Cómo se consigue la participación en la toma de decisiones dentro de una estructura jerárquica? Y otras muchas
También se abre a los problemas o tentaciones con los que se puede encontrar: no dejar que hable el Espíritu Santo, colocar el acento sobre nuestros problemas propios, tratar el sínodo como un parlamento con batallas entre bandos y la tentación de fomentar el conflicto y las divisiones
Charles Curran, de quién he cogido estas ideas, no es optimista pues piensa que los problemas van a seguir existiendo y que la idea de unidad en las cosas necesarias, libertad en las dudosas y la caridad en todas, no se alcanzará en ninguno de los dos sínodos. El alemán tiene la ventaja de que aborda los temas pendientes y que todos sus participantes reconocen que sus ideas no van a cambiar la enseñanza de la Iglesia con lo que no van a realizar nunca un cisma. Pero al final pueden acabar desilusionados y empujando a más gente fuera de la Iglesia
El “sínodo de la sinodalidad” se enfrenta a otros problemas ya que posiblemente no trate los temas que más dividen a la Iglesia y que son los que preocupan a los fieles alemanes y a otros muchos. Con lo que al terminar si no se agarra el toro por los cuernos, lo que produce pánico, se acaba la fiesta