El arzobispo de Valencia, Enrique Benavent, presidirá el funeral el sábado en Anna Adiós a Julio Ciges, sacerdote comprometido con la justicia social
Julio Ciges nos ha dejado como testamento su bondad y su apuesta por una Iglesia más sencilla, menos clerical, progresista y abierta, en diálogo con el mundo y abierta a los sectores populares y obreros
Ha sido el alma del Grup Cristià del Dissabte y del Fòrum Cristianisme i Món d’Avui, que aglutina el sector más progresista de la diócesis valentina
El primer acto del nuevo arzobispo de València, después del inicio de su ministerio episcopal el pasado sábado, fue visitar a Julio Ciges, acompañado de los obispos Salvador Giménez, de Lleida, y Joan Piris, emérito de Lleida
El primer acto del nuevo arzobispo de València, después del inicio de su ministerio episcopal el pasado sábado, fue visitar a Julio Ciges, acompañado de los obispos Salvador Giménez, de Lleida, y Joan Piris, emérito de Lleida
Acaba de morir, o mejor, de vivir su Pascua y de pasar a la plenitud del amor de Dios, el sacerdote y amigo, Julio Ciges. Nacido en 1947 en la localidad de Anna, en la comarca valenciana de la Canal de Navarrès, Ciges era, como lo definió el sacerdote Ximo Garcia Roca, un presbítero “atípico” en la diócesis de València, ya que “desarrollaba una acción profética que lo llevaba a hablar de Dios, del compromiso, de la espiritualidad sobre las que la izquierda y un cierto cristianismo postmoderno han mantenido un incómodo silencio”.
Autor de varios libros, tuve el gozo de acogerlo en el monasterio del Miracle, en agosto del año pasado, ya enfermo, acompañado de otros sacerdotes que pasaban unos días de descanso en este santuario de la comarca catalana del Solsonès. Fue cuando me regaló (y me dedicó) su libro, “La experiencia cristiana”, donde el amigo Julio narraba “el encuentro, el seguimiento y el compromiso” de su vida como discípulo de Jesús.
Julio Ciges, que ha sido 28 años párroco de la iglesia de María Inmaculada de Vera, en la Malvarrosa valenciana, y que era licenciado en psicología por la Universidad de València, ha sido el alma del Grup Cristià del Dissabte y del Fòrum Cristianisme i Món d’Avui, que aglutina el sector más progresista de la diócesis valentina. Julio siempre ha estado en parroquias obreras de la periferia de València, ya que ha sido un sacerdote comprometido con la justicia social y en la defensa del valenciano como lengua litúrgica.
Siempre atento a los más pobres y humildes
Julio Ciges, un hombre simpático, siempre atento a los más pobres y humildes, sencillo y corpulento, con un cuerpo que era como un signo de su gran humanidad y de su gran bondad, era como el alma de la resistencia en tiempos de zozobra, ya que, como decía Ximo Garcia Roca, “despierta las conciencias atormentadas y lucha contra las fronteras y defiende el valenciano en la Iglesia”.
Hace a penas unos días, ya muy enfermo, su localidad, Anna, le ofreció un homenaje y puso su nombre a una calle de este pueblo de la Canal de Navarrès.
Benavent presidirá el funeral
La capilla ardiente con su cuerpo se ha instalado en su casa de Anna y el funeral de cuerpo presente será mañana, sábado, en su localidad, presidido por el arzobispo Enric Benavent. Cabe recordar que el primer acto del nuevo arzobispo de València, después del inicio de su ministerio episcopal el pasado sábado, fue visitar a Julio Ciges, acompañado de los obispos Salvador Giménez, de Lleida, y Joan Piris, emérito de Lleida.
Julio Ciges nos ha dejado como testamento su bondad y su apuesta por una Iglesia más sencilla, menos clerical, progresista y abierta, en diálogo con el mundo y abierta a los sectores populares y obreros.
Sacerdote obrero y pastor con olor a oveja
Su experiencia como sacerdote obrero y, ciertamente, un pastor con olor a oveja, nos anima a seguir su camino para hacer posible una Iglesia centrada en la persona y en el mensaje de Jesús de Nazaret. No en los dogmas, en el Derecho Canónico ni tan siquiera en la liturgia.
Y es que Julio fue siempre un sacerdote cercano, amable y afable, con los pies en el suelo y la mirada fija en Jesús y en los hombres, sobre todo con los más desvalidos y marginados. Julio tuvo siempre sus brazos abiertos a todos y su corazón latía desde la fe y el amor a los hermanos.
Reflexiones siempre valientes
Sincero y sin pelos en la lengua, hablaba y se enfrentaba a las injusticias para poder cambiar nuestro mundo, haciéndolo más humano y más solidario. Hasta hace unas semanas, Julio me enviaba sus reflexiones pastorales y litúrgicas, desde la parroquia de Vera, siempre valientes y en la frontera.
En su Pascua, Julio nos enseña a confiar en Dios y a luchar por la justicia. Y también a reivindicar el valenciano en la liturgia, a pesar que él era de una comarca castellano-parlante. Por eso es un ejemplo, sobre todo para los sacerdotes que ponen mil pegas para celebrar la misa en valenciano.
Un Dios liberador que rompe cadenas
Como trabajador fiel y prudente, y a la vez osado y valiente, como los profetas, Julio un hombre con un corazón de niño, confiado y humilde, ya habrá sido acogido por el buen Dios, con un gran abrazo.
Julio no creía en un Dios recluido en el templo, sino en un Dios liberador que rompe las cadenas y las esclavitudes y que nos llama a la libertad.
¡Cómo cambiaría la Iglesia valenciana si tuviésemos muchos más Julios Ciges! Si tuviésemos más sacerdotes comprometidos con la realidad social, cultural y lingüística del País Valenciano.
Etiquetas