¿Sabéis quiénes son?
El provincial y su consejo de una provicia pasionista de España. Y el triponcillo de enmedio el P. General de la orden. Lo de triponcillo no es ningún insulto sino una simple constatación. Yo también lo soy.
Si resucitara mi queridísimo P. Monsegú volvía a morirse de un soponcio.
El resto de la provincia debe caber en un par de taxis. ¿Tendrá ello algo que ver con esas pintas? Los de siempre jurarán en arameo que no pero a este paso no van a tener que elegir muchos provinciales más. Pronto veremos el caso del provincial de sí mismo. Que sin duda se seguirá felicitando por lo bien que lo está haciendo. R.I.P.